La prolongada huelga estudiantil en la UNAM, como resultado de la intransigencia de las autoridades y de su propio y complicado desarrollo, entró desde hace varias semanas en una vía muerta peligrosa. De ella pudiera salir con los mejores resultados posibles para el movimiento si sus dirigentes tienen la capacidad para entender que ha llegado el momento de buscar y encontrar una salida. Por fortuna se están creando las condiciones para ello: la propuesta de los ocho distinguidos profesores hecha el pasado 27 de julio, con creciente respaldo de la comunidad académica, puede ser la base para formular el acuerdo necesario para dar una salida a la huelga, aunque no será el fin del conflicto ni del movimiento.
No es fácil para la dirigencia de la huelga aceptar la necesidad de un compromiso que esté por debajo de la satisfacción inmediata de los seis puntos de su plataforma de demandas. Se han atrincherado demasiado en esa posición. Sin embargo los líderes del movimiento tienen la obligación de reflexionar seriamente sobre la situación del movimiento cuatro meses después de iniciado y sacar las conclusiones necesarias, sin ceguera voluntarista ni infantilismo de izquierda, por el contrario deben hacerlo con frialdad y realismo.
Deberá admitirse de entrada que, pese a la justeza de sus demandas, que reflejan necesidades verdaderas de transformación y defensa de la universidad pública, el movimiento de huelga no consiguió la fuerza propia suficiente, ni los aliados políticos y sociales internos y externos, ni el eco necesario en la opinión pública, ni el apoyo de los partidos para obligar a las autoridades a dialogar y negociar seriamente una solución a sus demandas. Es así pese a lo prolongado de la huelga y a la tenacidad y firmeza de sus participantes.
En segundo lugar debe concluirse que el movimiento, visto desde fuera, ha dado casi todo lo que podía dar, se están agotando sus reservas; su atrincheramiento en la idea de que la huelga sólo puede levantarse si se cumplen sus seis demandas sin más trámite y mediante un congreso resolutivo, además de la rigidez de su discurso que no admite opiniones divergentes, pues las acusa de ser voces de rectoría o del gobierno, no son síntomas de fuerza, de firmeza; pueden ser su contrario.
Por otro lado imaginar, como algunos imaginan, que la prolongación del movimiento de huelga va a generar estallidos sociales que fortalezcan la lucha de los estudiantes, es confundir los buenos deseos con la realidad. Y esta es gris por desgracia: los partidos y grupos de izquierda que debieran adoptar una posición abierta en favor del movimiento universitario por ahora no ven más allá de lo estrechamente electoral, de la lucha por puestos de gobierno, y el movimiento sindical independiente todavía es débil y tiene sus propias preocupaciones.
De tal manera, si con realismo y responsabilidad se ve la situación, los dirigentes de la huelga debieran abandonar su atrincheramiento y retomar la iniciativa política para darle una salida a esta etapa del movimiento. La propuesta de los maestros eméritos es una buena base para llegar a un compromiso, no sólo por su contenido mismo, que puede y debe ser afinado en su texto y sus plazos, sino porque ha recibido respaldo amplio de la comunidad académica y de intelectuales de fuera de la UNAM y modifica así la correlación de las fuerzas en favor de una solución negociada, contraria a los intentos de aplastamiento del movimiento por parte de rectoría.
La realización de la propuesta de los profesores eméritos con las precisiones responsables del CGH, sería una salida exitosa a esta etapa de la lucha de los estudiantes universitarios: sería la suspensión del Reglamento General de Pagos y la apertura de la discusión de las otras demandas estudiantiles y de los problemas fundamentales de la universidad, cosa impensable antes del inicio de la huelga; sería en suma la derrota del autoritarismo. Naturalmente sería una victoria parcial, pero, a estas alturas del conflicto, Ƒhay alguien que pueda sostener seriamente que es posible alcanzar la satisfacción completa y ahora a todas las demandas del movimiento?