Ť El carácter ''internacional'', de parte de grupos universitarios


Satisfactorio festival de danza en SLP

Jorge Anaya, La Jornada San Luis, San Luis Potosí, SLP, 1o. de agosto Ť Sería una exageración decir que la más austera de las ciudades coloniales mexicanas ha sido tomada por asalto por una cáfila de danzarines, coreógrafos, expertos y diletantes de la danza, y que no se habla de otra cosa en sus ámbitos ųsobre todo ante el escándalo financiero-político de Unicrerų; pero el saldo al término del 19 Festival Internacional de Danza de San Luis Potosí arroja buenos números: presentaciones de 12 grupos de Tijuana, Mérida, Hermosillo, Guadalajara, Xalapa, México, Distrito Federal y San Luis Potosí, así como de Nueva York; 12 cursos en proceso, entre ellos dos dirigidos a niños, y un encuentro de críticos y periodistas que hoy llegó a su culminación.

Con entradas de regulares a buenas, el festival ha cumplido su cometido de ser un escaparate de la danza contemporánea nacional y un punto de encuentro entre grupos de trayectoria y formaciones en proceso de maduración, cuyos pecadillos no han sido perdonados en las ruedas de prensa matutinas, que a veces, por obra de algunos gurús de los medios capitalinos, más han parecido juicios sumarios. En cambio, la pretensión de internacionalidad quizá sea un poco arriesgada, ante la presencia de grupos sobre todo universitarios, la mayoría de países latinoamericanos, y ninguna presentación que pueda llamarse de bandera.

La función inaugural ųel sábado 24 de julioų corrió a cargo del Ballet Independiente de la Ciudad de México, cuya segunda propuesta, Lo que queda es el silencio, causó buena impresión con su denuncia de la intolerancia y la discriminación. La noche siguiente, la presentación del Hunter College de Nueva York agradó al público pero desilusionó a la crítica, que reprochó el abuso de la cámara negra, los pasos cortados y los movimientos sin sentido. Peor le fue al Ballet Cámara de la Frontera, de la Universidad Autónoma de Baja California, cuya puesta en escena se consideró muy elemental.

El grupo potosino de teatro-danza Rinoceronte enamorado, con El cuarto de sol ųrecreación libre de un encuentro real entre Carmen Mondragón y Lola Alvarez Bravoų, escenificado en un auditorio menor, tuvo el único lleno total hasta el momento y le hizo sombra a las presentaciones del Teatro de la Paz, donde Tiempo de bailar, de Distrito Federal, y Creach Company, de Estados Unidos, compartieron función. Vicente Silva arrancó aplausos y una que otra carcajada con El buitre, reflexión sobre el liderazgo en las relaciones de grupo y de pareja, mientras Body Politics, del grupo estadunidense, incursionó en la dialéctica del poder y volvió a dividir a público y crítica.

El grupo Umbral, de Mérida, intentó comunicar los símbolos del alto culto maya, en una coreografía de sorprendentes cambios de ritmo. Jaque Mate, de la Compañía de Danza Contemporánea de Yucatán, sorprendió por su audaz alegoría de la vida y la muerte en un tablero de ajedrez y ha sido quizá la propuesta más exitosa de esta primera semana.

El grupo Antares, de Hermosillo, provocó impaciencia con sus prolongadas pausas entre cuadros, pero ganó simpatía con su irónica visión de las relaciones de pareja. Mientras, el grupo potosino Marcapaso tuvo el arrojo de presentar una puesta aún inconclusa: Huaria pamushcas... hijas del viento, donde sin embargo mostró cohesión y un trazo efectivo.

Barro Rojo, de la ciudad de México, ha representado uno de los momentos culminantes del festival, con seis coreografías cargadas de sombras cotidianas. El público potosino, cuyo supuesto conservadurismo quedó muy mal parado con la reciente presentación de La última tentación de Cristo, de Scorsese, en la Universidad Autónoma sin siquiera un rasgamiento de vestidura, se mostró desconcertado, pero apreciativo con Sebastián, los tormentos de la pasión, que incluye una cruz, un desnudo, veladoras y autoflagelación. En cambio, la propuesta del grupo Danza Contemporánea Universitaria, de Xalapa, fue poco comprendida, excepto en su parte final, recreación del mito de Eva.

El sábado 31, la veterana formación Contempodanza, de Cecilia Lugo, mostró su dominio del público con una propuesta ecléctica que incluía aires españoles y danzón y que algún crítico desdeñó como ''la misma del año pasado''.

En el encuentro de críticos de danza, Canal 13 de San Luis Potosí otorgó el premio de periodismo Luis Bruno Ruiz por su cobertura del acto a Juan Hernández, del diario Unomásuno. También una periodista ausente, Raquel Peguero, de La Jornada, recibió el reconocimiento de sus colegas por su papel en el esclarecimiento del caso Nellie Campobello. Mientras tanto, viejos trabajadores del Instituto Potosino de Bellas Artes, que se habían instalado en plantón ante el palacio de gobierno la víspera de la inauguración del festival, accedieron a levantarlo con la promesa de que se les reconocería su derecho a una jubilación digna, sin que hasta ahora haya noticias sobre el cumplimiento de la oferta. (Con información de Miriam Perales, Ruth Ramírez, Verónica Rodríguez y Jorge Saldaña)