Encontrarse un Almodóvar que lo empuje o un Ry Cooder que lo redescubra, su sueño


Ningún sonero de hoy me hace sentir mariposas en el estómago, ninguno: Melón

Mariana Norandi n Este año, que casi despide a todo un caótico milenio, cobra aún mayor importancia para uno de los grandes cantantes mexicanos, Luis Angel Silva Melón, por coincidir con el 50 aniversario de toda una carrera y una vida dedicadas al son cubano.

En estos últimos 10 años, en los que Melón se ha mantenido alejado de los estudios de grabación, se ha generado mucha polémica a su alrededor debido a su rebelde postura frente a los mecanismos de las industrias discográficas, así como ante los expertos en música afroantillana. Esa postura indoblegable acentuó más el alejamiento de Melón tanto de los estudios como de los escenarios mexicanos. Al margen de este contexto, el cantante siempre ha manifestado abiertamente dos cosas: una férrea denuncia a la falta de reconocimiento de su trayectoria en México, por el hecho de ser mexicano, y una pasión desmesurada, que con los años se fortalece, por el son cubano.

Hoy encontramos a un Melón con un pasado que, por grande que fue, está muy presente, pero que no lo priva del deseo de querer seguir creando, de transmitir lo que sabe y seguir luchando, ahora con tintes docentes, por rescatar el son genuino del baúl abandonado.

-ƑCómo se siente al cumplir sus bodas de oro con el son?

-Siento un tremendo agradecimiento hacia el son, ya que me ha dado tanto... he viajado, conocido amigos de toda índole, e incluso a mi esposa Merry la conocí gracias al son. Sigue siendo toda mi vida.

-ƑCuál es el motivo de que no grabe?

-Porque en México ya no se graba. Antes aquí grababan tríos, orquestas, cantantes solistas, de todo. Ahora la industria no está interesada, y menos cuando uno peina canas. No les quito razón, pues la juventud empuja, pero en algunos aspectos creo que deberían tener en cuenta a los veteranos. Hay un dicho que dice "perro no come perro", pero mexicano sí come mexicano. Como el caso de Hugo Sánchez.

-Pero en el deporte la edad es más determinante que en la música...

-No. Me refiero a reconocer logros, y en la música pasa igual. Mire al maestro Mario Ruiz Armengol, muchos directores de orquesta americanos lo reconocen como una maravilla, y aquí nadie sabe quién es, sobre todo la juventud. Y así, con muchos...

-ƑEs ése su caso, cree estar dentro de los valores no reconocidos?

-En la época de Lobo y Melón sí éramos valorados, pero después, al irme 12 años a Estados Unidos, no hubo distribución en México de lo que grabé allá, y cuando la hubo ya había disminuido mi éxito. Pero en Estados Unidos sí fui muy reconocido. En 1978 estuve 26 semanas ininterrumpidas en primer lugar, por encima de la Sonora Poncera, Celia Cruz y Willy Colón; grabé con la famosísima disquera Fania, actué en el Palladium de Los Angeles, compartiendo cartel con Tito Puente, en fin... con todo eso, yo pensé que al regresar a mi país las puertas se me iban a abrir, y fue todo lo contrario. Tuve una temporada exitosa y grabé el que fue mi último disco, Melón, con la Musart. El contrato era por diez LP, pero lo suspendieron.

-ƑQué obstáculos le ponen para grabar?

-Que no me dejo manejar. Pero yo no quiero hacer nada mientras no me dejen grabar las nuevas ideas que tengo con el pianista Luisito Martínez, a menos que me llamen de Nueva York, como lo hizo Pacheco, que llevamos un año con planes para que yo regrese a grabar. Conozco lo que hago y no voy a permitir que ningún seudoexperto en música tropical de ninguna disquera quiera manejarme, antes acepto mi carta de retiro, como pasó con la Musart.

-ƑQué le gustaría hacer que no le dejan?

-Yo lo que pido es que no me quieran imponer números en mi repertorio, que no se metan en la grabación, que me den horas de estudio hasta que yo esté conforme y, sobre todo, grabar la voz en la noche, en la mañana es más problemático, está la garganta muy cerrada. También hay otra cosa: si yo llegara a grabar, también pediría que no saliese mi foto en la carátula, ya que, como es natural, estoy envejeciendo y a la gente le llama mucho la atención el aspecto. Pero no creo que yo vuelva a grabar aquí, como no creo que me vuelva a presentar en actuaciones, como antes.

-Actualmente, además de realizar algunas presentaciones, usted imparte un diplomado sobre son cubano en el Centro Nacional de las Artes, Ƒcómo surge este proyecto?

-Lo de "diplomado" me suena muy académico y yo no soy maestro, prefiero llamarle "pláticas con alumnos".

-Entonces, Ƒcómo surgen las "pláticas con alumnos"?

