La Jornada sábado 7 de agosto de 1999

Adolfo Sánchez Vázquez
Ante la grave situación de la UNAM (Segunda y última parte)

La universidad no puede ser indiferente a las reivindicaciones que afectan más directamente a los estudiantes, como los reglamentos General de Pagos y de Exámenes e Inscripciones. Pero esas reivindicaciones del pliego petitorio no son suyas de forma exclusiva, ya que interesan a toda la comunidad, y toda ella debe participar en su examen y discusión. Ahora bien, la comunidad tiene que abordar, ante todo, y los estudiantes como parte indisociable de ella, los grandes problemas de la universidad, aquellos que deben ser resueltos para que nuestra institución sea lo que la nación y la sociedad esperan de ella. Problemas como el de la estructura organizativa, el financiamiento, las reformas académicas, etcétera, que, una vez levantada la huelga, han de pasar a los espacios de discusión y análisis que proponemos, espacios que no pueden abrirse sin la intención previa de levantar la huelga.

Así, pues ųinsistimosų, no se trata de levantar la huelga sin más, sino de hacerlo condicionando esta acción a la apertura de dichos espacios.

Comprendemos la inquietud, las reservas e incluso la desconfianza de los estudiantes en huelga por las garantías de que estas condiciones para levantarla sean cumplidas. Pero, de acuerdo con nuestra propuesta, la garantía está en que el Consejo Universitario establezca esos espacios sin esperar que la huelga se levante efectivamente. Debe hacerlo ųcomprometerse a elloų cuando el CGH "manifieste su intención de levantar la huelga". En ese momento ųasí lo proponemosų el Consejo Universitario "decretará la apertura de los espacios y nombrará la comisión organizadora representativa.

Esta es la condición que el Consejo Universitario debe cumplir, previa al levantamiento efectivo de la huelga. Si no la cumple, el Consejo General de Huelga, aunque haya manifestado su intención de levantarla, no estará comprometido a ello.

Por otro lado, nosotros, al ofrecernos como comisión de seguimiento, velaremos ųcomo testigosų por el cumplimiento de los compromisos de ambas partes.

Los compromisos consisten en definitiva: para el CGH, manifestar su intención de levantar la huelga, condicionado esto a la decisión del Consejo Universitario de abrir los espacios de discusión y análisis. Para éste el compromiso será: abrir esos espacios, condicionado ello a la manifestación del CGH de levantar la huelga.

Si se pone como condición la solución previa de todo el pliego petitorio, esta alternativa, por ser innegociable, por responder a la lógica del "todo o nada", haría imposible levantar la huelga y abordar los grandes problemas que plantea la necesidad de cambiar a la universidad.

Y esta condición previa no puede ser puesta como tal, no sólo porque las autoridades nunca la aceptarán, sino porque entraña cuestiones que afectan a toda la comunidad universitaria. De acuerdo con el espíritu democrático que debe abrirse paso en la universidad, esas cuestiones deben ser resueltas con la participación ųsólo posible al normalizarse la vida universitaria- de todos los sectores de la comunidad.

Nuestra función como grupo de los ocho firmantes del desplegado último terminan al seguir (o testimoniar) que los acuerdos sobre los puntos señalados se han cumplido.

Como miembros del grupo, en relación con nuestras propuestas, trataremos de esclarecerlas en los aspectos necesarios, y escucharemos todas las sugerencias que se nos hagan, con la intención de enriquecerlas y de que cumplan más efectivamente el objetivo propuesto: encontrar una salida digna al conflicto. Pero no nos corresponde modificarlas aquí, pues deben ser analizadas por el grupo.

Dadas las características que esto tiene, no de mediadores o gestores entre las partes, pues nadie nos ha pedido que lo seamos, continuaremos haciendo nuevas propuestas ųsi es necesarioų con vistas a lo que todos deseamos: una justa salida, por la vía de la razón, del entendimiento, de la comprensión, para resolver el conflicto. Pero de tal manera que esa solución permita fortalecer a la universidad como institución, la que, cumpliendo sus fines propios ha de servir a la nación y a la sociedad.

Intervención en los encuentros de los profesores eméritos firmantes del desplegado (La Jornada, 28 de julio de 1999), con la comunidad estudiantil de las facultades de Química y de Filosofía y Letras de la UNAM, convocados por los consejos de huelga respectivos y celebrados el 5 de agosto de 1999.