Ť "Visita histórica", califica el Arzobispado
Constató el presidente Zedillo las obras de rescate de la Catedral
Rosa Elvira Vargas Ť Ayer estuvo en la Catedral el presidente Ernesto Zedillo.
Pero al parecer nadie, ni la propia jerarquía católica, guarda el registro puntual de cuándo fue la última vez que un presidente de México visitó la Catedral Metropolitana.
Mientras Luis Avila, sacristán mayor, dijo sin dudar que desde Antonio López de Santa Anna, ningún jefe del Estado mexicano había puesto un pie en el templo, reportes periodísticos registran la presencia en ese lugar de Adolfo López Mateos, acompañado del entonces mandatario brasileño Joao Goular, en 1964. La Presidencia de la República se sumó a la versión del sacerdote, y señaló en un boletín que un hecho así no sucedía desde hace más de 150 años.
Más tardó en aclarar el cardenal Norberto Rivera Carrera que la visita del primer mandatario no tenía nada que ver con su participación en un acto de culto que, al llegar Zedillo, constatarse que la dimensión de las obras de rescate ųdonde el gobierno federal ha erogado 500 millones de pesos a precios actualesų, y los alardes técnicos de la ingeniería aplicada, eran el único motivo de la inusual presencia del jefe del Ejecutivo.
Apenas había traspuesto el atrio, una mujer devota, a la que le faltaban ambas piernas, interrumpió sus oraciones y dijo al mandatario: "Estamos muy pobres, habemos muchos pobres...''
El arzobispo Rivera se veía feliz al recibir a Zedillo. Aclaraba que no existió invitación expresa de parte de la jerarquía católica para el Presidente, porque su presencia obedecía al interés y la responsabilidad que tiene por el patrimonio histórico, cultural y religioso, "no solamente de México, sino de la humanidad''.
Salvar del fatal hundimiento que amenazaba literalmente con engullir a la Catedral, ha sido una tarea de diez años a partir de los estudios iniciales, y gracias a la cual se ha logrado dejarla al mismo nivel que presentaba a principios de siglo, pues "no se puede ir más allá''.
A lo largo de cuatro siglos, la Catedral Metropolitana, cúspide monumental en América, fue acumulando hundimientos, hasta que el problema hizo crisis en 1989, al registrarse fracturas considerables en su estructura.
"El suelo es el que causa el problema, no la estructura'' del templo, con todo y sus 127 mil toneladas, se le explicó al presidente Zedillo, mientras iniciaba el recorrido por el interior del templo acompañado de su esposa Nilda Patricia, del titular de Educación Pública, Miguel Limón Rojas, y del director del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa.
Nadie mejor que el arquitecto Sergio Zaldívar, director de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del Conaculta, y que como responsable del proyecto sólo se reconoce a sí mismo "el mérito'' de haber tratado, a lo largo del proceso, con nueve subsecretarios y dos cardenales, para explicar en qué consiste el llamado método de subexcavación aplicado en el proceso de corrección geométrica de la Catedral.
Ese sistema ha logrado la recuperación de 97 centímetros de hundimiento y corregir geométricamente el desplome en casi 25 grados.
Ya utilizado en otros edificios ųentre ellos la Torre de Pisaų el método de la subexcavación tiene como objetivo, según la ficha técnica, corregir los desniveles y desplomes que ha sufrido el templo, haciendo descender las partes altas respecto de las bajas, mediante la extracción lenta y controlada del suelo en que se apoya la cimentación. Esto se logra haciendo perforaciones radiales de pequeño diámetro ejecutadas desde lumbreras, que permiten el acceso a los estratos del subsuelo de la formación arcillosa superior, ubicadas a una profundidad de 20 metros.
La aplicación de esta exitosa técnica se inició en agosto de 1993. Con la subexcavación de 4 mil 800 metros cúbicos de material, las metas previstas de corrección de los asentamientos se lograron en julio de 1998. El proceso no se detuvo, sin embargo, y se investigó un método complementario para garantizar la irreversibilidad del apuntalamiento y evitar daños futuros.
Se concluyó, luego de varios experimentos, que era posible reducir la inestabilidad del suelo mediante el endurecimiento de arcillas blandas por inyección de morteros. Este segundo sistema es el que se encuentra ahora en aplicación y deberá concluirse a finales de este año. La información de Conaculta señala que el monitoreo permanente al que está sujeta la Catedral muestra indicadores claramente positivos en cuanto a la inestabilidad del edificio.
Todo lo anterior, para efectos prácticos, significa que la Catedral está prácticamente salvada por lo que hace al hundimiento, pero que aún falta todo por hacer respecto de su restauración y reparación arquitectónicas.
A la fecha se ha retirado ya 30 por ciento de los andamios que se colocaron en su interior, y se ofreció al presidente Zedillo que tal vez podría oficiarse, ya libre de toda esa telaraña metálica, la misa de Año Nuevo. En el interior de la Catedral pueden verse alcancías metálicas colocadas por los responsables del templo, pidiendo cooperación para su rescate. Sin embargo, al preguntársele a Rivera Carrera cuánto ha aportado la Iglesia para los trabajos, dijo no conocer ese monto, pues '"el padre Luis (Avila) lleva las cuentas; pero hemos trabajado sobre todo en los interiores'', comentó apresurado.
La redacción del comunicado que difundió el Arzobispado de México sobre la que califica de "histórica'' visita del Presidente, plantea las cosas de manera muy distinta. Establece que "el proyecto'' de rescate se ha desarrollado "con el apoyo'' de diversas instituciones, como INAH, Conaculta, y UNAM, y atribuye al arquitecto Zaldívar la afirmación de que la obra "ha tenido un costo aproximado de 136 millones de pesos''.
En la nave mayor el arquitecto Zaldívar habló también de la participación de los especialistas Tamés y Santoyo, en la subexcavación; de Fernando López Carmona y de Roberto Meli; de Emilio Rosenblueth, Gabriel Auvinet, Raúl Marsal y Pedro Moctezuma Díaz Infantes, estos últimos miembros de la comisión asesora que dio su aprobación a los métodos sugeridos para contrarrestar el efecto de los hundimientos.
Zedillo seguía atento las explicaciones e interrogaba a Zaldívar. Caminó por el pasillo central, visitó el altar principal y, en la sala capitular, dejó este mensaje en el libro de visitantes: "Celebro, al igual que todos los mexicanos, los trabajos de protección y restauración de nuestra Catedral Metropolitana, parte esencial del patrimonio cultural y espiritual de la Nación''.
También estuvo en la sacristía, las capillas de San José, de la Virgen, de la Soledad, de los Dolores, de las Reliquias, de San Pedro y de la Virgen de Guadalupe.
En el templo quedaba Rivera Carrera con su amplia, satisfecha sonrisa, declarando que no hay tal coincidencia ni casualidad entre la visita del Presidente y la audiencia que concedió el papa Juan Pablo II a la canciller Rosario Green. "Para nosotros las casualidades no existen; la Providencia es lo que va guiando todo'', decía.