Ť La gastritis de Platón Ť

Ť Antonio Tabucchi Ť

Dedicado ''a la querida memoria de Leonardo Sciascia y Pier Paolo Pasolini'', el libro editado de forma más reciente en español del maestro italiano Antonio Tabucchi, La gastritis de Platón (La gastrite di Platone), contiene ųademás de los fulgores del genio, también autor de Sostiene Pereiraų una reflexión profunda acerca del papel del intelectual en la sociedad. A partir de un artículo de Umberto Eco publicado en L'Espresso, Tabucchi sostiene ensayística epistolar con Adriano Sofri, antiguo líder de las organizaciones de izquierda Potere Operaio y Lotta Continua, que fue condenado a 22 años de cárcel junto a dos compañeros como presuntos instigadores del asesinato del comisario Calabrese, en 1972; sentencia tan polémica que ha sido considerada como un nuevo affaire Dreyfus por gran parte de la intelectualidad italiana, debido a sus irregularidades. En uno de los epígrafes de este volumen, el propio Tabucchi cita un párrafo de la sentencia contra Sofri, redactada por el magistrado: ''Esta diabólica puesta en escena es también el contenido de dos relatos publicados no por casualidad coincidiendo con el inicio del proceso en primera instancia ųUna historia sencilla, de Sciascia-- y en segunda instancia --ƑEl aleteo de una mariposa en Nueva York puede provocar un tifón en Pekín?, de Tabucchių". Para nuestros lectores y a manera de adelanto elegimos un fragmento de este libro, que reproducimos con la autorización de editorial Anagrama.

antonio-tabucchi-2 ƑCuál es la figura del intelectual que nos propone hoy Umberto Eco en el artículo de L'Espresso que te mencionaba? Te cito un fragmento: "Si se les toma por lo que saben decir (cuando son capaces de ello), los intelectuales son útiles para la sociedad, pero sólo a largo plazo. A corto plazo, únicamente pueden ser profesionales de la palabra y de la investigación que pueden administrar una escuela, ser los encargados de prensa de un partido o de una empresa, tocar el pífano en la revolución, pero que carecen de una función específica propia. Afirmar que trabajan a largo plazo significa que desempeñan su tarea antes y después de los acontecimientos, pero nunca en el curso de los mismos. Un economista o un geógrafo podían lanzar una voz de alarma acerca de la transformación de los transportes por vía terrestre en el momento de la entrada en escena del vapor, y podían analizar las ventajas y los inconvenientes futuros de tal transformación; o llevar a cabo cien años después un estudio para demostrar cómo aquella invención revolucionó nuestra vida. Pero en el momento en el que las empresas de diligencias se estaban arruinando y las primeras locomotoras se detenían por el camino, no tenían nada que proponer o, en cualquier caso, bastante menos que un postillón o un maquinista, y haber invocado su alada palabra hubiera sido como reprochar a Platón el que no hubiera propuesto un remedio para la gastritis".

(...) Sin embargo, dado que al llegar a este punto la definición del intelectual se hace tan difícil de captar y de especificar, me parece importante un ulterior intento de desenredar la madeja con un "retrato" que nos ofrece Blanchot: "ƑQué ha sido de los intelectuales? ƑQuiénes son? ƑQuiénes merecen serlo? ƑQuiénes se sienten descalificados si se les define así? ƑIntelectual? No lo es ni el poeta ni el escritor, ni el filósofo ni el historiador, ni el pintor ni el escultor, no lo es el sabio, aunque se dedique a enseñar. parece que no se puede ser intelectual siempre, y que tampoco es posible serlo exclusivamente. Es una parte de nosotros mismos que no sólo nos distrae momentáneamente de nuestra tarea, sino que nos devuelve a lo que se hace en el mundo para juzgar o apreciar eso que allí se hace. Dicho de otra manera, el intelectual está tanto más cerca de la acción en general y del poder en la medida en que no se mezcla en la acción y no ejerce un poder político. Pero sin desinteresarse por ello. Al distanciarse de la esfera política, no se aleja de ella, sino que intenta conservar ese espacio de retirada y ese esfuerzo de retiro para aprovechar esa perspectiva que lo aleja al objeto de instalarse allí (aún en instalación precaria), como un centinela que no está ahí sino para vigilar, para mantenerse despierto y esperar con una atención activa en la que se expresa menos la preocupación por sí mismo que la preocupación por los demás.

"Así pues, Ƒel intelectual no es mucho más que un simple ciudadano? Sería ya mucho. Un ciudadano que no se contenta con votar según sus necesidades y sus ideas, sino que, tras votar, se interesa por lo que resulta de ese acto único y, guardando las distancias respecto a la acción necesaria, reflexiona sobre el sentido de esa acción y, según las ocasiones, habla y calla. El intelectual no es, por lo tanto, un especialista en la inteligencia: Ƒserá acaso un especialista en la no especialidad? La inteligencia, esa inclinación del espíritu tendiente a hacerle creer que sabe más de cuanto sabe, no hace al intelectual.

El intelectual conoce sus límites, acepta el pertenecer al reino del espíritu, pero no es crédulo, duda, aprueba cuando es necesario, no aclama. He ahí por qué nunca es hombre de compromiso, según una infeliz definición que a menudo, y con toda la razón, sacaba de sus casillas a André Breton. Pero ello no quiere decir que no tome partido; por el contrario, habiendo decidido según el pensamiento que le parece más capital, pensamiento acerca de los peligros y pensamiento contra los peligros, es obstinado, es perseverante, ya que no hay coraje más fuerte que el coraje del pensamiento" (M. Blanchot, cit, pp. 12-14).

(...) Respecto a mí, yo, querido Adriano Sofri, hoy, ahora, en cuanto intelectual (o, mejor dicho, en cuanto escritor, que es algo diferente, aunque sustancialmente igual), quiero vivir en mi hoy y en mi ahora: en lo Actual. Quiero ser sincrónico con mi Tiempo, con mi mundo, con la realidad que la Naturaleza (o la Casualidad, o Cualquier Otra Cosa) me ha concedido vivir en este preciso momento del Tiempo. La idea de ser diacrónico para cuando los nietecillos de todos los alcaldes de Italia lleguen a la edad de la razón, no me seduce en absoluto. En pocas palabras, si algún Platón o quien haya provocado en su lugar una gastritis tal que hasta el Derecho se resienta del estómago, y si incluso tú (lo que me parecería legítimo) sintieras un poco de acidez en el píloro, Ƒqué podría decirte de intelectual a intelectual? ƑQue te tomes todas las mañanas una cucharadita de sal de magnesio durante veinte años y verás cómo se te pasa?