Los precios de la canasta básica han aumentado 225% respecto de 1994
* Son insuficientes las políticas contra la desigualdad, revela estudio del Senado
Elizabeth Velasco C. * Existe "dramático" agravamiento y malestar en las familias con ingresos entre uno y tres salarios mínimos, ya que el índice de precios de los productos básicos registró a junio pasado un alza de 225.5 por ciento respecto de 1994, señala un estudio de la Comisión de Distribución y Manejo de Bienes de Consumo y Servicios Básicos del Senado.
Según datos de la Universidad Obrera de México (UOM), en el país 65.4 por ciento de la población económicamente activa (PEA) -alrededor de 40.4 millones de personas, de acuerdo con cifras del INEGI- percibe como máximo hasta dos salarios mínimos o no recibe ningún ingreso, por lo que alrededor de 26.4 millones de personas no tendrían capacidad para adquirir los alimentos mínimos indispensables para su subsistencia.
Esa institución educativa afirma que, de la devaluación de 1994 a mayo de este año, los precios de la canasta básica indispensable (CBI) aumentaron 251.38 por ciento, mientras que los salarios mínimos sólo se incrementaron 86.56 por ciento. Por lo tanto, el salario mínimo sólo puede adquirir 39.89 por ciento de la CBI respecto del periodo referido. En 94, el salario mínimo ascendía a 15.27 pesos, mientras que el actual se ubica en tan sólo 34.45 pesos. Laura Juárez, del área de investigación de la UOM, sugiere un aumento no menor de 150.71 por ciento, equivalente a 2.51 salarios mínimos, para que los trabajadores puedan tener acceso a la CBI.
Asimismo, subraya que en diciembre de 1994 un trabajador que percibía un salario mínimo al día, tenía que laborar 77 horas a la semana para adquirir una CBI; es decir, 29 horas adicionales. Para mayo de este año, tenía que laborar 120 horas a la semana, lo cual representa 72 horas extras de trabajo.
En tanto, el estudio del Senado, elaborado por Porfirio Camarena Castro -senador y dirigente cetemista-, indica que, según datos del Banco de México, entre 1995 y 1998 los salarios mínimos perdieron 26.9 por ciento de su poder adquisitivo; los contractuales, 30.3 por ciento; los manufactureros, 29.5 por ciento, y los del sector formal de la industria de la construcción, 37.7 por ciento.
Asienta que la menor fortaleza del poder adquisitivo y las inadecuadas políticas comerciales de gobierno han provocado la desaceleración del gasto privado en el consumo, y un marcado debilitamiento en el mercado doméstico, resultando afectados los que perciben menos ingresos.
"Al primer trimestre de este año, el crecimiento del consumo privado se estima en 1.3 por ciento, cifra que sería la más baja lograda a partir del segundo trimestre de 1996" y de 1997, que se ubicó en más de diez por ciento, se destaca en el texto.
Esa pérdida de dinamismo del mercado local la explica en función de que "el crecimiento económico depende ahora en mayor medida del sector exportador", pues al primer trimestre de este año, la contribución al crecimiento del PIB por parte del consumo privado fue únicamente de 0.8 por ciento, contra una aportación de 2.4 por ciento (tres veces mayor) a cargo de las exportaciones.
De seguir esta tendencia, "en el corto plazo México dependerá del comercio internacional, básicamente de lo que suceda en la economía de Estados Unidos", advierte Camarena.
Considera también insuficientes la políticas gubernamentales para moderar la desigualdad, y subraya que el Progresa no debe tomarse como "pretexto para cancelar los recursos y subsidios destinados a la alimentación y distribución de básicos", pues son parte irrenunciable de la política social de Estado.