-Una noche, Merry me preguntó si yo sería capaz de transmitir todos mis conocimientos y dar un diplomado. Como le acabo de decir, tengo un problema con esa palabrita, así que le pedí que me explicara de qué se trataba. Me lo explicó, le dije que sí, y ahí quedó, hasta que un día me concretó una cita con un directivo del CNA llamado Saúl Juárez. A Saúl le gustó la idea y empecé a trabajarlo. Hablé con Luisito, le pedí que me acompañara y aceptó. Pero algo le faltaba al curso, y ella observó que le faltaba algo de historia, y que el único que la podía dar era Julio del Razo. Hablamos con Julio y los tres estamos dando el "diplomado".

-ƑCuál es su búsqueda musical en el aula?

-Es encontrar un grupo que tenga un estilo propio y al que se le pueda llamar la recuperación de la Escuela Mexicana de Son, como la hubo cuando yo empecé, y que duró desde mediados de los 40 hasta finales de los 50. Esta escuela desapareció cuando comenzó el cha cha cha, que produjo una involución y una disminución de calidad en el son.

-ƑQué debe cambiar en México para que el son vuelva a recuperar su lugar?

-Cambiará el día que salga un grupo que toque bien, que el público lo acepte y que obligue a las empresas a pagarle lo que merece. Es la única solución que yo veo para levantar al son. Hay talento, pero hay que sacarse ese ego y proponerse aprender y Ƒde quién aprende uno?, del veterano.

-ƑY qué grandes soneros existen actualmente?

-Soneros, soneros como lo que yo conocí, ninguno. Hacen cosas con cierta limpieza, pero yo no puedo decir que Oscar de León sea sonero. Hay un disco donde canta con su hijo y se pone a improvisar. Yo les digo a mis muchachos que la mejor lección que yo les puedo dar de cómo no se debe improvisar es ese disco de Oscar de León.

-ƑNo hay ni uno de los nuevos que le haga "sentir mariposas en el estómago"?

-Hay uno de los nuevos, un puertorri- queño que se llama Tito Allen, y parece ser que es el Melón de Puerto Rico, porque lo tienen detenido y tiene mucha calidad. Pero yo no puedo tomar en serio las palabras de Rubén Blades de que estuvo a la vanguardia, Ƒvanguardia de qué? Tendrá éxito, que es muy distinto a ser bueno y vanguardista. Los de antes, mis respetos, pero los de ahora, no los quiero ofender, pero que me hagan sentir mariposas en el estómago, ninguno.

-Al oírle hablar se le nota cierta nostalgia de ese pasado dorado...

-Hay mucha gente que puede decir que estoy viviendo del recuerdo, pero no es así. Si vivo del recuerdo es porque tengo recuerdos, y muy bien ganados, hay gente que no los tiene, pero no es mi caso, yo todavía estoy tratando de hacer algo. Lo de enseñarles a los muchachos lo que es el son cubano es muy gratificante, porque es una manera de agradecimiento mío al son.

La nostalgia siempre está presente, pero con la esperanza de que algún día los nuevos se unan y salga algo bueno.

-Debido a ciertos comentarios suyos, usted ha tenido algunos enfrentamientos con críticos y ha proyectado una imagen de hombre difícil, Ƒen estos momentos qué relación tiene con los críticos?

-A mí los críticos no me interesan porque no saben nada. Un crítico que escriba que Benny Moré duró 15 años o que Celia Cruz llegó a México en el 57 es que está loco. Para mí no es un crítico alguien que toma las cosas de un libro y no cita las fuentes. Si yo tengo esa imagen es porque me he atrevido a decirles: "tú no sabes, Joe Cuba no es cubano, se llama Gilberto Calderón y es de Puerto Rico". En la revista Bembé le puedo sacar un montón de errores. Froylán López Narváez, que se cayó del petate diciendo que "la rumba es cultura", ha vivido de eso como un crítico extraordinario. Me enojo cuando oigo decir que Benny Moré fue todo, cuando hubo un Miguelito Valdés, un Cascarita, un Cheo Marquetti y un Joselito Fernández, entre miles. No saben lo que es un son montuno, un changüí, un mengón, un son maracaibo o cuántas partes tiene un número de son.

-ƑNunca se encontró un buen crítico?

-Claro que sí, Julio del Razo. Pero mi gran crítico soy yo mismo, porque no me engaño y sé que no soy el mejor.

-ƑCómo ve al sonero del 2000?

-Me gustaría ver qué van a hacer en el 2000, porque la actual salsa es el mismo son cubano, la diferencia es el nombre y la época. De lo que ha servido el cambio de palabra es para distribuir la música cubana por todo el mundo.

-ƑQué proyectos tiene actualmente?

-Esperar, que así como Almodóvar descubrió a Chabela Vargas yo pueda encontrar un Ry Cooder que, con soneros mexicanos, me empuje, porque los hay, como yo, canosos, calvos pero con una calidad enorme, que están ahí olvidados. Esperar ver algún día un concierto de son en el Palacio de Bellas Artes y esperar grabar con el grupo de Luisito. Y si no, con lo que ya hice, con lo que el son me regaló, con lo que la vida me ha pemitido hacer ya estoy satisfecho. Y ahí están mis 30 discos, para que los critiquen, pero para que también reconozcan que el estilo de Lobo y Melón es lo único que ha dado el son mexicano al ámbito internacional.