* La Compañía Nacional de Opera restrenó Le Nozze di Figaro, de Mozart


Bellas Artes, escenario de las nupcias de Eros con Ethos

Pablo Espinosa * En el Teatro de Bellas Artes se realizaron, la tarde del domingo, las nupcias del Eros con el Ethos. Del foso de la orquesta emergían manantiales de emociones convertidas en sonido, mientras en las tablas discurría una puesta en escena formidable, el nuevo eslabón de una, ya, saga mexicana que transforma el mundo operístico de Mozart en una realidad, pues la renovación músico-teatral que ha experimentado la Compañía Nacional de Opera en la última década permite disfrutar, a diferencia de otras épocas, hondura, verosimilitud, poderío y alcances de las óperas mozartianas en todo su esplendor.

wolg gang2 Las bodas de Fígaro (1786), ópera de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) a partir de un libreto de Lorenzo Da Ponte y éste a su vez desde la comedia homónima de Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais, se restrenó el domingo en Bellas Artes por un equipo renovado pero cuya base está en la concepción ideada por el director de escena Benjamín Cann y el escenógrafo e iluminador Alejandro Luna en un primer montaje que se remonta a 1993. El elenco, salvo Lourdes Ambriz y José Guadalupe Reyes, cambió así como también algunos matices en el trazo escénico. La intención, la suma de logros estéticos, la comprensión a cabalidad del mundo mozartiano y sobre todo la hondura de mensaje trasmitida, lucieron con fuegos mayores.

La soprano Lourdes Ambriz ha participado en toda la saga mozartiana y comprende un buen número de títulos de este autor puestos en carne y sangre en México en los últimos años. Su trabajo en este nuevo montaje la consolida como una de las grandes cantantes mexicanas de nuestro tiempo, no sólo por su calidad musical, a toda prueba, sino también por su presencia escénica en este caso mozartianísima. Los papeles principales de Le Nozze di Figaro fueron el domingo vehículos para otras demostraciones mexicanas de calidad como las siguientes:

Eugenia Garza, como la condesa Alma Viva; Genaro Sulvarán como el conde, y Jorge Lagunes como Fígaro.

En la responsabilidad del foso de la orquesta, el visitante Kamal Khan derrochó sapiencia, control y sobre todo un manejo inteligente de la partitura, al punto de poner en planos primerísimos matices que a muchos otros directores les resultan inexistentes, así como a buen parte del público que mostró su insatisfacción al final de los cuatro actos con algunos abucheos.

Lo que sucede es que Le Nozze... no es de esas óperas espectaculares, de gorgoritos o grandes tutti orquestales; ni rimbombante ni complaciente, sino una expresión de la más fina inteligencia.

Una prueba de ello es que todo el primer acto transcurrió en escena de la manera más anodina, descontrolada, casi sosa, mientras que en el foso Kamal Khan extraía el zumo mozartiano con vehemencia tal que lo cómico de esta ópera cómica estribaba más en lo que se escuchaba que en lo que se veía, situación anómala que mejoró de manera progresiva: un hilarante final de segundo acto, un tercero formidable y un cuarto y último de amalgama perfecta entre texto, música y escena.

Fotógrafo del ser humano

En el receptáculo idóneo: la escenografía magistral de Alejandro Luna, esplendieron entonces las voces, las sonrisas de una música, la música de Mozart, que siempre acaricia (sonríe siempre y, por tanto, siempre acaricia), el amor platónico, el amor físico, el amor sublime y la gama completa de los sentimientos en manos del fotógrafo Mozart, quien con música retrata al ser humano en plenitud.

Lucen en Le Nozze... de manera preponderante las arias para personajes femeninos, de igual forma que los números de conjunto, verbi gratia el alucinante sexteto del tercer acto.

Alegría, desenfado, ironía, mucho amor y mucho humor en una de las óperas más célebres y celebradas de todos los tiempos (el domingo Bellas Artes lucía un lleno esplendoroso). Un montaje de primer nivel.

De ponerse exigente hasta el extremo, uno pediría más garra, más enjundia, más vigor, no el altius virtius fortius, sino una entrega aún mayor que todo lo tiene y todo lo merece.

Le Nozze di Figaro tendrá tres funcione más en el Palacio de Bellas Artes: esta noche, el jueves 22 y el domingo 25.

El siguiente, anhelado capítulo de la saga Mozart en México, ocurrirá en marzo próximo, cuando en el contexto del Festival del Centro Histórico, Sergio Vela dirija escénicamente La flauta mágica, con escenografía del maestro Alejandro Luna, columna vertebral a todas luces del, nunca tardío, descubrimiento del Mozart escénico en México, antaño reducido a víctima de puestas en escena de cartón y de a mentiras.

Sigue, en cambio, de Mozart la llama ardiendo.