En la última asamblea del Colegio de Ingenieros Petroleros de México se presentaron públicamente las nuevas cifras de las reservas de hidrocarburos en México, válidas al primero de enero de 1999; son 41 mil 100 millones de barriles de petróleo crudo y 81 billones de pies cúbicos. Sin embargo, Pemex es la única empresa petrolera en el mundo que mezcla gas natural con petróleo crudo y, como lo ha señalado la prestigiada publicación Oil and Gas Journal, comete el "horrendo crimen" de convertir gas natural en petróleo equivalente, por lo que anuncia un total de 57.7 millones de barriles de petróleo equivalente (MMBPE) en reservas "3P" (Probadas-Probables-Posibles). Este valor indicativo representa una relación combinada de reservas/producción de 26.1 años.
La resultante es un severo ajuste en cuanto a los volúmenes que se venían reportando desde el gobierno de José López Portillo, que en diciembre de 1982 dejó en 72 mil 38 MMBPE las reservas probadas y una "riqueza" petrolera potencial de 177 mil 992 MMBPE. Más recientemente, Pemex dijo al país que en diciembre de 1998, y hasta el nuevo anuncio oficial, las reservas probadas en México se componían de 60.160 MMBPE. Para esa fecha ya no se menciona la potencial riqueza petrolera.
El tema de las reservas probadas de hidrocarburos ha sido foco de polémica desde 1977, cuando el entonces director general de Pemex, Jorge Díaz Serrano, anunció que, derivado de una reevaluación técnica, el volumen de reservas probadas pasaba de 6 mil 338.3 millones de barriles equivalentes de petróleo (MMBPE) a 11 mil 160 MMBPE (más 31 mil 100 MMBPE de reservas probables y 120 mil MMBPE de reservas potenciales).
La pregunta es directa, aunque no sencilla; Ƒcuál fue, y sigue siendo, el criterio para establecer una política de reservas probadas que determina mantener una relación reservas/producción mucho mayor a la que mantienen los países productores de petróleo pertenecientes al Primer Mundo?
Revisando la "política de reservas probadas" de países desarrollados productores de petróleo como Estados Unidos, Reino Unido, Noruega o Canadá, observamos que el común denominador es que la relación reservas/producción (que es dinámica, en función de los programas de inversión en exploración) no sobrepasa los diez años (y rara vez alcanzó 13), mientras que México pasó, inexplicablemente, de un promedio de reservas/producción de alrededor de 13 años en los tiempos del estricto control técnico de los ingenieros José Colomo y Francisco Inguanzo (1955 hasta noviembre 1976), a un rango de entre 55 y 40 años entre 1988 y 1998. Con los ajustes anunciados por Pemex, y con base únicamente en el volumen declarado de reservas (3P), la nueva relación reservas/producción desciende a 27.25 años, cifra que aún sigue representando más de 2.5 veces la de los países desarrollados de referencia.
Derivado de lo anterior afirmamos que la respuesta a la pregunta, salvo corrección oficial, es que los gobiernos, desde López Portillo hasta Ernesto Zedillo, han utilizado al petróleo como garantía prendaria (remember el préstamo Clinton para "salvar" la crisis del 94-95), de allí la necesidad del "arbitraje" internacional entre empresas recomendadas por el sistema financiero internacional, y no como factor de desarrollo interno, como insiste el gobierno en presentar "nuestra" riqueza petrolera.
Todavía más grave es el hecho de que cada barril de reserva probada que se adicione a una relación reservas/producción de, digamos 12 años, representa para el país una sobreinversión en infraestructura de producción y manejo de crudo (sin contabilizar el desperdicio de gas asociado que se quema a la atmósfera), lo que significa que esos cuantiosos recursos en lugar de orientarlos al desarrollo económico-social del país van a incrementar la garantía hipotecaria que requieren las autoridades hacendarias para reforzar los "blindajes financieros" que, supuestamente, les permitiría seguir en el poder, pero los mexicanos ya aprendimos, el Fobaproa fue la última lección.