El uso político de las

ENCUESTAS

Gisela Rubach y Rafael Giménez (*)

Cuánto pesan las encuestas en la hora de los votos? ƑCómo pueden influir -o han influido- en la decisión del electorado? ƑTienen los candidatos y los partidos alguna defensa frente a encuestas que los dan por enterrados?

Los comicios recientes y el proceso del 2000 -ya plenamente en curso, encuestas incluidas- han avivado el debate sobre un instrumento técnico que se usa políticamente.

ƑPesan las encuestas? Engallado como siempre, Vicente Fox -ya aspirante presidencial único en el PAN- ofrece dar tres puntos de ventaja a Cuauhtémoc Cárdenas, si es que usan una encuesta para seleccionar al candidato de una coalición opositora (sería la muestra más grande jamás hecha en el país).

Entrampados en sus elecciones internas, una buena parte de los dirigentes del PRD decidieron usar -luego de unas complicadas negociaciones- una encuesta como vía del acuerdo: de esa herramienta surgió la planilla unitaria que encabeza Amalia García.

Las encuestas tienen sus apasionados.

Eran el instrumento preferido del asesor José Córdoba Montoya y también de Andrés Manuel López Obrador.

Las televisoras batallan para ver cuál da el pronóstico más acertado.

En la política mexicana, como nunca, las encuestas están de moda.

Han pasado de ser meros instrumentos de investigación cuantitativa para convertirse en utensilios fundamentales en la manufactura de campañas y estrategias de gobierno.

Pero en el mar de encuestadores y encuestas se han instalado ya los estudios parciales, las inconsistencias metodológicas y los intereses particulares.

A partir de dos casos recientes -las elecciones de Nayarit y el estado de México- los autores dan luz sobre la confiabilidad de los encuestadores y sobre el uso -o abuso- político de un instrumento técnico.

En la ruta del 2000, y dado que cada vez tendrán un papel más importante, los autores plantean la necesidad de que las encuestas que se den a conocer a la opinión pública sean objetivas, estén soportadas en una metodología seria y no respondan a algún interés particular. De ese modo, sostienen, contribuirán a acrecentar la cultura política mexicana.

Las encuestas son instrumentos de medición de la opinión pública, invaluables para la elaboración de estrategias en una campaña política.

Mucho se ha hablado y escrito acerca del uso y el abuso de las encuestas en México. El tema volvió a aparecer durante los últimos procesos electorales y sigue en la mesa de discusión de los que están en marcha.

Los medios de comunicación, tanto escritos como electrónicos, juegan un papel importante en este campo, ya sea por la elaboración de estos instrumentos a cargo de sus propias áreas de investigación, o bien por las que difunden, previo pago, a partidos o candidatos. En este caso, algunas veces los resultados no tienen nada que ver con las percepciones del electorado en ese momento.

Las elecciones del 4 de julio en los estados de México y Nayarit estuvieron marcadas por considerables divergencias en las encuestas difundidas.

La discusión técnica sobre las encuestas que se divulgan en cada proceso electoral aún no se cancela en México, a pesar de que tienen más de diez años de avance. De hecho, estos dos últimos procesos reabrieron el debate sobre la confiabilidad del instrumento, debido a los dudosos manejos que se hicieron del mismo.

La lección del estado de México y de Nayarit en esta materia indica que es urgente ventilar esta discusión y encontrar mecanismos técnicos y no políticos, a fin de que en el proceso del 2000 no queden descalificadas de entrada y sin un análisis técnico serio. El propósito sería determinar la calidad y el origen de cada encuesta y las agencias que las realizan.

Edomex: los yerros de Tv Azteca

La pasada elección para gobernador fue sin duda la más competida en la historia política del estado de México, aunque el nivel de participación fue sensiblemente más bajo que en otros comicios.

La elección inició con un bajo perfil en la agenda de los medios de comunicación, lo que inhibió la información sobre el proceso y dejó al ciudadano expuesto únicamente a propaganda pagada.

