Andy, el afán de pertenecer
Merry Mac Masters n El arte pop repunta y para muestra basta un botón. Andy Warhol, por ejemplo, fue el artista que vendió más caro en las recientes subastas de Nueva York y Londres, dice Agustín Arteaga, director del Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA). Este no era el caso, sin embargo, hace más de tres años cuando la institución empezó a gestionar la exposición del artista pop.
Lo pop, apunta Artega, había sido un arte minusvalorado, considerándose más como un elemento de transición conceptual que como una postura estética valiosa en sí misma.
En la actualidad, varias exposiciones de Warhol itineran por el mundo. La más grande, que rebasa las 200 obras, Andy Warhol: una fábrica, organizada por el Museo Guggenheim, de Nueva York, se abrió el 2 de octubre de 1998, en Wolfsburg, Alemania; después estuvo en el Kunsthalle, de Viena, Austria, y ahora se exhibe en el Palais des Beaux-Arts, de Bruselas, Bélgica. Faltaría su itinerancia al Guggenheim de Bilbao, España, y para el año 2000, la Fundacao de Serralves, de Porto, Portugal, y el Guggenheim neoyorquino.
Dentro de este panorama se inserta el proyecto del MPBA, que tiene su origen en el estudio de los postulados del arte pop. Posterior a su exhibición aquí, viajará a Europa en una versión reducida.
Fabricar su propio mito
ƑEn qué consiste el ángel de Andy? Warhol, al fabricar su propio mito, se acercó al mundo entero, afirma Arteaga. Algunos de los ingredientes que sazonaron el mito fueron su aspecto de fragilidad, su aparente timidez, su imagen de retraído, su escasa afección a las grandes conversaciones. Era un personaje presente pero distante. ''Siempre estaba allí registrando esas cuestiones básicas de su interlocutor", agrega. Pero había otros factores. Warhol era de una familia pobre de inmigrantes llegada de Europa central: blanco, católico (en 1980 se retrató sa ludando al papa Juan Pablo II), que no habla bien el idioma del nuevo país. Arteaga señala: ''Warhol no hablaba bien inglés. Se incorporó a la escuela básica sin prácticamente conocer el idioma porque siempre estuvo pegado a su madre, que no quería aprenderlo, y dentro de un ámbito rodeado por sus tías que tampoco lo hablaban". Luego, en 1968 fue objeto de un atentado a manos de una de sus actrices recurrentes con el fin de liberarse de su poderosa personalidad.
Arteaga encuentra en Warhol factores ''comunes", aunque diferentes, con Vicent van Gogh, por ejemplo. Si el holandés es un artista que sufre, que no es apreciado, Andy es un ''provinciano" que llega a la gran capital, se convierte en una figura y tiene que sobreponerse a sí mismo para integrarse a la ''socialité". Lo que lo mueve, continúa, es ese afán de pertenecer. De Warhol es la famosa frase ''en el futuro todos tendremos 15 minutos de gloria". Esa es su obsesión, el estar presente, el pertenecer. Es la idea de haber sido un outsider (forastero) a convertirse en un insider, en parte, de esa sociedad que lo excluía. Incluso ''lo despreciaba porque llevaba todas esas cosas en contra: su condición sexual, sus preferencias y sus relaciones con todo lo que hoy por hoy podemos llamar freaks. Su afán siempre por transgredir los cánones de las ortodoxias en todas las áreas desde la creación artística.
''Si lo más importante a principios de los años sesenta era la gestualidad y el heroísmo de los pintores abstractos expresionistas, él va por esa línea de la negación de la gestualidad, por esta búsqueda de lo mecánico, de la desaparición de la imagen del artista. Se envuelve en todo tipo de actividades: ser un gran promotor de figuras que a nadie le interesa, crear todo un aparato de promoción sobre un conjunto de rock, The Velvet Underground. Incluso, llega un momento en que se quiere vincular con Yoko Ono y John Lennon. Pero como Yoko Ono tiene una posición parecida, hay ese choque de personalidades y de evasión, porque los dos de alguna manera lo que querían era estar en la cima".
Para Arteaga, lo que vincula a Warhol con un mundo ''ansioso de renovación", es el hecho que abre un espacio para las nuevas generaciones, un espacio sobre todo ''libertario", de tomar riesgos y de abrir otras posibilidades.