Plasmar en imágenes a su amada, su punto de partida
Bavcar, fotógrafo invidente
Merry Mac Masters Ť Un fotógrafo ciego que, además, nunca ha visto sus fotos. En primera instancia suena absurdo y uno no entiende de qué se trata. Pero es el caso de Evgen Bavcar (Lokavec, Eslovenia, 1946). Y no es el único en el mundo. Sin embargo, para el filósofo mexicano Benjamín Mayer Foulkes, Bavcar viene a ser la apertura de todo un canal, no sólo de fotógrafos ciegos, sino también de músicos sordos, más allá del cliché bee-thoveniano, cuya lógica se puede transportar a otros ámbitos del arte, de la estética y del pensamiento.
La primera referencia que Mayer tuvo del invidente fue en una revista a principios de los años noventa. En ese momento, el coordinador académico de la maestría en semiótica de la Universidad Anáhuac realizaba ''una tesis de filosofía que versaba sobre lo visual, la ceguera, la oscuridad...''. Más adelante le siguió la pista a Bavcar, así que ''lo busqué en Internet, me dieron su dirección, le hablé por teléfono y le dije que me interesaba saber qué estaba haciendo''.
Al decir de Mayer, la ceguera y la fotografía tienen antecedentes en México. Aquí se han hecho talleres de fotografía para invidentes. En Oaxaca tienen su propia biblioteca, la Jorge Luis Borges, ubicada en el Centro Fotográfico Manuel Alvarez Bravo, fundado por el pintor Francisco Toledo. En Nueva York hay una agencia de diseño que solamente contrata a fotógrafos ciegos.
El entrevistado apunta que lo interesante es que ''nos permite entender el hecho fotográfico a una serie de niveles normalmente latentes, pero cuando nos enfrentamos a la realidad de un fotógrafo ciego, de pronto destacan muy claramente, por ejemplo, la capacidad de síntesis de una foto. Todos sabemos que la fotografía sintetiza una gran cantidad de información, pero son capas que generalmente permanecen como una especie de punto ciego, es decir, porque asociamos la fotografía con lo visual, con la mirada''. A propósito de esto, Luna Córnea, la revista de fotografía del Centro de la Imagen, dedicará un número a la ceguera.
En seguida, Mayer habla de un ciego de nacimiento que subió a la Torre Latinoamericana, tomó una foto y estaba maravillado de haber podido sintetizar en un papelito la ruta que normalmente seguía para llegar al Instituto Nacional de la Ceguera. El filósofo anota que ''lo interesante para nosotros no ciegos es conocer esto por la mirada fresca que nos da sobre el hecho fotográfico y sobre toda una serie de planos en juego que normalmente están como olvidados''. Además ''reenfoca un arte que es central del siglo XX y de la tradición occidental completa, si lo pensamos como una tradición que privilegia lo visual desde sus orígenes griegos''.
Bavcar primero perdió el ojo izquierdo debido a un percance con la rama de un árbol. Un año después, cuando tenía 11 de edad, se quedó totalmente ciego mientras experimentaba con un martillo y una mina abandonada durante la Segunda Guerra Mundial. A los 16, el joven pidió prestada su cámara a su hermana por una muy buena razón: retratar a la chica que más le gustaba. Luego de una temporada en el instituto para ciegos de la capital, Liubliana, Bavcar se licenció en historia y filosofía. Fue nombrado primer profesor ciego de Eslovenia. Posteriormente obtuvo una beca para hacer un doctorado en filosofía en la Sorbona de París, donde se especializó en estética. En Francia fue contratado como investigador por el Centro Nacional de Investigación Científica. Se nacionalizó francés.
Hasta los 30 años Bavcar mantuvo una actividad como fotógrafo amateur tomando paisajes, retratos y desnudos. Una vez recordó haber colocado el siguiente anuncio en la revista París Match: ''Fotógrafo ciego busca modelos'', sin recibir ni siquiera una llamada. Este hecho lo llevó a comentar: ''He aprendido mucho del mundo visible gracias a la fotografía. Por ejemplo, de las mujeres, sé que necesitan ser miradas y conozco la incomodidad que sienten ante alguien que no puede verlas''.
En 1987 fue invitado por el club de jazz parisino Le Sunset a montar su primera exposición. Mayer subraya el papel desempeñado por los medios en la carrera del fotógrafo, ya que apareció en televisión y radio hablando de su trabajo. En 1988, Bavcar fue nombrado fotógrafo oficial del Mes de la Fotografía en París. Su carrera ha sido meteórica. Además de exhibir, ha participado en un gran número de actos que van desde organizar jornadas sobre literatura eslovena, dirigir seminarios, dar conferencias, ser jurado de concursos de video, colaborar en una película conceptual sobre Gaudí, participar en los filmes Las alas de la noche (Suiza) y La mirada cercana (Museo de Louvre).
Bavcar, entonces, se ha hecho parte de algo que a primera instancia le sería ajeno, es decir, el campo de la fotografía. Para Mayer ''uno podría desplegar esta misma lógica e imaginar instituciones que integraran ese afuera, eso que les es externo aparentemente, y derivar muchos provechos, no solamente a nivel investigación, de conocimiento. También serían provechos de tipo ético y político, pensando, por supuesto, en la situación de las personas, los ciegos, específicamente, y otras poblaciones con ciertas discapacidades que están totalmente aisladas de la operación cotidiana de la sociedad, porque parece que simplemente no pueden entrar''.
Agrega que la importancia de la figura del fotógrafo ciego es un ejemplo contundente de cómo personas con ciertas características ''no normales'' pueden interactuar de manera fructífera en circunstancias diversas.
Mañana, a las 19:30 horas, será inaugurada en el Centro de la Imagen la exposición El espejo de los sueños, con 84 fotografías en blanco y negro de Evgen Bavcar. Dado que una muestra de esta índole plantea muchas preguntas, con consecuencias teóricas en el campo de la filosofía, la estética, incluso de la ética, también se llevará a cabo el coloquio internacional Vista, ceguera, invisibilidad, del 8 al 10 de septiembre en el recinto ubicado en Plaza de la Ciudadela 2, Centro Histórico, en donde el fotógrafo invidente dictará la conferencia de clausura.