Jesús Martínez Saldaña*
¿Qué pasó con el 10 por ciento?

Las deudas del gobierno mexicano con nuestra población migrante se acumulan irremediablemente día a día.

Gracias a la irresponsabilidad de nuestras autoridades han quedado paralizados temas tan significativos como el voto de los mexicanos en el extranjero, la redefinición de las tareas consulares, la violencia fronteriza que cobra nuevas vidas a diario, y un sinfín de asuntos más.

Ahora ha salido a la luz pública otro tema de gran importancia: la existencia de un fondo que concentró 10 por ciento de los ingresos de todos los mexicanos que participaron en el Programa Bracero (1942-65). El problema afecta los intereses de los 4 y medio millones de personas que participaron en el programa, creado durante la Segunda Guerra Mundial por los gobiernos de México y Estados Unidos para proveer mano de obra a una economía estadunidense que había sido reorientada para combatir el fascismo en Europa y Asia.

Como suele ser el caso, gran parte del problema radica en la falta de responsabilidad de las autoridades ante los ciudadanos que han tenido que emigrar al norte para ganarse una vida digna.

Al firmar el contrato para irse a trabajar en la agricultura o industria ferroviaria estadunidense, cada migrante aceptaba la reducción del 10 por ciento de sus ingresos. Según la quinta cláusula de dicho contrato, el dinero sería ``reintegrado a su regreso al punto de origen en forma de créditos a su cuenta en el Banco de Crédito Agrícola de México, en moneda corriente de los Estados Unidos Mexicanos, al tipo de cambio de la fecha en que el banco mencionado haya recibido la cantidad correspondiente''.

Lamentablemente, parece ser que casi ningún bracero recibió el dinero adeudado. Según Ventura Gutiérrez, dirigente de la Red Internacional en Defensa de los Derechos Plenos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias, se calcula que sólo el 1 por ciento de los braceros pudo recuperar su dinero, desconociéndose el paradero del resto de los ingresos braceros.

En la actualidad todavía sobreviven muchos braceros. Muchos de ellos, como asegura Gutiérrez, viven en la extrema pobreza, abandonados, y sin siquiera saber sobre la existencia del fondo.

Ahora, gracias a los esfuerzos de la organización dirigida por el activista originario de Puruandiro, Michoacán, se han iniciado esfuerzos para reclamar el dinero que justamente les corresponde a los migrantes o sus familiares sobrevivientes. Se han dirigido a la Presidencia de la República y a la Secretaría de Relaciones Exteriores sin recibir todavía respuesta oficial.

La campaña ha logrado unir a decenas de miles de personas y el 23 de julio, en el 57 aniversario de la creación del Programa Bracero, concentrarán a los migrantes en la ciudad de Querétaro. Si no se recibe una respuesta oficial iniciarán una marcha al Distrito Federal hasta llegar a la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

¿Cuánto se le debe a los braceros? La suma es desconocida por los activistas. Sin embargo, consideramos que la deuda del gobierno mexicano con los braceros no debe limitarse a lo económico.

Durante la existencia del programa nuestro gobierno fue incapaz de cumplir las obligaciones que le correspondían. Por ejemplo, los consulados tenían la responsabilidad de inspeccionar las condiciones de trabajo y vivienda de los trabajadores. Esto rara vez se cumplía de manera adecuada. De acuerdo a un estudio hecho por el famoso migrante- activista Ernesto Galarza, los braceros padecían de una explotación sistemática en Estados Unidos, pero los consultados no siempre deseaban presentar las quejas correspondientes. En muchas ocasiones, escribe Galarza en Merchants of Labor: The Mexican Bracero Story, existía una alarmante falta de personal consular, un problema que se originaba en un inadecuado presupuesto que el gobierno mexicano asignaba. Cita el caso del consulado de Sacramento, el cual tenía responsabilidad territorial sobre un área geográfica de 18 condados californianos.

En la actualidad el gobierno de México tiene un acuerdo laboral con el gobierno canadiense, por medio el cual se reclutan varios miles de trabajadores para contribuir a la agricultura del vecino país. Al igual que los braceros originales, los actuales migrantes en Canadá no pueden gozar del derecho de sindicalización, lo cual les impide lograr mejores ingresos y condiciones de trabajo.

Además, en Estados Unidos hay gran interés por establecer un nuevo Programa Bracero, obviamente inspirado en el original.

¿Hasta cuándo saldará el gobierno mexicano sus deudas con los migrantes de ayer, hoy, y mañana?

*Miembro de la Coalición de Mexicanos en el Exterior Nuestro Voto en el 2000 y la Alianza Binacional por el Voto Sin Fronteras.

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