La existencia de varios candidatos a la Presidencia no demuestra ni calidad en todos los que han sido nominados, ni consolidación de la opinión pública a favor de ninguno de ellos.
El problema en este momento no es escoger una gente para ocupar la Presidencia, sino encontrar un conjunto de ideas, de principios, que permitan trabajar dentro de las finalidades dominadas por la idea principal de que los gobernantes deben actuar para beneficio de la población y no para enriquecer sus bolsillos o para tomar una posición de dominio.
A mi entender, el gran problema es encontrar este conjunto de principios que orienten a la ciudadanía.
Se trata de crear un gran movimiento ciudadano que se mueva por principios bien definidos y no reforzar pequeños grupos entre sí combinados para compartir las ventajas del poder.
Creo que de los muchos candidatos que han sonado como posibles para el año 2000, el que ha demostrado mayor firmeza en sus convicciones y capacidad para llevarlas a cabo es el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, a pesar de las dificultades que ha tenido para enfrentarlas y cuyo esfuerzo parece menor de lo que en realidad es. Quien piense con sensatez y juzgue con equilibrio, tendrá que reconocer la gran obra, siguiendo la de su padre, que está llevando el jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Esperamos que la mayoría de la sociedad mexicana capte la situación y emita sus votos en forma definida para favorecer la presidencia de Cuauhtémoc Cárdenas.