El acceso de las mujeres al conocimiento
Pedro Bosch y María Isabel Galán
Maldiciendo va el buen rey
Mujer guerrera (Rodas)
Se dice que este siglo ha sido, y con justa razón,
tanto el siglo del conocimiento como el de las mujeres. Es más,
se podría afirmar que ha sido el del acceso de las mujeres al
conocimiento, y no es que en épocas pasadas no hayan existido
mujeres eminentes y cultas, cultísimas, tan doctas y sensibles
como una Santa Teresa de Ávila o una Gabriela
Mistral. Ciertamente, cuando un ser humano es brillante y ha decidido
destacar o llevar a cabo una vocación, hombre o mujer, lo hace
sin reparar en las trabas que la sociedad le imponga, y allí
está la vida de nuestra Sor Juana para probarlo.
Sin embargo, para la mujer común y
corriente, para esa que es como nuestra prima o nuestra
tía, que ha aprendido a plegarse, no le ha sido fácil
acceder al mundo del conocimiento. Hasta muy recientemente, aun en los
países que se han dado por llamar "desarrollados", las trabas
eran infinitas y oficiales. Otto Hahn, que junto con Lisa Meitner y
Fritz Strassman descubrieron la fisión nuclear, cuenta
(refiriéndose a Meitner, que llegó de Viena a
Berlín en el otoño de 1907):
"En aquellos días no se permitía a las
mujeres trabajar en el Instituto Fischer. Cuando le planteé la
colaboración a Emil Fischer, le otorgó un permiso a la
señorita Meitner para que trabajara conmigo en la
carpintería de la planta baja del instituto (Otto Hahn se
refiere al local en el que estaba instalado su laboratorio y que
había sido una carpintería), donde se llevaban a cabo
las medidas de radiactividad; le solicitó, sin embargo, que no
entrase a los cuartos de estudio del piso superior ya que
sentaría un mal precedente."
En México, si bien no se cantaban mal las
rancheras, un poco antes, en 1887, por primera vez una mujer, la
doctora Matilde Montoya, obtuvo el título de médico
cirujano en la Escuela de Medicina de México. Estuvo encargada
del gabinete de aplicaciones y operaciones eléctricas y del
perfeccionamiento de las formas, así como del de tersura de la
piel por medio del masaje eléctrico en la Institución
Médico-Eléctrica que existió en la ciudad de
México, en la que hoy es 1Ű Calle de Venustiano
Carranza.
Desde entonces, el número de mujeres
científicas no ha hecho más que aumentar. Global-mente,
en nuestro país el porcentaje femenino de estudiantes en el
área de ciencias naturales y exactas, en las dos últimas
décadas, aumentó de 37 por ciento en 1980 a 44 por
ciento en 1997. Sin embargo, las opciones educativas tradicionalmente
femeninas, como el área de educación o la de
humanidades, siguen teniendo una mayor proporción de mujeres:
en 1980 había 57 por ciento, y para 1997 había 65 por
ciento.
ƑA qué se debe esa diferencia?
ƑCultural-mente se orienta la elección de la carrera hacia
esas áreas desde edades tempranas? ƑEl sistema educativo
hace alguna diferenciación en la forma de educar a los
niños y a las niñas, definiendo sus gustos y
preferencias científicas? Son preguntas que por ahora quedan
abiertas.
Sin embargo, aunque esas cifras podrían
interpretarse de distintos modos, es indudable que gracias a la
información y a las nuevas tendencias de nuestra sociedad las
mujeres comunes y corrientes han tenido acceso a la
educación, al conocimiento y, por ende, a la ciencia. Pero
también es cierto que ésta es un terreno que tanto
hombres como mujeres han ido abandonando debido a los bajísimos
salarios, a las deficientes instalaciones para realizar las
investigaciones y a la falta de reconocimiento tanto económico
como social.
Tan es así que la población estudiantil en
ciencias naturales y exactas ha disminuido en su conjunto (hombres y
mujeres) de 28 mil 134 en 1990 a 25 mil 101 en 1997, es decir,
cayó 11 por ciento. En 1990 eran 16 mil 945 los hombres en esa
área, y en 1997 fueron 14 mil 66, lo cual significa una
disminución de l7 por ciento (la de mujeres fue de 2 por
ciento, según los anuarios estadísticos de la
ANUIES).
Aquí también son varias las
lecturas. ƑSerá una manifestación más de la
tenacidad femenina ante la adversidad, de esa resistencia sorda que a
veces se da en los hogares? ƑRevelan los números una
afición a la ciencia más veraz en las mujeres? Y una vez
más las preguntas permanecen abiertas. Sin embargo, se diga lo
que se diga, y esa es la fuerza de los números, como ya lo
planteamos, el porcentaje de estudiantes mujeres era de 37 por ciento
y hoy es de 44, aunque simultáneamente haya bajado el
número total de estudiantes en ciencias.
Para darse cuenta de la trascendencia de esas cifras,
basta extrapolarlas, lo cual es, desde luego, una ficción (la
relación no es lineal y no tiene por qué mantenerse la
tendencia). Así, en el 2014 tendríamos un porcentaje
femenino de 51, pero habría que esperar al 2053 para que fuese
šde ciento por ciento! Claro que siguiendo ese mismo juego, para
el 2055 el porcentaje de estudiantes en ciencias sería
cero. Nuestros nietos, desde luego apoyándose en esos datos,
concluirían, entonces, que las estudiantes se adueñaron
en 50 años de las carreras científicas... pero para
entonces serían carreras agotadas, sin
estudiantes. ƑSucederá?
Tomó armas y caballo
Mujer guerrera (Bosnia)
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