* "Hay grandes oportunidades para la izquierda en AL"


La gran falla sandinista se dio con la derrota electoral: Ramírez

* Aquellos jóvenes revolucionarios son "la generación perdida"

Blanche Petrich, enviada, Managua, Nicaragua, 24 de julio * A estas alturas de la historia del sandinismo, pesa más el periodo posterior a la derrota electoral de 1990 que la obra y las huellas de la década revolucionaria de los 80. Eso opina Sergio Ramírez, ex vicepresidente, escritor y actualmente la voz más crítica de la disidencia del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), quizá la que más duele y más se escucha dentro y fuera de Nicaragua.

Y aquellos "muchachos" que se jugaron el pellejo en las barricadas de la insurrección, aquellas bandadas de jóvenes alfabetizadores y recolectores de café y algodón que fueron a rescatar las cosechas en campos sitiados por la contrarrevolución, aquellos millones que se involucraron con la creatividad de la revolución sandinista, son -sostiene- "una generación perdida".

Para Sergio Ramírez llegó el tiempo de decir "adiós muchachos" -su relato personal de los intensos años- a los compañeros de su vida. Dice, en entrevista, que después del Partido Comunista Cubano, el Frente Sandinista fue el único partido de la izquierda latinoamericana que llegó al poder y gobernó "con un programa mesiánico". Pero en su análisis, el verdadero fracaso del FSLN no ocurrió durante los 10 años de gobierno revolucionario, sino después de que los resultados de las urnas los obligaron a entregar la banda presidencial a Violeta Chamorro, apoyada por una fuerza política que era algo más que adversaria, casi enemiga.

A pesar de la crítica -autocrítica- que ejerce en su libro Adiós Muchachos, el retrato de Daniel Ortega, del hombre con quien compartió, además del poder, la aventura de cambiar el mundo, es entrañable. A ratos amargo. El discurso más memorable que le recuerda a su compañero de fórmula fue aquél de la derrota, cuando Ortega Saavedra dijo que los sandinistas siempre fueron pobres y proponía al Frente retornar a su raíz, a su base, y desde ahí empezar a caminar. Pero inmediatamente después afloró el dudoso proceso de expropiación de bienes del Estado, no sólo para el FSLN, sino para el patrimonio personal de sus dirigentes. La piñata.

-ƑQué pasó? ƑPorqué no pudieron regresar a la raíz?

-El Frente no estaba organizado como un partido democrático capaz de asumir una etapa democrática. Era vertical, hegemónico con estructuras leninistas. Y no lo digo porque fuera comunista, sino porque muchos de los partidos tradicionales -el PRI mexicano es un buen ejemplo- siguieron el modelo. Y no había posibilidad de cambio, aunque algunos lo reclamábamos. La cúpula histórica estaba allí y alegaba razones de la sangre, de la tradición revolucionaria. La gente quería cuentas claras, pedía explicaciones del porqué dijimos que íbamos a ganar, si íbamos a perder. En una de las primeras asambleas la militancia se inclinaba por tres de nuestras posiciones: democratización interna para ser un partido de oposición, no abandonar las luchas populares y tomar distancia de lo hechos de la piñata, y juzgar a quienes hubieran caído en esos hechos. Ninguna prosperó. Luego de cinco años perdimos la batalla.

 

ƑUna nueva oportunidad

para la izquierda?

 

-ƑQué lecciones entraña esta experiencia para la izquierda? ƑQué no es viable dentro de un esquema democrático?

-No condenaría así a la izquierda. Hay grandes oportunidades para ésta de llegar al poder y demostrar que es viable en América Latina. Nuestro programa, el de la revolución triunfante, era mesiánico, de poner al revés el mundo, cambiar todas las estructuras sociales de la noche a la mañana, establecer la justicia y la felicidad para todos. El desafío de la izquierda ahora es llegar al poder por la vía electoral a través de un programa electoral y cumplirlo. Ese va a ser su prestigio para tener nuevas oportunidades de poder. Estamos en unas aguas en las que nunca pensamos que íbamos a estar, unas son aguas subjetivas, otras son de marketing, oras son de prejuicios arraigados en la mentalidad de la gente. Y contra todo la izquierda tiene que construirse una base en el electorado, incluidos los sectores medios que son los más desconfiados.

