n Gironella, entre pintura, literatura y paráfrasis/ y II n
n Lelia Driben n
Entrevista con Alberto Gironella, realizada en 1985 y publicada en México en el arte
-ƑCuál fue la primera variación de una obra de arte del pasado que hiciste?
-La Condesa de Uta, tomada de una fotografía que me prestó Vlady. Pinté ese cuadro en una mañana. Después hice una segunda interpretación del mismo cuadro en todos los tamaños, pero lo borré porque no me gustó. Más tarde trabajé una copia muy libre -más que nada un ejercicio pictórico- de la Reina María Luisa. Copiar a Goya es muy difícil; su técnica respondía a una concepción muy especial con base en trucos. Pintaba, por ejemplo, un brazo y cuando la materia estaba todavía fresca le ponía un encaje encima y luego lo quitaba; entonces sobre la zona marcada dibujaba el arabesco con el revés del pincel y luego frotaba con una esponja o con un pedazo de trapo. Mi tercera recreación de la Reina Mariana fue una lechuza.
-ƑPor qué una lechuza?
-En literatura española se denomina lechuza a la alcahueta o la Celestina, que arregla virgos y entuertos amorosos. La lechuza es el símbolo de la sabiduría. Después está la Lozana Andaluza, otra Celestina y puta y Celestina y vieja. La reina María Luisa de Borbón era una vieja alcahueta y bruja, por eso la convertí en lechuza.
-En cuanto a los tratamientos plásticos, Ƒqué heredas de Goya y de Velázquez?
-Dentro de estructuras contemporáneas, la pincelada un tanto brutal, valentona según la jerga de los siglos XVII y XVIII.
-ƑPor qué cuando parafraseas Las meninas en la serie sitúas al Niño de Vallecas remplazando a Velázquez?, Ƒpor qué no te colocas tú en el lugar del artista?
-Velázquez es poseído por el bufón y muchas veces me imagino a mí mismo poseído por otro. El cuadro en el que pinta al Niño de Vallecas siempre me ha inquietado, el personaje en spi es sobrecogedor, misterioso, distante, de una rara serenidad; tiene una mirada de idiota inocente que beatifica. Me hace pensar, además, en esa frase de El sonido y la furia que es la nada.
-Si hubieras estado en esa estancia (de Las meninas), Ƒhabrías pellizcado, tumbado a la infanta Margarita?
-No, estaba muy fea. Velázquez pintó unas mujeres muy guapas, en el fondo era un play boy. En su inventario después de muerto se hallan puros libros de cetrería y armas de fuego. Pintaba porque tenía talento, pero no era su única actividad.
-En tus tres versiones del pudridero -basadas en Postrimerías de Juan Valdés Leal- hay una que tiene una cruz y abajo están las iniciales A.G.
-Me inspiré en los graffitis de los urinarios, en donde ponen cosas obscenas con iniciales y corazones.
-Sí, pero parece que fuera la inscripción de tu propia lápida.
-Cuando fui a Sevilla, hace poco, visité el Hospital de la Caridad, que representa la apoteosis de Don Juan y fue edificado por órdenes de Miguel de Mañara, para arrepentirse de todos sus pecados. Y sus pecados eran los que se le atribuían a Don Juan. De ahí que sea este personaje quien dé pie a la leyenda del Tenorio. En Sevilla, por otro lado, existió la familia Tenorio. Tal cual afirma Valle Inclán, el nacimiento de Don Juan es simultáneo al cierre del serrallo.
-Si pudieras entrar al pudridero de El Escorial, Ƒqué harías delante de las tumbas de Mariana y Felipe?
-Pintarlos.
-Veamos un poco algunas constantes de tu obra: por un lado ese pintar a partir de las pinturas de El Prado y por el otro al aspecto tabernario que se expresa en las etiquetas, las latas, las corcholatas.
-Sí, yo lo incorporo mediante objetos extra-artísticos o que así lo parecen, pero entran dentro del espíritu y la tradición iconográfica de España. No en vano el novelista Juan Benet ha escrito el ensayo ''El bodegón". La pintura española no tiene la grandilocuencia del arte italiano ni la serena intimidad del arte holandés. Está hecha de Maritornes, de prostitutas, de mujeres que huelen a sudor y ajo, la Dulcinea pues. Con mis formas recupero esos significados, ensamblo por aquí y por allá, utilizo los restos alimenticios con una mezcla de instinto y refinamiento, retomo los jamones que pintaba Gutiérrez Solana, porque mucho arte español surge en la taberna.
-Has contado buen número de anécdotas, algunas de muy distintas fuentes. Esa memoria tan diversa es un referente indudable de tu obra; pero Ƒcómo conjuntas en ella los más insólitos objetos y logras que todo eso se ordene con eficacia?
-De alguna manera ya están ordenados en la realidad. Si tú visitas la Lagunilla, el rastro o el mercado de las Pulgas, ves ahí revueltos pero con un orden muy particular unos aretes, una muleta, una pierna ortopédica, un libro de oraciones, láminas sueltas de mujeres desnudas, una espada vieja. Yo agarro todo ese batiburrillo y lo aíslo en el espacio del cuadro. La palabra exacta para describir tal operación no es ''pintado al óleo", sino ''pintado con nostalgia"; una nostalgia que a veces vira hacia el humor negro o hacia el humor, en general, que es la máxima distinción del creador.