n Desaires y poco asistencia recibió en su regreso a Puebla

  Promete Manuel Bartlett combatir a la reacción; está "emboscada en el PRI"

Fermín Alejandro García n

El ex gobernador de Puebla, Manuel Bartlett, al iniciar en la Angelópolis su campaña para alcanzar la nominación a la candidatura presidencial priista, dijo que llevará a todos los rincones del país la lucha que libró en Puebla contra "la reacción" -el PAN-, a la cual venció en dos elecciones, y de la que aseguró que "ahora está emboscada en el PRI".
El inicio de campaña de Bartlett en Puebla representó su retorno a la entidad. No había puesto un pie en el estado desde que dejó la gubernatura el 2 de febrero pasado. En su primer día de actividades, fue desairado por muchos. Al mitin que encabezó en el zócalo de la capital acudieron unas tres mil de las 10 mil que el equipo bartlista aseguró que habría. En la sesión del Consejo Político del PRI faltaron casi la mitad de sus miembros.
Durante el acto que Bartlett encabezó a las 14 horas en el zócalo de la ciudad, el ex mandatario rememoró cuando en 1997 el PRI ganó los 15 distritos federales del estado y en 1998 los comicios locales. En su mensaje tocó el tema que fue la constante de sus discursos políticos a lo largo de lo que fue su sexenio: el PAN.
Por eso aseveró: "La reacción no nos quiere, le dolió las palizas que le dimos. El PAN está azorrillado. El PAN nos quiere dividir y otros achichincles del panismo y de la reacción les hacen el juego; no los vamos a dejar pasar".
Después, sin mencionar nombres, fustigó a otros miembros de "la reacción", de los que dijo: " A los de la reacción los vamos a volver a derrotar, ahora emboscados en el PRI. Ni nos preocupan los traidores. Todos sabemos quiénes son; quieren regresar a las rapiñas de otros tiempos; no los vamos a dejar".
A lo largo de su discurso, el aspirante todo el tiempo ponderó las que fueron sus victorias políticas sobre el PAN cuando fue gobernador. Por eso, anunció que llevará a todos los rincones del país, "hasta que lleguemos a la presidencia y al palacio nacional, el modelo de la batalla de Puebla, con la que echamos a la reacción".
"Aquí en Puebla -dijo al recordar lo sucedido en 1995-, después de una crisis económica grave, desempleo y angustia, perdimos muchas posiciones ante nuestros contrincantes de Acción Nacional. No nos dimos por vencidos, recuperamos nuestras banderas, la educación, la salud, la justicia social, y en torno de ellas, ganamos los 15 distritos y el gobierno del estado; ésa es la visión de Puebla".
"Queremos aquí 15 distritos, ni uno menos, para Manuel Bartlett y para los poblanos. 15 distritos que llevaré en el corazón para apilarlos todos y tener la mayoría de los distritos de este país. Es muy importante que luchemos hoy por esos 15 distritos", dijo con emoción.
Posterior al mitin y a una reunión que sostuvo con el Consejo Político del PRI en el estado, en rueda de prensa, Bartlett se abstuvo de mencionar a quién se refería cuando aseguró que no permitirá el regreso de los que en el pasado hicieron "rapiña". "La verdad es una figura literaria, retórica, no estoy señalando a nadie en particular", comentó.
"Una cargada muy flaca"
A pesar del optimismo de los bartlistas y de la expectación que causó su regreso, los eventos de Bartlett no tuvieron ni el más mínimo asomo de lo que fueron los actos políticos cuando él era candidato a gobernador de Puebla y después fue mandatario. Hubo un desaire de la actual clase priista. Sólo acudieron algunos ex diputados locales y legisladores federales que alcanzaron una curul en su sexenio, así como aquellos que fueron miembros de su gabinete.
La situación fue tal, que Eduardo Vázquez Valdés, diputado local y secretario de Salud en el sexenio de Bartlett, durante la reunión del Consejo Político, en la que estuvo el ex mandatario por espacio de una hora, dijo que no se valía que muchos consejeros no hubieran acudido por "obedecer a líneas" o creer que el aspirante invitado a hablar ante ese órgano "no es el bueno".
Fue notoria la inasistencia de varios consejeros identificados con la campaña de Francisco Labastida Ochoa o con el ex gobernador Mariano Piña Olaya. No estuvieron presentes el presidente del Congreso, Héctor Jiménez y Meneses; los integrantes del actual gabinete del gobierno del estado; el líder de Antorcha Campesina, Juan Celis Aguirre; los dirigentes de las secciones 51 y 23 del SNTE, así como muchos de los diputados locales y federales.
Dos hechos destacaron en el recibimiento de Bartlett, que venía de la ciudad de México, en el monumento a Carmen Serdán. Por un lado, la presencia de Sergio Reguero Placeres, presidente de la Comisión Estatal Electoral, quien al parecer olvidó la imparcialidad que debe mostrar al portar una gorra con el emblema bartlista. Por otro, la asistencia de Julián Haddad, uno de los principales operadores de la campaña labastidista en Puebla, quien aceptó que estaba sondeando a su contrincante.
Bartlett, acompañado por el líder nacional de la CROC, Alberto Juárez Blancas, no perdió la sonrisa y el buen humor. Con una camisa azul, emprendió una caravana en la que participaron docenas de taxis y microbuses del Consejo Taxista del estado de Puebla.
En el Paseo Bravo, los maestros de ceremonias de dos templetes amenizaban con porras la espera de Bartlett, que iba una hora retrasado. Pedían a la gente no desesperarse y no desperdigarse. En su mayoría, los asistentes eran miembros de la CROC. Entre los organizadores había cierta desesperación: no se juntaban los 10 mil priistas "que iban a reunir".
Un miembro del equipo de Bartlett reveló que la meta era juntar a un mínimo de 50 personas por cada uno de los 217 municipios del estado, y se giraron unas 2 mil 500 invitaciones a distintos priistas. No entendían por qué no llegó la mayoría de los convocados.
Había tal expectación, que la Dirección de Seguridad Víal dispuso de 230 agentes para controlar el congestionamiento de las 10 mil personas que se esperaban, pero que finalmente no llegaron.
Poco antes de las 14 horas, el ex gobernador llegó al Paseo Bravo. Aunque no se alcanzó la meta de asistentes, la gente se desbordó en intentar llegar al aspirante priista para saludarlo, provocándose una masa que por momentos fue incontenible y que no permitía el rápido avance de la caminata al zócalo, y después durante 10 minutos hubo dificultades para abrirle paso a Bartlett y que pudiera subir al templete colocado a un costado de la Catedral.
En el evento, el primer orador, el obrero Rutilio Bravo, cometió en varias ocasiones el desliz de hablar de la "revolución democrática", es decir como si se refiriera al PRD, para mencionar el proceso que vive el PRI para elegir a su abanderado presidencial.
Después, se quejó de que dirigentes priistas. "gobernadores" y empresarios todavía intentan "dar línea" en el proceso interno del PRI.
Faltando 10 minutos para las tres acabó la congregación. Unas 100 o 200 personas buscaron afanosamente fotografiarse a un lado de Bartlett. Otros muchos, sobre todo campesinos y obreros, fueron en búsqueda del autobús que gratuitamente los trasladó al zócalo y de la torta y el refresco que les prometieron a cambio de asistir al evento.
La Jornada de Oriente, Lunes 2 de Agosto de 1999

REGRESAR