-Tal vez por eso, o por otra razón, la sociedad civil y los poderes ciudadanos no son clientela fácil para los partidos políticos, ni siquiera para los de izquierda.

-Por otra razón también. Los partidos de izquierda en sus programas representaban el todo social. Tenían propuestas para todo. Y ahora resulta que los partidos ya no controlan a la sociedad civil y tienen que hacer alianzas. Con las organizaciones femeninas, ecológicas, comunales. Ya no funciona ramirez-sergio-2-jpg. un buró político decidiendo qué es bueno o malo. Aquí en tiempos de la Revolución teníamos a la organización de mujeres sandinistas, de jóvenes sandinistas, de trabajadores sandinistas, de agricultores sandinistas, hasta de niños. Y a todos los dirigentes los nombraba el presidente del Frente, y cuando no le parecían, los quitaba. Eso ha cambiado. A ningún partido de izquierda o derecha se le ocurriría tener un sector de mujeres, por decir algo, y decirles quién lo va a dirigir.

-ƑCuál es la situación del movimiento popular de Nicaragua?

-Disperso, decaído y confuso. Por ejemplo, en el sindicalismo encontramos que dirigentes de las cúpulas sindicales sandinistas son ahora hombres muy prósperos. Porque con la privatización de las empresas se acordó que 30 por ciento de éstas pasaría a manos de los trabajadores. Y muchos dirigentes en alianza con los empresarios neosandinistas se apropiaron de estos bienes. Por eso el sindicalismo sandinista entró en crisis. Bueno, yo creo que ustedes en México saben mucho de eso.

-Nos aprendieron lo peor.

-Eso me parece. Terrible. Eso dejó pulverizado al movimiento sindical.

-Al margen del frente Ƒhay participación ciudadana?

-Es una de las herencias de la revolución, la fortaleza del movimiento social. Hay redes de mujeres con más de 60 organizaciones fuertes y dinámicas, de trabajo comunal, de trabajo social. Yo no diría que con fuerza política, pero con fuerza gremial, de género, comunal, de barrio.

 

Lecciones centroamericanas

 

--Frente al panorama centroamericano después de la guerra, en esta etapa que llaman democrática, hay lecciones qué aprenderle a Nicaragua. El FMLN en El Salvador no ha tenido buenas experiencias en lo electoral, la URNG en Guatemala no la tiene fácil.

-Al revés. Creo que el FMLN tiene mejores lecciones que darle al sandinismo. El FMLN es mejor alternativa de poder de lo que el FSLN puede ser ahora. La gran tragedia del FMLN fue su sectarismo interno, que no le permitió poner un candidato idóneo. El propio Facundo Guardado creo que sabe que con Héctor Silva su partido sí hubiera ganado. Pero es un partido con la presencia política más seria en El Salvador, es el que tiene más oportunidades políticas en Centroamérica.

"Más que la Unión Revolucionaria Nacional de Guatemala (URNG). Me ha golpeado mucho que hayan perdido el plebiscito porque eso demuestra su propia debilidad y marginalidad. La URNG nunca logró ser un organismo insertado en la vida social del país. Y le va a costar mucho ahora en la lucha electoral de Guatemala. Hay que decirlo, la izquierda en Centroamérica nunca fue una alternativa electoral. En Nicaragua ojalá que se recomponga la situación".

-ƑVe esa posibilidad?

-A mediano plazo sí. Todo el mundo se va a dar cuenta que no hay otra alternativa. Que desaparezcan algunos de los actuales líderes del FSLN no es tan fácil.

-ƑSe tiene que pasar por ahí?

-No veo cómo se va a recomponer una izquierda dinámica con imaginación, moderna, comprometida con un proyecto democrático con Daniel Ortega siempre de candidato y con Tomás Borge siempre diciendo discursos a favor de Daniel. Imposible, no veo cómo.

-ƑPasó el tiempo en que se creía posible la revolución? ƑO sigue siendo posible?

