* Volumen que se integra con tres de sus novelas
Tríptico del carnaval recoge un sueño de mi adolescencia: Pitol
* ''El premio Juan Rulfo cambió de manera terrible mi vida''
Angel Vargas * Con su más reciente libro, Sergio Pitol consumó de manera inconsciente su sueño de adolescencia de hacer una trilogía, deseo que fue pergeñado en un juvenil viaje a Nueva York, en cuyo Museo de Arte Moderno vio un tríptico del alemán Beckman, que lo impresionó de manera profunda.
Compilación de las novelas El desfile del amor (1984), Domar a la divina garza (1989) y La vida conyugal (1991), Tríptico del carnaval (Anagrama) es un volumen en el que el escritor ofrece tres historias que, a pesar de sus marcadas diferencias, presentan un mismo matiz que les proporciona unidad, al igual que los páneles de la obra de aquel pintor expresionista.
Explicó Sergio Pitol: ''Cuando comencé a escribir El desfile del amor era una historia que tenía muy marcada en la cabeza, y la hice con la idea de que fuera una novela individual. Después, con Domar a la divina garza sentí que algunos recursos literarios, que había descubierto en el libro anterior, en El desfile... se venían repitiendo, quizá más pronunciados y radicalizados, pero la historia era diferente, más imaginativa, más grotesca; y también la pensé como una novela con unidad absoluta, con un principio y un fin.
''Y sólo cuando casi terminaba de escribir La vida conyugal me percaté de que en realidad lo que había hecho era esto: una especie de trazo de comedia humana, cuyos personajes quizá no pasan de una novela a otra, pero son biotipos de la sociedad que conozco; de mis amigos, de mis conocidos, de la gente que detesto o adoro; y los he manejado en una tonalidad que jamás había empleado, en unas situaciones que nunca había utilizado. Entonces, me di cuenta que era la realización de un sueño de adolescencia: el hacer un tríptico (...)
''Al finalizar La vida conyugal supe que había creado algo que no había sido voluntario, o cuando menos no había tenido conciencia de una voluntad que quizá era interna, un instinto que fui siguiendo para terminar este libro."
Hacer comedia de la tragedia
Entrevistado al término de la presentación de Tríptico del carnaval ųacto que se realizó la noche del jueves en Casa Lamm, con la participación de los escritores Carmen Boullosa, Juan Villoro, Hernán Lara Zavala y Mario Bellatínų, Pitol indicó que en su libro logra, como Balzac, una especie de comedia humana, pero del México contemporáneo, en el que los personajes dan la apariencia de ser reales aunque no lo son y la trama tiene un fondo histórico verídico.
Citó como ejemplo la novela que abre su más reciente volumen: ''El desfile del amor empieza con el día que México declara la guerra a los países del Eje y lo que sucede en el país a partir de esa declaración. Pero esto me sirve sólo de telón de fondo y los personajes que transitan esos espacios están movidos por sus propias pasiones, temperamentos, intereses y rapacidades. Son como un reflejo de una parte de ese momento histórico que se está viviendo".
Tras aceptar que la agrupación de las tres historias les da una visión diferente, ya que hay ''vasos comunicantes" que relativizan lo que está muy definido en cada una de ellas, autor de El tañido de una flauta, Vals de Mefisto y El arte de la fuga , entre otros títulos, abundó sobre cómo se gestó su estilo de hacer comedia de la tragedia.
''Mis primeros libros de cuentos y mis primeras dos novelas se inscriben en lo trágico. Mi niñez fue muy trágica, llena de elementos terribles y tristes, y cuando empecé a escribir salía ese tono de tragedia, no había más que muy veladamente alguna broma o cierto humor. La carga era otra, y quizá lo era porque necesitaba descargar esa tensión interna, esos recuerdos, esa memoria; tenía que liberarme de muchas cosas.
''Durante 15 años mi escritura se movió en esa tesitura. Y sin embargo, en la vida real con mis amigos nuestra conversación era siempre paródica; ridiculizando y desacralizando todo, que ha sido casi siempre mi modo de expresión: la jovialidad, la caricatura, el carnavalismo, la detractación de las glorias falsas y a veces de las verdaderas. Pero cuando me sentaba ante el papel venía otro mundo muy interior hasta que un día se agotó y me permitió descubrir esta posibilidad ya no sólo oral sino también de escritura, de un mundo caricaturesco, de un mundo como lo veía y lo contaba verbalmente."
Previo a platicar la experiencia de su primera semana como ganador del Premio Internacional de Literatura Iberoamericana Juan Rulfo, Sergio Pitol dijo acerca del estilo que se percibe en su tríptico: ''Esto no se ha acabado, en mis escritos posteriores entra esa electricidad caricatural, aunque no es el tema protagonista. Creo que en lo que voy a escribir ahora va a haber otras cosas que no sé, pero esto (la parodia y el humor) de alguna manera estará siempre jugando debajo del lenguaje e irrumpiendo en algunos momentos".
Atesorar malentendidos
En cuanto al galardón, manifestó que si bien ha recibido premios importantes como el Herralde de Novela, el Villaurrutia, el Mazatlán y el Nacional, nunca imaginó la presencia mundial del Juan Rulfo, ya que en una semana cambió su vida "terriblemente".
Detalló que desde el primer día que le fue conferido, las llamadas para entrevistas, tanto nacionales como internacionales, son interminables y a todas horas; ''y eso es demoledor para mis nervios".
''Creo que esta fatiga, este nerviosismo terminará en unos cuantos días. Pero lo que voy a agradecer es que mis libros van a tener mayor presencia, van a moverse por el mundo de otra manera gracias a este premio Rulfo", concluyó con una sonrisa.
En la presentación del libro Tríptico del carnaval, los participantes coincidieron en resaltar que la conjunción de las tres obras en un solo volumen ofrece una nueva lectura que ya se advertía en cada una de ellas, cuando tenían una existencia independiente.
La literatura de Sergio Pitol se funda en el principio de no aclarar lo que mira, sino distorsionarlo, y de fingir que la originalidad es resultado de su mala vista: ''Procura las líneas de sombra y atesora los malentendidos como un dramaturgo de la comedia del arte", apuntó Juan Villoro, quien también resaltó la capacidad del escritor por hacer que los lugares comunes se vuelvan bromas ácidas.