Sólo al final del proceso las televisoras prestaron atención a los comicios. Mientras Tv Televisa se concentró en los problemas que tenía el gobierno municipal de Naucalpan (donde fue presidente municipal el candidato de an), Televisión Azteca se concentró en la gran ventaja que, según su recopilación de encuestas (la mayoría de ellas telefónicas), tenía el pri.

Sin embargo, la contienda resultó ser mucho más competida de lo afirmado por Tv Azteca. Por ejemplo, la que resultó ser la mejor encuesta prelectoral de la televisora le daba ventaja de 16 puntos porcentuales al pri sobre el pan, mientras que la ventaja efectiva fue de menos de 7 puntos, y con una gran impugnación de pan y prd al proceso, situación que hace tiempo no se veía en México.

En su última encuesta telefónica prelectoral, la más próxima a la fecha de la elección, Tv Azteca le dio sólo 8 puntos porcentuales al prd, que en la elección obtuvo 22 por ciento, un error de š14 puntos porcentuales!

Al final de la elección creció el interés por las encuestas en la entidad. Para buena parte de analistas y políticos, todo estudio publicado tenía una sombra de dudas, restando atención al aspecto técnico del instrumento.

Durante el proceso aparecieron todo tipo de encuestas prelectorales realizadas en las viviendas, las calles y por teléfono. Sin embargo, hacia la última semana, muy pocas agencias decidieron animarse a publicar resultados. Particularmente notable es que ninguna de las casas encuestadoras que participan en la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación se atrevió a publicar resultados.

De una u otra forma, todas las encuestas publicadas fueron sometidas a juicio. De una u otra manera había motivos para desconfiar. Lo preocupante es que la evaluación de las encuestas se dio en función de intereses de partido o de una postura en favor o en contra del sistema, y no en función de las cuestiones técnicas de cada estudio.

En la semana previa a la elección se publicaron seis distintas encuestas que presentaban una alta variación en sus resultados: los pronósticos para el pri iban de 52 por ciento de la encuesta de El Universal/Alduncin, a 34 por ciento de Comunicometría. El rango para el pan iba de 40 por ciento de la encuesta de Sigma, al 26 por ciento en la encuesta de El Universal/Alduncin. Mientras tanto, al prd se le ubicaba entre 22 y 30 por ciento.

De las encuestas finales que se publicaron, sólo dos se mantuvieron alrededor de su margen de error muestral: la realizada por Reforma, que fue la más cercana, y la realizada por Milenio/Multimedios, con aproximación muy diferente.

La serie de Reforma se aproximó a la elección en la perspectiva de una gran diferencia del pri sobre el pan, que llegó a ser de 16 puntos en su estudio de fines de mayo. En cambio Milenio, que sólo se concentró en el último mes de campaña, previó siempre una contienda muy cerrada.

Finalmente los resultados de la elección cayeron entre la encuesta final de Reforma y de Milenio. Mientras Reforma tuvo un error absoluto de 4 puntos, Milenio lo tuvo de 6 puntos, al tiempo que la diferencia entre primero y segundo lugares también se aproximó más al escenario de Reforma.

El resto de los estudios finales publicados se encuentran muy fuera de cualquier rango de error muestral tolerado. Por ejemplo, El Universal/Alduncin tuvo un margen de error total absoluto de 20 por ciento, mientras para Tv Azteca y Sigma fue de 10 puntos.

Durante la jornada electoral las cosas no fueron distintas: entre las encuestas de salida y los conteos hubo resultados muy distintos, aunque -a diferencia de las encuestas prelectorales-, todos coincidieron en el ganador.

La información más consistente a lo largo del día de la elección la proporcionó Televisa/Consulta Mitofsky: un rango de 3 a 6 puntos de distancia entre pri y pan, mediciones bastante cercanas a los resultados finales de la elección.

