* Homenaje por sus 70 años en Bellas Artes
Soy un burgués avergonzado y ávido de sensibilidad: Carballo
Arturo Jiménez * A sus 70 años, Emmanuel Carballo (Guadalajara, 2 de julio, 1929) recapituló e hizo un alto para hablar de sus pasiones: literatura, vida, justicia, amor, amistad. Pero el crítico también criticó a los críticos improvisados:
"En México, en todos los campos y a todos los niveles, la crítica es una actitud poco practicada. Cuando se ejerce a profundidad y responsablemente suele ser subversiva".
En un mediodía de reconocimientos en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, acompañado de Fernando Curiel, Ignacio Trejo Fuentes y Dionicio Morales ųquien lo definió como "un sacerdote, un ungido"ų, el narrador y poeta también confió, amistoso, a los asistentes:
"Me considero un burgués avergonzado de sus canonjías, en constante lucha con los intereses propios de su clase y, al mismo tiempo, ávido de gozar en los suburbios del sistema las oportunidades sensibles e intelectuales que me ofrece la civilización occidental".
Entre los defectos de la crítica, Carballo señaló el diletantismo, "que viene de la condición autodidacta del crítico", y el cuatachismo, "resultante de la vida precaria de nuestras letras". Pero también cuestionó a los narradores y poetas.
"La mayor parte de los escritores mexicanos e hispanoamericanos escriben para sus amigos, y éstos, lógicamente, tienen el deber de alabarlos". Y señaló que "un escritor vale en razón directa del poder que detenta el grupo en que está inscrito, y el grupo, a su vez, vale por los escritores sobresalientes que reúne".
Otro defecto de la crítica, dijo, es el doctrinarismo. "Tanto los críticos ideológicos como los éticos, enjuician la literatura por las ideas que maneja, no por los valores expresivos que encierra", señaló.
Y volvió a confesar: "Hoy ya no le pido, como en décadas anteriores, peras al olmo. Ya no me exijo pensar y sentir como proletario, cuando estoy convencido de que soy un burgués. Ya no me hago ilusiones, la literatura no salvará en general al mundo ni en particular al hombre".
Al hombre concreto, agregó, la literatura "tan sólo le ofrecerá una larga cadena de señales que le permitan conocer la pasión, la soledad, la angustia, el desconsuelo, la proximidad de la muerte, la amistad, el amor y el apego al destino de los seres próximos y lejanos".
Soy una figura molesta
En su texto, Carballo fijó "quién soy, de dónde vengo y adónde voy", pero sobre todo habló del oficio ejercido a lo largo de 50 años: la crítica literaria. "En las letras mexicanas soy una figura molesta pero necesaria. Mi papel se presta más a la censura que al elogio, y es natural.
"El crítico es el aguafiestas, el villano de la película del oeste, el resentido, el amargado, el oso y la bruja de los cuentos para niños, el viejo sucio que viola a la chica indefensa, el maniático, el doctor Jekyll y mister Hyde. En pocas palabras, el que exige a los demás que se arriesgen mientras él mira los toros desde la barrera".
Sin embargo, aclaró que "si lo anterior fuese cierto, el oficio del crítico estaría más próximo al mundo de la delincuencia que a la ley de responsabilidades".
Mediodía dominical de claridades, Carballo se ponía a tono de manera constante: "Mis simpatías, no debo ni quiero ocultarlo, están con los disidentes, los innovadores, con los que luchan por implantar una manera de vivir distinta.
"En los momentos más significativos de sus vidas como escritores, (prefiere a) José Vasconcelos y no Antonio Caso, Ramón López Velarde y no Enrique González Martínez, José Gorostiza y no Jaime Torres Bodet, Octavio Paz y no Jaime Sabines, Juan Rulfo y no Ricardo Garibay, Carlos Fuentes y no Luis Spota".
Y precisó: "Los primeros representan la voluntad de ruptura y los segundos, al margen de sus aportaciones, la conformidad, en cierto modo, con el status quo".
Carballo, quien escribe desde hace más de 50 años y ha publicado libros de poemas, cuentos, memorias, ensayos, crítica, historia literaria, bibliografía, antologías y entrevistas, confesó casi al final: "Me he casado tres veces, tengo cuatro hijos y, aun hoy, a veces despierto y a veces dormido, creo en el amor, la amistad y la justicia''.