Los conflictos de carácter poselectoral en diversos municipios y juntas auxiliares en el estado de Puebla persisten a pesar de las afirmaciones de la Secretaría de Gobernación, en el sentido de que el gobierno del estado está abierto al diálogo y a la negociación. Huitziltepec, la junta auxiliar de Nativitas Cuautempan en Coyotepec, Tlatenango, Xiconcuautla y Hueytamalco, son algunos ejemplos de esta situación.
El hecho de que subsistan conflictos de carácter poselectoral en juntas auxiliares y municipios varios meses después de los comicios del 8 de noviembre pasado pone de manifiesto una serie de fallas y vacíos existentes en la Ley Orgánica Municipal para solucionar confrontaciones e inconformidades ciudadanas en comunidades, sobre todo en el ámbito rural. Por lo general, las diferencias entre autoridades auxiliares y municipales, entre regidores o entre pobladores y gobiernos locales, se resuelven con negociaciones o pláticas dirigidas por las diferentes instancias con que cuenta la Secretaría de Gobernación estatal, lo que da un carácter de discrecionalidad a esta dependencia. Esto quiere decir que los cabildos y el Congreso del estado en muchas ocasiones son hechos a un lado para resolver esas disputas.
Esta situación debe servir para iniciar una profunda revisión del marco legal que rige a los municipios y juntas auxiliares para establecer mecanismos eficaces en la solución de conflictos, delimitándose exactamente qué tipo de problemas deben solucionar los cabildos, la Secretaría de Gobernación, el Congreso del estado, y cómo deben abordarse los problemas cuando algunas de estas instancias resulte rebasada por estas circunstancias.
También debe existir un tribunal electoral que siempre esté listo para resolver o atender las inconformidades que persisten entre los pobladores acerca de los resultados obtenidos después de los comicios, ya que en muchas ocasiones este malestar genera crisis de ingobernabilidad que no se pueden superar a lo largo de los tres años que duran los gobiernos municipales.