Televisión Azteca continuó con el manejo irresponsable de los datos de la elección. Apenas nueve días antes había otorgado 16 puntos de ventaja al pri sobre el pan. El mismo día de la elección, a las seis de la tarde, cuando todavía había electores formados en algunas casillas, difundió los resultados de su encuesta de salida en donde daba 11 puntos de ventaja al pri, casi el doble del resultado final. Fue hasta las diez y media de la noche cuando finalmente rectificó y difundió los resultados de su conteo rápido que fue bastante preciso. Sin embargo, buena parte del daño ya estaba hecho. Los resultados de Televisión Azteca pasaron de 16 puntos de diferencia a 11 puntos en su encuesta de salida, y a 6 puntos en el conteo final.

Contra la paradoja que encuentra Sergio Sarmiento en su nota de opinión en Reforma del 7 de julio, la diferencia de Milenio para el pri de 40 a 39 por ciento y del pan de 36 a 39 por ciento que registró nuestro seguimiento semanal es perfectamente explicable como error muestral. Lo que no es explicable son las numerosas deficiencias técnicas de la cobertura de encuestas que tuvo Tv Azteca durante el proceso del estado de México. Lo realmente difícil de explicar son los numerosos "cambios" de opinión que registró la televisora, todos ellos en favor del pri. Estas situaciones no son atribuibles a su área de encuestas, sino al manejo de la información en su redacción.

Nayarit: disputa por el ganador

En el caso de Nayarit, aun antes del 4 de julio, todas las encuestas coincidían en que sería una contienda cerrada. La disputa era por el ganador.

De las tres encuestas publicadas en la semana previa al día de la elección, sólo una de ellas, la de Consultores en Marketing Político, daba como ganador a Antonio Echevarría, candidato de la Alianza para el Cambio. Se trató de la encuesta publicada más acertada para la gubernatura de esta entidad.

Durante el proceso nayarita, nuevamente se utilizaron las encuestas, presumiblemente de mala fe, como un instrumento de campaña para generar escenarios falsos de intención de voto, en esta ocasión en favor del pri.

Las dos encuestas de mayor difusión en los días previos a la elección del 4 de julio, la de Reforma y la de El Universal/Alduncin, no sólo equivocaron al ganador de la contienda, sino que su margen de error fue enorme -11 y 12 puntos porcentuales en términos absolutos, respectivamente- para sólo dos contendientes de consideración.

Esta falla de las encuestas más conocidas, sin duda contribuyó a caldear aún más los ánimos de la contienda en Nayarit y a crear falsas expectativas a los ciudadanos, y probablemente a los candidatos, sobre el resultado final de la elección, situación que pudo haber impactado en los incentivos de la población para acudir a votar.

Sin embargo, fue tal la inercia del voto opositor al pri en la entidad, que ni este tipo de maniobras ni la movilización de la estructura corporativa del pri pudieron salvar de la derrota al candidato tricolor, Lucas Vallarta.

Las encuestas del día de la elección no ofrecieron divergencias. Las agencias que hicieron públicos los resultados de sus conteos rápidos coincidieron en el ganador -incluso Tv Azteca, en contraste al resultado que dio a conocer respecto al estado de México-, y todas se mantuvieron en el rango de su margen de error, avalando el triunfo del candidato de la Alianza para el Cambio en Nayarit, cuestión que fue decisiva para que el pri aceptara el resultado de la contienda y se anulara cualquier maniobra ilícita poselectoral.

Conclusión

Las encuestas son instrumentos de investigación cuantitativa que cada vez jugarán un papel más importante y serán fundamentales para la elaboración de estrategias de campaña. En la medida que las encuestas se den a conocer a la opinión pública y sean objetivas, soportadas con una metodología seria y no respondan a ningún interés particular, en esa medida contribuirán, de forma muy importante, a incrementar la cultura política de México. *

(*) Gisela Rubach Luethers es directora de la empresa Consultores en Marketing Político y actualmente coordina el diplomado sobre mercadotecnia política que se imparte en el ITAM.

 

Rafael Giménez es especialista en prospectiva política. Actualmente asesora a distintas empresas, entre ellas a Multimedios Estrella de Oro, de Monterrey.