n Farsa trágica escrita por Mancebo del Castillo


Geografía..., metáfora de lo que ocurre en la aldea global

n Violencia y desencuentros, entre las aflicciones del hombre

Carlos Paul n En el horizonte más imposible se encuentra la Tierra de la Calamidad, entre el paralelo solitario y el meridiano con ninguno. Allí, las oscuras tinieblas de un cosmos geografizan la naciente Isla de la Ausencia, fragmentada en diez naciones-habitantes cuyas fronteras comienzan y terminan en el límite que marca la epidermis de un cuerpo.

Sueños frustrados, deseos nunca satisfechos, ausencias, soledades, violencia y desencuentros, son algunas de las aflicciones que esclavizan a los seres-nación que pueblan la isla.

La conversación entre ellos es algo imposible. Sus contrariedades se potencian por la falta de un otro al que se aspira y no se tiene acceso. Nada puede evitar el caos. El mar de las Calamidades castiga con escupitajos a la Isla de la Ausencia.

Como una metáfora de la aldea global se presenta Geografía (o a qué mirar las estrellas), ''farsa trágica'' de Gerardo Mancebo del Castillo Trejo, dirigida por Mauricio García Lozano, con la participación de una decena de actores de la generación 1996-2000 del Centro Universitario de Teatro de la UNAM.

 

Crear tallereando

 

Geografía... surgió tallereando con los alumnos de dicha generación. Cuando se reunieron el dramaturgo, el director y los actores ''no existía nada de nada y cinco meses después había una obra, luego ocurrió el montaje'', que es parte de un conjunto de cinco obras: La Capitana Gazpacho, que tuvo temporada de un año (y en la actualidad se escenifica en algunas ciudades del país); Rebelión o la falsa esperanza, Mamagorka y su Pleyamo, ambas en cartelera, y La comedia de las acotaciones, aún sin estrenar.

No obstante que las historias de cada una de estas obras son distintas, todas tienen un común referente, La Tierra de la Calamidad, región donde se ubica la Isla de la Ausencia, territorio este último habitado por ''diez paradojas, diez imposibilidades, diez personajes".

El imperio de los sacrificios es el hábitat de Madrita, quien se la pasa fabricando hombrecillos de masa, de nombre Unromeos con la única esperanza de que se esponje la existencia de algún príncipe azul que la haga su Julieta. Purita, de autista mirada de caracola, siempre está esperando a que baje la Estrella de Belén. Su relación: un imposible.

Atrofita, diosa griega arrojada por error a la Isla de la Ausencia, no se explica ''qué chingaos hago aquí". Asperodio, mitad duende, mitad hada, reside en la región de los sueños rotos antes de imaginar y dedica su existencia a levantar el vuelo. Su neurosis lo tiene atado a su pista de despegue.

Marrenka y Tarancinta son un par de hermanas de alas descompuestas, clavadas en sus propias ausencias. Una quiere poseer lo inaprehensible: el viento. La otra, Tarancinta, tiene una panza como de 18 meses de embarazo y piensa que es una roncha. Siempre negando la maternidad.

En otra frontera, todo ha vendido Solita, hasta su cuerpo solitario. Con la mano levantada ofrece la última cubeta de la patria que le queda, mientras el mar de las Calamidades escupe a un náufrago, pirata de profesión, que al encontrarse jefe de ninguno, intenta la conquista de un territorio en aquel su nuevo mundo.

Elmeroda, mujer de escasas escamas porque es muy poca sirena, se pone a ''cuentar" sus tres calabazas, que en realidad son cuatro. Uno, dos, tres... y otra vez tres calabazas.

Y de los más bajos túneles emerge Cosmogonio, viajero sin pensamientos propios, devorado por los ajenos.

 

Imposibilidad de comunicación

 

Cada uno de los personajes quiere lo que no puede tener y no lo tiene porque a sí mismo se lo niega, comenta García Lozano. ''Revelan la imposibilidad de comunicarse y son una metáfora de la aldea global -de la que tanto nos ufanamos- y que en realidad tan sólo es un conjunto de islas más aisladas -valga la redundancia- y encerradas en sí mismas donde las relaciones, cuando se dan, son cada vez más complejas y violentas".

El reto, agrega, es articular las distintas escenas -en las que existen algunos diálogos, sin llegar a ser una conversación-, con la presencia permanente de los diez personajes que trepidan todo el tiempo.

En ese sentido, el concepto escenográfico ideado por Philippe Amand ''busca rescatar la geografía en su conjunto y a la vez dar la sensación de isla. Lo que el espectador verá es una isla estilizada bidimensional, dividida en nueve casilleros, conectados por escaleras y plataformas, donde las relaciones de los personajes se dan de nicho a nicho; un poco como en el juego de serpientes y escaleras. Y aunque el espacio de acción para el actor es reducido, llegan a trabajar hasta una altura cercana a los seis metros".

La estética de la música tecno se combina con un vestuario que nos remite a personajes reales. Por ejemplo, ''a Madrita la convierto en una mezcla de China poblana y Julieta isabelina; el duende-hada se transforma en un oficial de migración, Solita, en una puta de La Merced, y así los demás personajes".

Humberto Busto, Grisselle Hernández, Mayahuel Tecozautla, Héctor Kotsifákis, Anís Rangel, Angélica Lara, Mariana Gajá, Yuriria del Valle, Marisa Rubio y Miguel Angel Barrera actúan en Geografía (o a qué mirar las estrellas), que se escenifica de jueves a domingo en el teatro Santa Catarina, Plaza de Santa Catarina número 10, Coyoacán.