Astillero Ť Julio Hernández López
Es imposible deslindar las palabras dichas por el presidente Ernesto Zedillo ayer en Veracruz, de los incidentes internos que vive el Partido Revolucionario Institucional, en especial en relación con Roberto Madrazo Pintado (y acaso también el de Acción Nacional, por cuanto a Vicente Fox).
Al evaluar los resultados del Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa) en una comunidad veracruzana (La Palmilla, municipio de Puente Nacional), el doctor Zedillo se lanzó abiertamente contra quienes malgastan el dinero del pueblo ``haciendo política barata'' y contra quienes pregonan soluciones fáciles y rápidas a la pobreza nacional.
Ambas impugnaciones encajan perfectamente contra el principal adversario actual del zedillismo (Roberto Madrazo, tras quien se mueven los intereses de Carlos Salinas), sobre todo en momentos en los cuales es fuertemente impugnado el candidato de Los Pinos por el retador apadrinado desde Dublín. (La posibilidad de que el mensaje también alcanzase a Fox sería por cuanto éste, con frecuencia, acude a fórmulas de increíble celeridad para solucionar conflictos graves, como el chiapaneco, al que Vicente considera resolver ``en 15 minutos'')
Dijo el presidente Zedillo en aquellas tierras veracruzanas (de las que por fortuna no había salido ayer el gobernador Miguel Alemán de vacaciones) que no es posible proponer un programa para resolver la pobreza ``de un día para otro'', y que anunciar una cosa así sería engañar al pueblo, hablar con demagogia y buscar aplausos fáciles.
Más delante, en una referencia sin destinatario expreso, pero de la cual es imposible desligar la imagen de los comerciales tabasqueños del ``¿quién dice que no se puede?'', el Presidente advirtió que ``cualquier denuncia'' en el sentido de que se trate de aprovechar el Progresa u otro programa de beneficio social ``con fines de manipulación política'', tiene que ser atendida conforme a derecho, pues ``con los recursos del pueblo no se juega, con los recursos del pueblo no se hace política barata, con los recursos del pueblo se sirve al pueblo''.
Como elaboración teórica, el discurso presidencial es aceptable, pero sería altamente plausible si llegase a manifestarse en hechos concretos. De otra manera, las arengas del jefe del Estado mexicano engrosarán el expediente de las palabras sin sentido, de las declaraciones hechas para los medios y nada más.
Si alguien ha jugado con los dineros del pueblo, haciendo política barata, el Estado, y su jefe deben actuar con prontitud y eficacia. De otra manera, el orador corre el riesgo de entregar, bellamente encuadernados, tales discursos a un sucesor practicante de las males artes denunciadas.
Los caminos del Señor...
Tal vez se necesite la luz de un milagro para entender las razones por las cuales los integrantes de la Comisión Episcopal para la Reconciliación y la Paz, de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) andan en Chiapas queriendo revivir muertos.
Tocados acaso por un rayo esclarecedor, de pronto los altos prelados de la Iglesia católica se han lanzado a las damnificadas tierras del sureste para preguntarse qué pueden hacer en relación con un conflicto que las autoridades máximas del gobierno federal han declarado en virtual empantanamiento.
La celeridad de los directivos religiosos resulta llamativa, entre otras cosas, si se atiende el hecho de que hasta el propio diseñador de la política oficial vigente sobre el tema, Francisco Labastida Ochoa (cuyas líneas de acción se siguen aplicando por parte del subsecretario encargado del despacho, Diódoro Carrasco) ha hecho saber en público que el conflicto de Chiapas sólo podrá ser resuelto después de las elecciones presidenciales del 2000.
La sacra manga
Aún así, movidos seguramente por sus obligaciones de fe que les llevan a atender a los moribundos hasta el último minuto de su existencia, los integrantes de la CEM se han sacado de la sacra manga un as de sospechosa procedencia: la propuesta de crear una nueva mediación entre las partes en conflicto, que son los zapatistas y el gobierno federal.
El matiz sospechoso proviene justamente de que esa iniciativa se acomoda a las necesidades de la nueva administración de la Secretaría de Gobernación, atosigada entre otras cosas por la evidencia diaria de que nada hacen en favor de la paz en Chiapas; ni el encargado del despacho, que simplemente sigue el recetario que le heredaron Labastida y su ideólogo contrainsurgente, Adolfo Orive, ni quien se autodenomina comisionado para el diálogo en Chiapas, Emilio Rabasa.
Por lo demás, el aterrizaje de los jefes religiosos a tierras chiapanecas (donde ayer se tomarían la fotografía con Roberto Albores Guillén, que mucho explotará esto a su favor) se da en tiempos y situaciones que les permitirán enfrentar con mejores elementos de juicio un asunto que está generando fuertes jaloneos bajo la mesa y al que el gobierno mexicano califica como asunto de seguridad nacional: el relevo del obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz.
Las maniobras contra el coadjutor
Sucede que el internacionalmente famoso obispo deberá entregar su encomienda el próximo 3 de noviembre, conforme a las reglas de edad que establece la Iglesia para sus sacerdotes. No hay pretexto ni intención de incumplir tal normatividad, si acaso la posibilidad de que se dé a don Samuel un regalo especial que consistiría en alargar la fecha de entrega del obispado hasta enero, cuando cumpla años de ejercicio religioso.
Pero ahora la batalla interna se está dando en el terreno de la sucesión, pues aun cuando con toda oportunidad se había nombrado a un obispo coadjutor, quien habría de encargarse de la titularidad del cargo cuando don Samuel pasase a retiro, ahora el clero más cargado al ámbito oficialista buscaoperar (como se suele denominar ahora a la serie de maniobras con las que se trabaja para cumplir una instrucción superior) el deseo gubernamental de que no sea el coadjutor Raúl Vera quien se quede en San Cristóbal, pues los servicios federales de inteligencia consideran que éste seguirá la huella del saliente.
En esa tarea de levantamiento de obstáculos se destaca la figura del obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, quien ha conseguido entre otras hazañas la presencia del presidente Zedillo para inaugurar un recinto religioso y a quien Arturo Montiel eleva diariamente agradecidos rezos por favores recibidos.
Así son de inescrutables los caminos del Señor.
Astillas: Años atrás, Esteban Moctezuma Barragán prometió que cumpliría a plenitud el compromiso que adquiría con los ciudadanos de ser su representante en el Senado de la República. Pero después fue invitado a participar en un proyecto desde el que indudablemente se podría servir mejor a los mexicanos, como era el diseño y la ejecución de las políticas de beneficio social del gobierno federal, tarea que, según frecuentes declaraciones del involucrado, resultaba la más satisfactoria posible. Ahora, en camino inverso, Esteban deja a los pobres del país sin atención continuada y reduce su ámbito de acción al meramente partidista, pues dejó la Secretaría de Desarrollo Social para ocupar la coordinación de la campaña de un precandidato presidencial del PRI. Y ayer retomó su responsabilidad senatorial de la que, si triunfa el precandidato cuya campaña coordina, podría pasar a un nuevo cargo federal. Vaivenes de la política moderna...