-Hay otros modelos no mesiánicos, no armados. No me gusta aparecer como darwinista de la historia pero sí creo que van a aparecer nuevas fuerzas. Es la ley de la vida. Aquí la generación que fue a pelear contra la contra, que alfabetizó, que vacunó y fue a pelear las cosechas se perdió. Se salió de la política porque se sintió decepcionada, estafada. Tal vez esa generación ya no va a entrar nada en la política. Pero va a entrar la siguiente. En Nicaragua 70 por ciento de la población es menor de 30 años. Ese es un dato de la mayor importancia. La mayoría no había nacido cuando la revolución. Y no hay memoria.

-ƑPor qué no se pudo construir esa memoria?

-Por la polarización. Los primeros años del gobierno de doña Violeta fueron muy antisandinistas. Hubo un ministro de Educación tan recalcitrante que hay un texto de historia que explicaba la revolución en tres líneas, diciendo que el gobierno de Anastasio Somoza había sido sustituido por una resolución de la OEA.

-ƑEn qué momento ubica usted el declive del sandinismo como proyecto?

-Las grandes fallas del proyecto de la revolución se comienzan a dar desde el momento de la derrota electoral. No porque la revolución no tuviera fallas a lo largo de proceso, sino porque la repercusión de esas fallas se da como una gran explosión después de la derrota. Lo que dividió al sandinismo es lo que pasó después. Las consecuencias están a la vista ahora que la discusión interna no sólo es ideológica, sobre el rumbo que debió haber tomado la revolución, sino sobre la repartición del poder muy tradicional que pretenden el Partido Liberal y el Frente Sandinista.

-ƑSe refiere a las reformas constitucionales y electorales que están en proceso de pactar la izquierda sandinista y la derecha liberal?

-Es grave que el FSLN pase ahora a ser un partido conservador en la medida en que ve su supervivencia política sólo a través de ajustes y cuotas de poder, y que trate de sacar del juego a los demás partidos que son demasiado pequeñas. Repite la vieja mecánica de los pactos políticos a lo largo de la historia de Nicaragua. Cuando en 1950 el general Somoza viejo y un caudillo conservador se sentaron a negociar el llamado pacto de los generales, Somoza dijo que para qué iba a permitir la participación de otro partido si ellos dos solos representaban a todo el electorado. Es el mismo argumento que hoy esgrime Daniel Ortega. Esto debilita la perspectiva democrática del país".

 

Se acabaron los conflictos

ƑLlegó la democracia?

 

-En este periodo post bélico se argumenta que en América Latina se consolidó el modelo democrático. ƑEs así?

-No se puede hablar de un modelo. Cada país es distinto. Panamá, por ejemplo. El presidente Pérez Valladares se impuso reformar la Constitución para reelegirse. Esta es una tendencia negativa pero nueva. No es el viejo caudillismo militar, que se creía con el derecho perpetuo de ser presidente, sino es un caudillismo civil. Presidentes tecnócratas que han tenido éxito en la gestión financiera y de repente sus adulteres empiezan a decirle que porqué va a dejar el poder. Entonces, a cambiar la Constitución. Al menos Pérez Valladares tuvo el buen juicio de cambiarla, campaña electoral en contra de las leyes, y perdió. Eso fue sano.

"El caso de Venezuela es el que me parece más preocupante porque es la legitimación de un caudillo populista por la vía del respaldo popular, de un presidente que dice que no tiene por qué respetar leyes que están en contra de lo justo. Otra vez vemos en América Latina que un caudillo se pone por encima de las instituciones.

"Y aquí, en Nicaragua, si no tuviéramos un caudillismo bicéfalo muy enemistado con la apertura democrática, y se convocara a un referéndum sobre el pacto, estoy seguro de que lo perderían.

"Colombia vive la situación más grave de América Latina, eso ya no lo resuelve la institucionalidad. Con la llegada de Pastrana se hizo el esfuerzo de que esto se resolviera mediante la institucionalidad. Pero los poderes reales, los paramilitares, la guerrilla y el narcotráfico, ya están fuera del alcance de las instituciones. Eso lo hace tan complejo".

-ƑY México?

-Las elecciones próximas van a ser decisivas. Yo seguí con atención las del estado de México y la alianza que se dio en Nayarit. Creo que se pueden extraer lecciones de estas dos experiencias. México va por un proceso que no tiene retrocesos, aunque puede tener obstáculos.