* Hizo un llamado a la concordia y la unidad


Es preciso dejar atrás la amenaza de la violencia: Zedillo en Chiapas

Rosa Elvira Vargas, enviada, Ocosingo, Chis., 21 de julio * A unos kilómetros de la comunidad lacandona Bethel -una de las puertas a la zona zapatista-, el presidente Ernesto Zedillo sostuvo que no hay región en la entidad que resulte ''impenetrable'' para las instituciones gubernamentales. Incluso, señaló que él mismo ha estado en lugares que se conocieron, ''en 1994, como zona de conflicto''.

En una nueva gira por Chiapas -la quinta del año-, Zedillo revisó y puso en marcha obras y programas de inversión federal, lo que resultó más que palpable, puesto que en ninguna de las ceremonias intervino el gobernador Roberto Albores Guillén, que sí estuvo presente en la gira.

Se privilegió la participación de habitantes de la zona, como en las Cañadas, donde Mario Alfaro García, representante de los consejos consultivos de la región planteó al mandatario: ''Que quede muy claro que no le estoy pidiendo limosna; le estoy pidiendo lo que nos corresponde por ley, y por derecho''.

Y como en cada ocasión que toca municipios ubicados claramente como de importante presencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el jefe del Ejecutivo lanzó nuevos llamados al diálogo y a construir pacíficamente la democracia dentro de la ley, y ''sin más armas que la razón, los argumentos, la convicción y las propuestas para ganar voluntades y también para ganar votos''.

Más tarde, y luego de visitar uno de los puntos de la extensa zona donde siete mil cadetes de los planteles militares reforestan la reserva de la biosfera de Montes Azules, el titular del Ejecutivo ampliaría conceptos y puntualizaría: ''Nosotros no queremos la violencia con la que se nos ha amenazado como Estado'', y acotó que ante ello, la respuesta es el trabajo, el llamado a la concordia y a la unidad.

Entrevistado al pie del helicóptero en que se trasladó por el periodista Abraham Zabludovsky, y a punto de iniciar el último de los seis recorridos que por ese medio de transporte realizó este día, Ernesto Zedillo dijo saber ''que no basta el llamado del presidente de la República, porque hay un llamado más importante y es el de la gente; y ese es el llamado que yo he escuchado otra vez''.

En Chiapas, continuó, la gente quiere trabajar, progresar a partir de su propio esfuerzo y no quiere que esté de por medio la amenaza de la violencia que, ''lamentablemente, ha prevalecido por parte de quienes se han inconformado''.

Indicó entonces que el gobierno ''estará dispuesto a abrir otras vías, otros caminos -que están abiertos, además-, pero que, si se quiere, hacerlos todavía más anchos para que se transite con mayor velocidad y con mayor eficacia hacia la meta común de los mexicanos: vivir en armonía y tener oportunidades de progreso''.

Aunque no tuvo contacto con la relatora especial de la ONU, Asma Jahangir, quien trabaja en estos días en tierras chiapanecas, el Presidente indicó que sus frecuentes visitas a la entidad tienen que ver con la solución a los numerosos problemas que han provocado el atraso de la mayoría de su población, ya que esa marginación, ''más allá de cualquier acuerdo político, encuentro o diálogo'' está en las raíces profundas de la inconformidad, la inquietud y el desasosiego de las comunidades.

Fue ciertamente, el de hoy, un recorrido de múltiples sesgos. Se inició en la comunidad Guadalupe Victoria, del municipio de Mapastepec, donde el biólogo Alejandro Hernández Yáñez presentó el programa de manejo de la reserva de la biosfera El Triunfo. Ahí se asumiría que la deforestación de esta importante zona, de casi 120 mil hectáreas y la de mayor precipitación pluvial del país (entre 3 mil 500 y 4 mil 500 milímetros cúbicos anuales), fue causa central de los graves daños que dejaron a su paso las lluvias que azotaron la entidad en 1997.

Con esta agua se nutre el sistema hidroeléctrico del río Grijalva, que es el generador de un tercio de toda la energía eléctrica que por ese medio produce el país; pero Zedillo alertaría también que si esa zona no se cuida y restaura, cada vez serán más frecuentes y costosas las tragedias como las ocurridas el año pasado por las lluvias.

En Motozintla entregó el último paquete de viviendas -691- del programa emergente Nuevo Milenio, precisamente para los damnificados por las tormentas del año pasado. Las que hoy se adjudicaron son edificaciones de 36 metros cuadrados, divididos en un llamado cuarto de usos múltiples, baño y corredor. La gente lamentó no disponer aún de agua potable y alcantarillado en las casas, y carecer de otros servicios necesarios.

Sin embargo, el titular de la Sedeso, Esteban Moctezuma, defendió el programa al compararlo con las condiciones en las que vivían antes, y argumentó que se dotará de los elementos que aún faltan, aunque admitió que en el caso del drenaje y el agua potable, son tareas que corresponde realizar al ayuntamiento.

