Ť Persiste aún la impunidad en Guatemala: ONG


Leves condenas a 25 soldados que asesinaron a 11 indígenas

Reuters, Afp, y Dpa, Cobán, Guatemala, 13 de agosto Ť Un tribunal civil de esta ciudad dictó condenas de cuatro y cinco años de prisión a 25 soldados acusados de haber asesinado a 11 indígenas, dos de ellos menores de edad, y herido más de 30 en octubre de 1995, al ser encontrados culpables del cargo de "homicidio con dolo".

La fiscalía había exigido la pena de muerte por el crimen de cometer ejecuciones extraoficiales.

María Estela López, representante legal del organismo pro derechos humanos Fundación Menchú, destacó que los soldados y su comandante ya estuvieron en prisión preventiva tres años y medio, por lo que se restará ese tiempo de sus condenas.

Afirmó que evidentemente "la sentencia fue negociada entre los jueces y el ejército", y dijo que lo que debió ser un fallo histórico apareció como "otro ejemplo de la impunidad que aún existe en Guatemala".

Este juicio fue el primero en el que militares fueron obligados a comparecer ante la justicia por violaciones a los derechos humanos durante 36 años de guerra civil. Un primer juicio fue anulado en su momento.

En el proceso que culminó este viernes, 70 testigos comparecieron durante 108 audiencias. Entre los declarantes figuraron el ex presidente Ramiro de León Carpio, quien estuvo en funciones de 1993 a 1996, y su ministro de Defensa, Mario Enríquez.

Inicialmente la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú actuó como querellante, pero se retiró del proceso luego de alegar que el tribunal no era imparcial.

Sobrevivientes de la matanza afirmaron durante el juicio que el 5 de octubre de 1995 una patrulla de 25 militares, comandada por el teniente Camilo Antonio Lacan Chaclán, ingresó al poblado Ocho de Octubre y disparó indiscriminadamente, sin que mediara provocación, contra toda una comunidad de refugiados reunida en el centro de la aldea, en la antigua finca de Xamán, para celebrar su primer año de haber sido repatriada de su refugio en México.

Sin embargo, abogados defensores de los militares afirmaron que el contingente actuó en defensa propia, pues, sostuvieron, los refugiados los obligaron a entrar a la finca y los atacaron.

La defensa había pedido que sus representados fueran condenados a dos años de prisión por el delito de "homicidio bajo estado de emoción", y argumentaron que los soldados no entraron a la aldea con intenciones de matar, enfatizando que peritajes demostraron que sólo fueron disparados 11 de los 25 fusiles que portaban los militares.

Todos los acusados proclamaron su inocencia cuando llegó su turno de declarar ante el tribunal.

La matanza ocurrió en momentos en que el gobierno guatemalteco negociaba la paz con la guerrilla bajo auspicios de la Organización de Naciones Unidas, y estuvo a punto de arruinar las conversaciones.

Pese a todo, el tribunal condenó a Lacan Chaclán y a 11 de sus soldados a cinco años de prisión por "homicidio doloso", e impuso a otros 13 militares penas de cuatro años por el cargo de "complicidad" en la matanza.

Algunos de los condenados podrán salir en libertad casi de inmediato, pues al reducir de sus condenas los tres años y medio que ya han pasado en prisión preventiva les dará posibilidades de salir bajo fianza.

El veredicto indicó que los tres jueces que tomaron la decisión sobre la condena consideraron que los soldados actuaron "con imprudencia", no con "exceso de fuerza", pues de haberlo hecho hubieran acabado con toda la comunidad ya que llevaban suficientes armas y equipos para hacerlo, por ello se cree factible que los acusados sólo hayan actuado "para defenderse".

El juez Héctor René Gálvez afirmó que "este tribunal ha cumplido con su deber de hacer justicia en Guatemala", tras deliberar con los otros jueces durante 14 horas.

El abogado de Lacan Chaclán, Harry Samoyoa, se declaró decepcionado de que los acusados no hayan sido absueltos, pero se manifestó contento de que la pena impuesta haya sido mínima y afirmó que "respetaremos el fallo del tribunal".

Lacan Chaclán dijo estar "feliz" ante el fallo pues "nosotros le pedimos mucho a Dios para salir libres... Siento mucho dolor por la muerte de ellos (los refugiados) porque todos somos personas, y ahora confío en que podamos vivir en paz".

Familiares de los soldados acusados que abarrotaban el tribunal recibieron el veredicto con gritos de "švivan los soldados!", pero René Hernández, familiar de uno de los indígenas asesinados, aseguró que los sobrevivientes de la matanza exigían penas más altas, y afirmó: "Ahora ellos están contentos por el fallo y derramaron muchas lágrimas para verse libres. Lo que no debemos olvidar son nuestras propias lágrimas y el sufrimiento que hemos padecido".