La Jornada Semanal, 18 de julio de 1999



Eduardo Milán

TERCERA COLUMNA

Prosa crítica de Joao Cabral

La poesía de Joao Cabral de Melo Neto (Recife, Brasil, 1920) constituye uno de los logros más relevantes de la poesía de su país en este siglo. Vinculado a la generación brasileña del 45, que buscaba responder ordenando el desorden formal de la poesía del 22 (Oswald y Mario de Andrade, entre los más brillantes representantes de la Semana de Arte Moderno de aquel año), Joao Cabral no parece pertenecer, tampoco, a esta generación restauradora. La generación del 45, con su pretensión formalista, que recuerda mucho a los tics parnasianos y simbolistas de la poesía brasileña prevanguardista, siempre olió a viejo. Jo‹o Cabral, en cambio, siempre olió a futuro, hubiera o no hubiera este tiempo de continuidad. Pero a un futuro especial: no al futuro signado por la lógica del desborde o por la lógica de cualquier posibilidad, conducto inequívoco de lo peor del progreso, tanto estética como técnicamente. La poesía de Joao Cabral abría puertas no por desborde sino por contención, no por dilapidación sino por restricción, no por abuso de vocabulario sino por precisión. Rigor constructivo es el concepto que mejor define a la poesía de este poeta que dialogó, en toda su obra, con la poesía española y con la cultura de España, con sus pintores, con sus músicos, con sus mitos. No con su sentimiento trágico: con sus formas de traducirlo. La poesía de Cabral alcanza su punto más alto en cuanto a la realización con A educacao pela pedra (1966), que fue traducido al español, al igual que el posterior A escola das facas (1980). Pero antes, con libros como O cao sem plumas (1950) o con el iluminador A Psicología da composicáo seguido da fábula de Anfiom e Antiode (1947), Cabral ya había ocupado un lugar determinante en la poesía brasileña educada en la escuela del rigor.

Lo que no se conocía en español en forma de libro era su ensayística. Parte de ella aparece en Poesía y composición (México, Colección Poesía y Poética, Universidad Iberoamericana, 1999). Se trata de una nueva entrega de la colección de libros de Poesía y Poética, la revista que dirige Hugo Gola, que en varios de sus números se ha ocupado de la poesía y de la reflexión de Joao Cabral.

¿Por qué interesan los ensayos de Cabral? Porque les imprime un rigor reflexivo semejante al de su poesía. El ensayo sobre poesía y arte, en general, parece ser el territorio de la libertad de un escritor, un territorio que, a fuerza de tan libre, tiende a volverse injusto cuando el escritor intenta convencer al lector de que ambos tienen los mismos intereses. Las reflexiones sobre arte y poesía son, casi siempre, impuestas sobre el lector desprevenido. Los ensayos de Cabral son necesarios no sólo temáticamente sino por su manera de traducir su pensamiento a la escritura. En Cabral, en sus ensayos, importan las ideas. Por lo tanto, importa la manera de tratarlas. Y muy especialmente, importa la manera en que se transmiten al lector. Lo común en los ensayos sobre poesía es la escritura ensayístico-poética, en la cual el poeta-ensayista seduce, en prosa, de la misma manera que puede seducir en poesía: las ideas pasan a segundo o tercer lugar y el despliegue escritural tiende a convencer por sí mismo, como hace un poema. En Cabral no ocurre esto. Ocurre la discusión de ideas que interesan en una determinada época. Por ejemplo, el ensayo incluido en este libro, Poesía y composición. La inspiración y el trabajo de arte, es el texto de una conferencia pronunciada por Cabral en 1952. En ese texto, un ejemplo de disciplina mental inusitada, Cabral critica el problema de la creación poética que generalmente ocurre entre polos antagónicos: el de la inspiración y el del trabajo, ambos de difícil convivencia. Un poeta como Cabral no puede creer demasiado en la inspiración en cuanto a su trabajo poético. La gracia, que siempre está presente en su poesía, no es entregada en bruto con ese júbilo adolescente propio de la mayoría de los poetas que la poseen: en Cabral es una gracia trabajada, compuesta, construida. También sus reflexiones sobre arte (un análisis de Joao Miró ilustra ejemplarmente la vena de Cabral como crítico de arte) o sobre relaciones culturales (``Diversidad cultural en el diálogo Norte-Sur'', por ejemplo, es una muestra de los intereses culturales de Cabral, que trascienden lo meramente estético).

La aparición (este tipo de textos tienen, justamente, ese sentido en determinados ámbitos y en determinados momentos) de Poesía y composición de Joao Cabral es un acto de presencia que no podría eludir alguien realmente interesado en poesía, porque trae el recuerdo de una verdad que parecía ya perdida: los poetas también saben pensar. Y pensar seriamente.