En Motozintla se reunió muchísima gente pero, sobre todo, había una gran cantidad de niños que corrían y jugaban despreocupados mientras transcurría la ceremonia. A su salida, el Presidente recibió cartas y peticiones, y sobresalieron dos mujeres que pidieron se les haga justicia y se les brinde ayuda, pues ''hace cuatro años los judiciales mataron a mi esposo y me quedé con diez hijos'', denunció una de ellas, mientras que la segunda expuso que hace apenas ocho días sufrió la misma pérdida y por las mismas manos, aseguró.

Ya en la región de las Cañadas, en el municipio de La Trinitaria, el mandatario conoció el balance del programa de desarrollo para esta región, en el que se han invertido, según cifras oficiales, 504.4 millones de pesos de mayo de 1995 a la fecha, y se aplica en las comunidades de Ocosingo, Las Margaritas, Altamirano, La Independencia y este lugar.

Las acciones gubernamentales en esta área tienen que ver con caminos y electrificación rural, agua potable, educación, urbanización, salud y apoyos productivos. Los dirigentes locales de este programa agradecieron en su momento las inversiones realizadas, pero le pidieron a Zedillo que del presupuesto más de 60 por ciento se destine para proyectos productivos, pues los lugareños ''queremos ganarnos nuestros alimentos con el esfuerzo de nuestras manos y no con dádivas del gobierno, y mucho menos de gentes extrañas a nuestras comunidades''.

Fue también aquí clamor insistente que se construya un nuevo hospital, pues el actual es claramente insuficiente y la gente padece serios problemas de salud. Pero al dirigirse desde la plaza central a la población, Ernesto Zedillo había primero resaltado la trascendencia de la formación de los siete nuevos municipios chiapanecos, a cuyas autoridades ofreció ayuda del gobierno federal para que, les dijo, tengan un buen arranque de gestión.

Esa remunicipalización, acotó firmemente, da también cumplimiento a algunos aspectos de los acuerdos de San Andrés Larráinzar. Con esta creación de nuevos municipios, abundó, se termina con motivos de división y enfrentamientos.

Y pasó entonces al mensaje central, el político, el que tiene que ver con la influencia en esta zona del EZLN. De ese modo, externó, ''en lo político es preciso dejar atrás la amenaza de la violencia y participar constructivamente en la democracia, porque la voluntad de la inmensa mayoría de los mexicanos, incluida la inmensa mayoría de los chiapanecos, es seguir construyendo pacíficamente la democracia dentro de la ley''.

La democracia, añadió, significa diálogo, tolerancia, competencia libre y abierta sin más armas que la razón y los argumentos. La unidad y el trabajo responsable, había dicho también, son los únicos medios efectivos para superar los problemas profundos de Chiapas, que son los del atraso, la pobreza y la marginación. Debe procederse así, indicó, ''respetando las ideas de cada cual y sus preferencias políticas''. Ese trabajo, insistió, sólo puede hacerse cuando se dejan atrás los rencores, al ánimo de venganza y las divisiones, y cuando ''hermanos y hermanas se unen para conseguir las metas comunes más allá de preferencias políticas''.

En Las Margaritas, pero específicamente en el ejido Nuevo Jerusalén, que está cumpliendo 30 años de fundado, Sebastián Hernández Meza agradeció el nuevo centro de salud que se les entregó, pero comentó lo ''triste'' de que a muchas otras comunidades les falte ese servicio.

Le recordó además al Presidente que hace tres décadas, cuando llegaron aquí, ''no venimos así, como nos vio ahorita; venimos jodidos, traíamos pedazos de ropa, descalzos, caminando 200 kilómetros, batiendo lodo. Imagínate lo que sufrieron estas mujeres, estas familias, estos niños caminando en el día, cansados, aguantando cansancio, dolor y hambre''.

El hombre estaba feliz por el centro de salud, pero ciertamente lo que alcanzaba a verse en los tojolabales, tzeltales y tzotziles que aquí se dieron cita, no era diametralmente opuesto. Sus ropas de fiesta contrastaban con la seriedad de sus rostros. Nada de algarabía.

Finalmente, el mandatario llegó a la selva Lacandona donde el Ejército realiza, de acuerdo con las explicaciones oficiales, una ''reforestación intensa'' teniendo como base a los planteles militares. Se encuentran en esta zona 10 mil 641 elementos entre generales, jefes, oficiales, cadetes y tropa. Se busca repoblar aquellos sitios que el fuego consumió el año pasado y que tuvieron su origen en la sequía.

Antes de llegar a la zona donde sembró un árbol, Zedillo se encontró con lacandones que se quejaban de algunas acciones de reforestación impulsadas por la Secretaría de Medio Ambiente. Durante las explicaciones de las labores que ahí se realizan, se informó que en estas semanas se plantarán 7.5 millones de árboles, principalmente cedro, caoba, pino, encino, guayacán y zapote negro. Asimismo, se incluyeron explicaciones del Plan Biosfera, que busca establecer puestos de control para evitar el tráfico de maderas preciosas, de animales en peligro de extinción y limpiar escombros en un radio de 345 kilómetros.