Ť Una revolución continua de los actos artísticos, propone el español
El orden es contrario a la creación, considera el cantautor Pedro Avila
Ť De visita en México, se presenta hoy en Bellas Artes para conmemorar 60 años del exilio
Angel Vargas Ť Perteneciente a la generación de Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel y Luis Eduardo Aute, al cantautor Pedro Avila sí le gusta la fama, aunque las acciones emprendidas durante sus 30 años de trayectoria, entre ellas un marcado nomadismo, parecen decir lo contrario: "Ahora me doy cuenta de eso y ya es irremediable. Siempre estuve a contracorriente y casi a contrapelo de mi supuesta fortuna y de mi supuesta popularidad".
Que el éxito no haya llegado a su vida de la misma forma que a sus colegas no significa que su quehacer sea de menor calidad. La aceptación del público y las reseñas que sobre él han hecho prestigiados escritores, como Manuel Vázquez Montalbán y el finado Luis Rius, demuestran lo contrario. Este último escribió: "Con Pedro Avila y un puñado más de excelentes artistas de diversas nacionalidades, la poesía ha vuelto a ser la canción en el mundo. Este hecho es importante por dos motivos: primero, porque así la poesía ha remozado su raíz misma, recuperando su propio origen de palabra cantada; segundo, porque su difusión está volviendo a ser mayoritaria".
El músico se encuentra desde hace unos días en México para ofrecer una serie de recitales y participar en una serie de actos conmemorativos por los 60 años del exilio español, entre ellos el que se celebrará este lunes en el Palacio de Bellas Artes, a las 20 horas, y en el que intervendrán además los actores Ofelia Guillmain, Lilia Aragón y Carlos Bracho, y la bailaora Pilar Rioja, entre otros.
Español por nacionalidad, pero ciudadano del mundo por su forma de pensar, el artista de 59 años puede presumir de una vida configurada por la pasión y la aventura. Su condición de "juglar moderno" lo obligó a los 20 años a dejar su lugar de origen y sus estudios en dibujo industrial para abrirse al mundo en el París de los albores de los sesenta.
En la capital francesa llegó a ser el cantante principal del Moulin Rouge durante varios años, en los cuales también estudió teatro, interesado en la propuesta de Bertolt Brecht, y su gusto por la poesía lo comenzó a desbordar.
Su contacto con autores franceses y el español Angel González lo animó a musicalizar este tipo de trabajos. De esa forma grabó su primero de siete discos que tiene hasta la fecha, que incluía obras de Rafael Alberti, Miguel Hernández, Blas de Otero y el propio González, con el sello de Chant du Monde, compañía que entre sus músicos extranjeros incluía a Bob Dylan. "Fue una época muy interesante. En París había una especie de boom de todo lo proveniente de Latinoamérica. Había una gran expectación en cuanto al Che Guevara y todo lo que podía él aportar. Era como una especie de aire nuevo y se suponía que toda hispanoamérica iba a seguir esos pasos. Esa era la gran ilusión de los jóvenes y del romanticismo político en el que viví-amos. En París me encontré también con el famoso mayo de 1968, y organicé la primera huelga en la historia del Moulin Rouge y, en general, en la historia de todos los music hall de Francia.
"Poco después me marché a Barcelona, en donde sacaron el disco que hice con los cuatro poetas españoles en Chante du Monde. Me llamaron para promoverlo y en cuanto llegué a España tuve muchas prohibiciones, porque el franquismo estaba en su pleno apogeo, no se podía cantar a ciertos poetas, entre ellos a Federico García Lorca y Miguel Hernández. Eso me estimulaba espiritualmente, pero en cuanto a lo físico y lo monetario era terrible, porque podía cantar muy poco".
Tal situación lo motivó a aceptar un contrato para venir a México a hacer una película y una comedia musical. Programado para tres meses, el viaje duró 12 años (1973 a 1985). En ese lapso, el músico asegura que vivió la etapa más fructífera y prolífica de su carrera.
Luego de esos 12 años, emprendió el regreso a España, "con la ilusión del socialismo español, que finalmente fue muy frustrante, porque era un socialismo muy diferente a lo que me imaginaba". Desde hace cinco años reside en Connecticut, Estados Unidos, donde incursionó en el canto de boleros y música ranchera mexicanos, géneros que no desconocía, pues en su infancia, según cuenta, la fama de Jorge Negrete llegó hasta Tánger, Marruecos, donde él vivía.
En el canto, señala Pedro Avila, encontró el medio para que lo quieran todos: "Te estoy repitiendo lo que decía García Lorca cuando le preguntaban para qué escribía poesía. Y yo lo resumo así también. Lo digo de broma, pero es muy real: me fascina cantar, lo hago desde pequeño, incluso es una especie de narcisismo que sirve de alimento al cuerpo y que por lo tanto se tiene que seguir engullendo.
ųƑQué predomina más en ti, el músico o el poeta?
ųNo me atrevería a decir que soy poeta, me gusta escribir y a fuerza de leer tanta poesía y de tener tantos amigos poetas escribo algunas cosas bien logradas; pero supongo que soy más músico que poe-ta. Me daría mucha vergüenza decir lo contrario.
"Soy una especie de juglar moderno. La poesía nace cantada, y muchas veces las anécdotas eran cantadas por juglares que iban de plaza en plaza. Los buenos romances se quedaban y se hacían populares, hasta llegar a ser clásicos. Digamos que yo sigo tratando de dar novedades, aquellas que se quedan encerradas en los libros y que no leen muchos. Hay que sacarlas de ahí para tratar que otros las conozcan. Esto ha sido una labor muy interesante. Por ejemplo, por medio de Joan Manuel Serrat y Paco Ibáñez la gente ha conocido a muchos poetas".
