La Jornada miércoles 11 de agosto de 1999

Arnoldo Kraus
Por un México sin campañas

Unas breves palabras para un gran malestar. Unas cortas reflexiones para un nuevo mal. En los últimos meses hemos sido testigos y víctimas de precampañas, de precandidatos, de pseudopartidos, de tottípoliticos, de quasialianzas, que así como han desgastado y copado todos los medios informativos han generado un creciente malestar en la población. Todos estamos en "unas pre" tan dilatadas como huecas.

Televisión, radio, periódicos, ex presidentes y los habitantes en general nos encontramos sumidos en unas campañas que más que políticas o de grandes análisis intelectuales, parecen maratones de lavandería. Sé que las comparaciones son odiosas y por eso pido disculpas a las lavanderas; si fuese otra la comparación no las pediría, pero semejarlas con políticos las exige como un acto de mínimo respeto y ética.

Ignoro el tiempo y el espacio que ocupan los medios publicitarios para narrar o analizar los postulados de nuestros apóstoles, pero pienso que las precampañas ocupan entre la cuarta y la tercera parte de la información cotidiana. Breve respiro fue la mejor noticia de la última década; me refiero, por supuesto, al triunfo de México ante Brasil. Lo "demás", el resto de las noticias, ocupan "otros" espacios, pues oscilan entre la costumbre, la banalidad y lo normal: UNAM, Chiapas, Fobaproa y otros pequeños problemas como el de los mexicanos en el extranjero --sean ex presidentes, banqueros o trabajadores migratorios que mueren por la supervivencia de sus familias.

Escuchar a los candidatos es todo un reto. ƑQué dicen nuestros futuros presidentes? ƑRespiran mucha inteligencia o dedican la mayor parte del tiempo para hablar de sus compinches y de los yerros de los adversarios? ƑConstruyen sus campañas con sabiduría, o vindican sus apuestas recargados en las torpezas de los otros, aunque ya los otros no necesariamente son otros, sino miembros del mismo partido? ƑHemos escuchado análisis y propuestas ricas en contenido y reflexión, o más bien ideas viejas, gastadas, repetidas? ƑEs acaso maduro que el PRD proponga alianzas cuando ni siquiera cuenta aún con candidato oficial? ƑDevela lucidez escuchar que los altos dignatarios del PAN aseveren que de haber alianza Fox será al triunfador? ƑY qué decir de Porfirio Muñoz Ledo cuando ataca a Cárdenas al aseverar que es antidemocrático que siga en la jefatura del gobierno del DF? ƑO de los pactos de civilidad del PRI apenas pactados ayer y hoy rotos? ƑY qué de los madrazos contra los dedazos? ƑO bien, de la profundidad de las acusaciones entre los precandidatos del PRI en relación con la designación o no del "verdadero" sucesor --de hecho, esa una de las mejores cosas que han dicho: reconocer la deidad de nuestros presidentes al elegir a sus sucesores.

En suma: predomina el chisme y la simpleza, no la inteligencia ni el estudio político profundo. La repetición y la amoralidad de estos comentarios son un atentado contra la ciudadanía y contra la razón. Vivifiquemos a Wittgenstein: "La política es lo que un hombre hace para ocultar lo que es y lo que él mismo ignora".

Hasta aquí de jabones y lavaderos.

Hay otros pendientes en los cuales cavilar. Ni ocupar espacios en los medios publicitarios es barato, ni viajar por buena parte del país, incluidas escoltas y comitivas no pequeñas, implica ahorrar. Rentar todo lo que se usa, pagar a todos los miembros del equipo, contratar agencias publicitarias, aviones u hoteles cuesta mucho. Suelen explicarnos que siempre hay algún mecenas responsable. ƑSerá veraz o más bien nuestros impuestos son los encargados de saldar las cuentas, junto con nuestras tierras o lo que del país queda?

Es cierto que la moral y la política tienen pocas intersecciones y por eso la segunda no suele preguntarse si se puede, si se debe, o si es correcto. Es absolutamente infrecuente que el poder cavile en esas cuestiones; el "hasta dónde" es más una cuestión personal y de fuerza que de nación. Al menos en estas latitudes. El resultado es evidente: no ha sido la casualidad la que ahorca al país. El contenido de las precampañas traduce la realidad de hoy y la exigua autocrítica de la mayoría de sus personajes.

La nación debería merecer unas poscampañas --seis años no son pocos-- en donde habría que confrontar lo dicho pre con lo alcanzado pos. Al lado de las precampañas contemporáneas, los medios informativos siguen mostrando la miseria en la que vive el 40 por ciento de la población.

Los que ahora contienden por el poder y la silla presidencial han sido partícipes --Ƒarquitectos?-- durante muchos años de esa cruda situación. ƑCuánto dinero costarán las precampañas?

Prender la radio y oír a los locutores se ha convertido en un suplicio. ƑNo po-drían éstos "filtrar" y comentar sólo aquéllo que verdaderamente valga la pena? O más bien, si la (des)información seguirá siendo la misma, quizá, al menos, alcancemos el paraíso como premio por haber escuchado tanto, y tanto, y a la vez tan poco...