* Sergio Ramírez, autor de Adiós muchachos
Democracia, aportación del FSLN a Nicaragua
* Ahora tengo una visión crítica del movimiento, reconoce
César Güemes * Hoy es un escritor con premios internacionales, ediciones de sus libros en varios países e innumerables compromisos de viaje. Antes, hace exactamente 20 años por estas fechas, Sergio Ramírez fue uno de los hombres clave, primero, para que el Frente Sandinista de Liberación Nacional consiguiera derrocar a la dictadura que asolaba Nicaragua y, segundo, para consolidar un régimen del cual fue vicepresidente. La fusión de ambos mundos, el político y el literario, dio por resultante Adiós muchachos, una memoria de la revolución sandinista, que publicada por Aguilar se une a los festejos de hoy, día en que el triunfo de la revolución sandinista alcanza 20 años. Desde Managua escuchamos la voz de Sergio Ramírez.
ųDiga si a 20 años del triunfo de la revolución sandinista lo que resta de ella es una memoria literaria y no social.
ųCreo que la revolución fue un proceso irreversible. El país nunca volvió a ser el mismo después del movimiento, incluso con las contrariedades que éste haya traído. Aun en la condición precaria que el país vive, la democracia es una herencia de la revolución. Trato de explicar en las memorias que eso quizá es lo que el movimiento se propuso con menos énfasis, pero es lo más firmemente logrado. Nosotros queríamos un país más justo, distinto en términos económicos. Eso no se pudo, Nicaragua es más pobre que antes, pero el sistema democrático fue una consecuencia de la lucha revolucionaria.
ųƑCómo es el paso de la historia real a la historia narrativa, casi literaria?
ųHay que tomar en cuenta que este libro refleja una cierta experiencia política observada por un novelista. He hecho este volumen como un escritor. Me fui con mi pura memoria, tratando tan sólo de corregir lo que sonara a incongruencia histórica. Lo veo como el libro de un narrador.
ųPara reconstruir algunas partes de lo sucedido hace 20 años, Ƒhabrá echado mano justamente de las herramientas de la ficción?
ųBueno, no diría tanto como eso. Sin embargo, reconozco que los recuerdos muchas veces son traicioneros o imaginativos. Supongo que si alguien distinto a mí contara los mismos acontecimientos, lo haría bajo otra luz, pasándolos por otro tamiz. En Adiós muchachos hay una fidelidad histórica que considero básica, no me aparto de ella.
ųEn ese sentido, Ƒla narración está compuesta sólo de sus recuerdos o incluye el testimonio de otras personas?
ųAntes de comenzar el libro mantuve con varios amigos una serie de conversaciones informales, más o menos para orientarme sobre lo que deseaba hacer. Hablamos de 20 años de mi vida ceñidos a 300 páginas. Tenía que ser selectivo con mis propios recuerdos y mis emociones. Es por eso que elegí como hilo narrativo hechos que me parecieran notables, como lo haría un periodista, o donde aparezcan personajes que vale la pena destacar a la manera de un novelista. No quise hacer un volumen cronológico en el que fuera narrando hecho tras hecho, porque eso lo hubiese vuelto farragoso y no me habría alcanzado el espacio que utilicé.
ųPareciera que "veinte años no es nada". Sin embargo, es un lapso considerable como para ver a la revolución sandinista ya un tanto lejana. ƑLa memoria puede ser fiel luego de este tiempo?
ųSé que los años son capaces de trastocar a los personajes y cambiar los acontecimientos. Luego de estas dos décadas es verdad que muchas cosas cambian. Lo primero que se modificó en mi caso fue la percepción, que es lo más importante. No es el modo de apreciar los hechos que tuve en el 79, al que uso para narrar hoy los sucesos de entonces. Es la percepción de alguien que ha alcanzado la madurez, que puede ver hacia atrás con cierta serenidad. Hoy tengo un espacio crítico, para denominarlo de alguna manera, que cuando sucedió la revolución no tenía. Me parece que esa es la gran diferencia entre lo que llamaría el recuerdo llano y el reflejo fiel de lo pasado.
ųEntiendo que el título del libro era más amplio, lo cual le daba otro sentido. ƑEs así?