ųƑCuál es la principal preocupación de tu canto?
ųTodo lo que escribo y las canciones que hago son muy personales, son mis propias vivencias. Cuando hay un rompimiento necesito contarlo, dejar una huella de esa sensación, de ese sentimiento o, a lo mejor, de ese sufrimiento. Y si se presenta lo amoroso, también. El amor es un vehículo inacabable para escribir canciones.
"En una época me interesó mucho lo social y musicalicé gran parte de la poesía de Miguel Hernández. Lo social era lo más importante, porque había muchos cambios y pensábamos que íbamos a aportar algo en ellos, aunque la realidad después fue otra".
ųƑCuándo se presentó tu etapa más politizada?
ųFue durante los últimos años que viví en París y a principios de mi llegada a México. Yo sólo canto a poetas o romances con contenido culto o culterano. Cuando estaba en el Moulin Rouge me hicieron propuestas sumamente sustanciosas en muchos aspectos, comercial y económicamente hablando, pero no sé si estúpida o románticamente los rechacé. "Quizá porque en un principio tuve todo lo comercial o lo vistoso, entonces decidí dedicarme de lleno a lo que creía que era más intenso, más humano y más social. En ese tiempo fue cuando me sentí más solidario con todas las cuestiones sociales y políticas, y siempre situando en el lado del corazón, en la izquierda".
ųƑEn que creías, cuáles eran tus ideales?
ųComo decía García Lorca, para conocer a los gitanos hay que comer, beber y acostarse con ellos. Eso yo lo he hecho en los diferentes países que he pisado. Rápidamente, si se es sensible y si se está en la realidad, uno se da cuenta de la cantidad de injusticias y de las cosas terribles que suceden. Algunas se podrían remediar, si el ser humano no fuera tan egoísta o tan ansioso de poder.
"Eso es lo que me llevó a cantar lo que cantaba y a tener la actitud que tenía. Por eso rechacé todo lo fácil y lo bonito que me ofrecían, porque me parecía que era un engaño. En España, por ejemplo, cuando llegó el franquismo todo lo que era de raíz entrañablemente popular fue arrasado, y en su lugar se creó una especie de neofolclor, en el que todas las canciones decían que España era maravillosa, que era diferente y que ahí sólo ocurrían cosas bonitas.
"Así seguí con mi actitud política, pero con la edad y la nostalgia de muchas cosas uno va tomando apreciaciones diferentes que en el momento de juventud y rebelión se perdían de vista. Se llega a apreciar una canción romántica. Se entra en otra dimensión de apreciación. Digamos que la verdad y la experiencia son un grado, y en ese estoy ahora".
ųƑEntonces se han distorsionado esos ideales que enarbolabas?
ųNo, lo que se distorsiona es la realidad, la actualidad en que se vive. Eso distorsiona todo, los ideales son los mismos. Sigo creyendo en el ser humano, no creo en nada más que en él, en la gente noble, en aquella que puede hacer cosas buenas por los demás: artistas que pueden entregar su arte a los demás. Cuando se es joven no importa si un día se come o no, pero cuando se llega a cierta madurez sí se necesita un mínimo de comodidad, la cual tiene que ver con lo económico. Entonces, Ƒcómo hacerse del dinero? Ahí es cuando se apacigua uno un poco, pero no por eso se abandonan las intenciones o se acaban los ideales o la simpatía con esos jóvenes que ahora luchan. Las ideas y los ideales siguen ahí.
ųEn un balance entre lo amoroso y lo aguerrido, Ƒhacia donde se inclina la balanza en tu quehacer?
ųEl sentimiento amoroso es la primera rebelión que siente el ser humano. Esa es la primera revolución que sienten en el cuerpo y la mente. No hay que desasociar el amor de la revolución. Al contrario, hay que tenerlo muy presente. Por amor la gente ha hecho revoluciones muy importantes, se ha ido a la guerra. El amor está muy ligado a la parte aguerrida del ser. Creo que en toda actitud revolucionaria y combativa hay amor, porque si no fuera así, para qué y por qué combate y lucha uno. Amor puro por el amor puro, amor por el prójimo, por el país. Ese es el tipo de amor más elevado.
"Las sociedades tienden a controlar. Se organiza una forma de producción, de fertilidad y toda una serie de cosas para que una sociedad funcione bien, y eso es el orden. Siempre pienso que el orden es contrario a la creatividad. Hay que romperlo sea de la forma que sea. Debería haber una revolución continua. De hecho, de manera natural hay una evolución continua que no puede ser llamada revolución, pero existen esos maravillosos artistas locos, esos grandes músicos, poetas, pintores que de pronto rompen esa continuidad y ese orden, y que aclaran e iluminan, que permiten que uno se percate de que la mayoría nos estamos haciendo pendejos".
ųƑA qué atribuyes que tu salto cualitativo a la fama no sea igual al del grupo de Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel y Aute?
ųSiempre he sido un desastre. Eso de viajar de un sitio a otro ofrece posibilidades maravillosas de conocimiento, pero por otra parte se pierde una constancia en un lugar, y la gente es muy olvidadiza. Se olvidan muy pronto de uno. Es el precio que se paga por no insistir ni persistir en un lugar antes de emprender el camino hacia otro destino.