Fiestas de norte a sur para aprovechar las últimas horas


El eclipse del fin del mundo

Londres, 8 de agosto * Cornualles, la única región de Gran Bretaña donde el eclipse de Sol del 11 de agosto será total, está en alerta a la espera del "fatídico" día: las autoridades temen una invasión de nómadas new age y de hippies posmodernos. La amenaza real es que una marea humana de 750 mil a 1.5 millones de visitantes inunden la pequeña península rural que normalmente alberga a 500 mil habitantes. Y todo para experimentar dos minutos de oscuridad absoluta en pleno día.

Para evitar el caos, las autoridades se organizan a marchas forzadas: policías, bomberos, guardacostas y hospitales están en alerta para aplicar planes de emergencia diseñados -europeos al fin- con un año de antelación. Lo cierto es que las oficinas de turismo del suroeste de Gran Bretaña fueron desbordadas por la demanda. Encontrar un billete de tren, autobús o avión, o hallar hotel es un milagro.

Al sur de la pérfida Albión, en la festivalera ciudad de Cannes, las apocalípticas predicciones del modista Paco Rabanne sobre la destrucción de París y la región de Gers (suroeste de Francia) el día del eclipse no parecen inquietar a mediums y videntes. "Conozco a Rabanne desde principios de los años sesenta y lo estimo, pero no creo en las predicciones de desgracias", cuenta la parisiense Lidia Dejanaz, quien participa en el noveno Festival de la Videncia y de las Ciencias Paralelas que se celebra en esa ciudad del norte francés.

"ƑLa destrucción de París" No lo creo, pero tres días antes y tres días después del eclipse la gente estará perturbada, habrá peleas y algunos dormirán mal", vaticina Maryse, que ejerce sus facultades extrasensoriales en Roubaix, norte de Francia. Fernand Saysana, "maestro feng shui y astrólogo chino" de París, piensa que el 11 de agosto "no pasará nada", y en parecidos términos se expresa su colega Sarah: "El eclipse será grandioso, pero no veo nada malo, porque si no yo habría tenido una intuición".

Y es que Paco Rabanne, BRITAIN_ECLIPSE que creó su casa de modas en 1966 y la vendió 20 años después al poderoso grupo Puig, es autor, además de la fatídica predicción para el día 11, de varios libros esotéricos. Este genio de la moda se dio el lujo, antes de despedirse de su actividad de alta costura, de predecir que, el día del eclipse, pedazos de la estación espacial rusa Mir caerán sobre París, retomando así las profecías de Nostradamus.

 

Fiestas, de Río a Budapest

 

Con la característica irreverencia de los cariocas, dueños de restaurantes y organizadores de espectáculos aprovechan la creencia en el fin del mundo para organizar cenas, espectáculos y ganar algún dinero extra. El eclipse, que será visible el próximo miércoles en el Hemisferio Norte, ha sido interpretado por muchos brasileños como el día del fin del mundo, por lo que la fiesta brasileña del Apocalipsis comenzará la noche del martes.

Un club nocturno de Ipanema ofrece un espectáculo llamado Nostradamus y el fin del mundo, en el que dos conocidos actores de la televisión brasileña darán consejos sobre cómo aprovechar las últimas horas del planeta en la intimidad. Mientras, en la conocida casa Ipanema Hippopotamus, un hombre caracterizado como Nostradamus distribuirá profecías entre los clientes, en tanto que una astróloga adivinará para los parroquianos un futuro que se presume inexistente.

Pero lo húngaros se volarán la cerca: 5 mil botellas que contienen "mensajes para el futuro" serán enterradas en el sótano de la abadía de Tihany el 11 de agosto, en el marco de una obra de caridad so pretexto del día final. Personajes de la vida política fueron invitadas a comprar botellas con un valor de 40 dólares cada una para encerrar en ellas sus "mensajes para el futuro", informó el autor intelectual del acontecimiento, Sanbor Demjan. Las ganancias proporcionadas servirán para comprar aparatos de deteccción del cáncer que serán destinados a un hospital húngaro.

 

La Iglesia mexicana

 

Desde la catedral metropolitana en el Distrito Federal, el cardenal Norberto Rivera Carrera fustigó a quienes haciendo uso de "medios muy baratos" pretenden asustar a la gente profetizando el fin del mundo, en lo que fue una clara alusión a los vaticinios catastrofistas que giran alrededor del día del eclipse. "Cuando yo tenía apenas unos cuantos años decían que el mundo se iba a acabar en el 50, después que al 60 no llegaba y siguen acabándonos y aquí estamos", dijo el prelado, quien en su homilía dominical llamó a los católicos a no perder la confianza ni el ánimo ante las dificultades y a que pongan todas sus fuerzas y estrategias para salvarse de la tormenta y no hundirse. (Con información de Afp, Dpa y Notimex)