ųEl título completo era Adiós muchachos, compañeros de mi vida. Los editores me convencieron de que era demasiado largo y quería decir lo mismo. Claro, yo deseaba darle a este trabajo un sentido francamente nostálgico, no de un adiós a la revolución, sino a la época en que me tocó vivirla, y lo mismo a las personas que participaron conmigo en el movimiento.
ųEn la parte inicial del volumen manifiesta su agradecimiento a varias personas que lo invitaron a escribirlo. ƑEso quiere decir que no estaba entre sus proyectos literarios trabajar sobre estas memorias?
ųNo tenía un plan específico. Fueron Juan Cruz y Sealtiel Alatriste quienes me dijeron que sería muy bueno hacer un volumen de memorias de la revolución, partiendo de que yo era un escritor que podía hablar de esos hechos. Entonces me convencí de que debía escribir Adiós muchachos. Déjame decirte que le tenía un poco de miedo, porque significaba hurgar dentro de mí, bucear en los recuerdos, y eso nunca deja de ser doloroso. Sobre todo por el proceso que viví hacia el final, cuando mi alejamiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Hablar de sueños rotos o perdidos no dejó de ser una conmoción para mí. Por eso le guardaba cierto resquemor a meterme otra vez en la misma historia. Sin embargo, cuando lo terminé me di cuenta que había pasado por una catarsis.
"Tal vez por extremismo de mi propio oficio de narrador fue que no pensaba de antemano en este libro de ahora. Como novelista quería empezar de nuevo con una obra distinta. Luego del Premio Alfaguara sentí que inmediatamente debería ponerme a hacer un escrito fresco. Ese es el impulso vital que uno recibe con esos estímulos literarios. Por otra parte, entendí también que escribir una memoria es lo mismo que hacer una obra literaria, por eso la realicé desde la perspectiva del escritor y no del político".
ųNo es tan fácil. Yo recuerdo hechos políticos como escritor. Mientras ejercí la política nunca quise dejar de ser prosista. Ahora en Nicaragua me proclamo primero escritor, aunque la realidad en la calle siempre me esté llamando.
ųƑEso que mira en las calles, es una tentación para regresar a la política?
ųLo es, pero no pienso asumir ningún papel de dirigente, ni presentarme en elecciones ni nada de eso. Quiero, en todo caso, conservar vivo mi espacio crítico, hablar de lo que sucede a diario en el país. En ese sentido no puedo dejar de ser político, por lo menos en el terreno de la opinión.
ųDespués del premio, Ƒqué sucedió con la novela que iba a escribir inmediatamente, antes de estas memorias?
ųLa voy a trabajar ahora mismo. Sólo espero que pase la etapa de promoción del libro. Luego de que vaya a México quizá tenga que ir a Buenos Aires y seguramente a Madrid. Pero a más tardar para septiembre u octubre pienso entregarme a escribir la nueva novela para la cual ya me estoy preparando. Es una historia que tiene que ver precisamente con la etapa de la revolución, una saga que comienza con la lucha por derrotar a Somoza y termina en el presente.
ųƑEs posible que Adiós muchachos se incorpore a otras memorias que se publican ahora en Nicaragua?
ųAsí es, por ejemplo Ernesto Cardenal está terminando el segundo tomo de las memorias de su vida. Forma parte de una tetralogía, según me dijo ayer. Y este tomo dos es sobre su trabajo en la revolución. Esto me parece que es muy útil a mediano plazo para hacer una lectura comparativa y complementaria de lo que fueron esos años. Claro que vista por escritores que al fin y al cabo somos los que primero tenemos el deber de contar nuestra experiencia en negro sobre blanco.
ųƑCuál es su percepción de Daniel Ortega?
ųCreo que él se quedó enredado en los hilos del pasado. Pienso que su discurso ideológico y su posición retórica no aportan nada para lo que el país tiene que hacer en el futuro. El nunca sospechó que iba a ser un caudillo más de la política. Ese fue su destino.
ųPara no enredarse en esos hilos del pasado, en el caso de usted la solución fue la literatura.
ųMe sé muy bien pagado por regresar a las letras. Me parece que a mí no me tocó representar ningún papel de los que se repartieron políticamente. Más bien mi país me dio la bendición para que regresara a mi vida de escritor. Me siento muy bien con este papel. No tengo ni ambiciones ni sarampión de regresar a la política.