La Jornada lunes 19 de julio de 1999

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

Las demostraciones de poderío que ha hecho Carlos Salinas de Gortari, y la creciente percepción de que no prende ni avanza la candidatura de Francisco Labastida Ochoa, están generando una alta preocupación.

El ex presidente incómodo se está mostrando de manera abierta como un factor de poder básico, necesariamente consultable e inevitablemente influyente en las decisiones importantes de este país. Desde ahora, cuando todavía no termina formalmente el ejercicio presidencial 1994-2000, Carlos Salinas de Gortari está retomando un papel privilegiado en el proceso de transmisión del poder político, advirtiendo a todos que su hermano Raúl pronto estará en libertad y anunciando una ex presidencia dificilísima para el actual ocupante de Los Pinos.

El presunto heredero del poder zedillista, por su parte, trata de escabullirse a como dé lugar de una imagen que se aparece cada vez más nítida: el frío político, las pugnas entre el Presidente en el poder y otras fracciones también priístas; además, la imposibilidad real de que la campaña prenda hacen recordar las semanas aciagas del ex candidato presidencial Luis Donaldo Colosio.

Pues ai que el juez decida lo que él quiera...

Nadie que conozca de verdad el funcionamiento del sistema político mexicano puede creer que una autoridad judicial se atreva a tomar por sí misma una decisión de tanta trascendencia política, como es la disminución de la pena corporal aplicable al hermano de un ex presidente de la fuerza de Carlos Salinas de Gortari.

El Poder Judicial forma parte del engranaje del sistema político vigente y, como tal, comparte las características centrales de él. La corrupción del aparato judicial mexicano ha sido puesta en evidencia de múltiples maneras, sobre todo en los casos regidos por el verdadero poder actual: el narcotráfico. Jueces y magistrados, cortes y tribunales, obedecen muchas veces las consignas del narcopoder. Sería imposible pensar en un paraíso de pureza entre la selva de corrupción en la que vive México.

En el caso del hermano que estaría en pocos años en condiciones de dejar sus incomodidades actuales, salta a la vista la sospecha de que la disminución de los años de cárcel que debe cumplir obedece a un acuerdo entre dos poderes: el actual, declinante, que quiso usar la incomodidad fraternal como mecanismo de chantaje, y el antecesor, ahora abiertamente resurrecto, que ha logrado sacar de Almoloya a su consanguíneo y reducirle la pena.

El asunto trasciende el escenario del mero litigio jurídico para instalarse en el político electoral. Hoy, Salinas de Gortari está mostrando su fuerza verdadera y su interés de intervenir en el proceso sucesorio. De manera abierta, inocultable, está demostrando que puede todavía forzar decisiones políticas y que su reino estaría por regresar.

La campaña y el candidato que no prenden

En ese contexto de un salinismo que exhibe las debilidades del zedillismo, un tercer perjudicado (grave) es el sinaloense, quien ni un día ha podido sentirse de verdad el elegido del sistema. De gira por España, a unas horas de haber sido destapado en Culiacán, Labastida Ochoa debió regresar de urgencia para afrontar el petate alemanista tejido en los propios Pinos.

Ahora, ya como precandidato, marcado por la cargada oficial, considerado el abanderado del sistema, don Francisco no ha podido consolidar su postulación. Su discurso es flojo, sus conceptos vagos, su equipo está peleado entre sí, no hay coordinador de campaña, hay actos (como el de los Rotarios) fallidos; la voz, el gesto y la imagen no le ayudan.

Y lo peor: en el propio seno del labastidismo hay la sensación de que están siendo objeto de un doble juego, acaso de una traición no intencional. La cargada, que ha sido la acusación central contra Labastida Ochoa, es y no es; parece ser, pero pudiera no serlo. Hay gobernadores que están cumpliendo con la parte a la que el libreto les obliga, en cuanto a convertirse, por instrucciones superiores, en los responsables de sacar adelante al sinaloense. Pero varios de ellos cumplen formalmente, aunque políticamente se están cuidando de sorpresas. Hay labastidistas convencidos de que algunos mandatarios estatales están apoyando al candidato zedillista, pero que, además, de manera subrepticia, ayudan al salinista-hankista, que es Roberto Madrazo, por si una vela se apagase tener la otra prendida de antemano.

La doble charola

Algo parecido sucede en materia de financiamiento. En el ámbito labastidista se sabe que hay poderosos empresarios practicando el juego de la doble charola: dan dinero suficiente para la campaña del sinaloense, y un poco menos, pero también aportan, para la del tabasqueño.

En ese sentido, la demostración pública de fuerza que ha hecho Salinas de Gortari, al doblegar no sólo al Poder Judicial, sino a la voluntad política presidencial, habrá de agudizar la percepción de que Labastida Ochoa no tiene nada seguro, y que en este momento la inversión política y económica más sana es apostarle a los dos gallos en el palenque.

Más apoyos

Por lo pronto, Francisco Labastida Ochoa ayuda a Francisco Labastida Ochoa. Dice el hoy precandidato presidencial que el 2000 será una buena fecha para reintentar la solución del problema chiapaneco. Como si no hubiese sido el secretario de Gobernación que empantanó el asunto de la insurrección del sureste; don Francisco espera tiempos mejores. ƑQué tal si él gana la Presidencia de la República y nombra secretario de Gobernación a Adolfo Orive?

Otra gran ayuda que se dio ayer el sinaloense fue con la presencia de distinguidos políticos durante su gira por Guanajuato. Rafael Corrales Ayala, de sombría memoria, y Ramón Aguirre, delamadridista enriquecido en la función pública, se mostraron solidarios con Labastida Ochoa y anunciaron que le ayudarán a ganar la elección del 2000.

Astillas: En Tabasco ha hecho ruido la decisión de los secretarios generales de las seis secciones del sindicato petrolero, con asiento en dicha entidad, de apoyar a Labastida Ochoa como candidato presidencial. Hasta ahora, el escenario tabasqueño priísta estaba dominado de manera apabullante por el regionalismo que favorece a Madrazo Pintado. Con esta decisión de los petroleros se irá abriendo un frente importante para la candidatura del sinaloense. Según versiones referentes al asunto, la orden de apoyar a Labastida fue dada desde la ciudad de México. Como va sucediendo en estos casos, hay también señalamientos en el sentido de que la disposición se acatará en las cúpulas, pero que los propios directivos petroleros permitirán que haya libertad de acción de las bases para apoyar a Madrazo Pintado... La Jornada San Luis ha documentado con amplitud el descalabro sufrido por la Unión de Crédito Regional (Unicrer), cuyo permiso de funcionamiento fue revocado por las autoridades del ramo debido a diversas irregularidades. El asunto ha involucrado, entre otros, a Alejandro Torres Corzo, hermano del ex gobernador interino priísta Teófilo, de los mismos apellidos, y a Marcelo de los Santos, excandidato panista a gobernador y hoy coordinador de la campaña de Vicente Fox en El Bajío. Torres Corzo es el presidente del Consejo de Administración, y De los Santos es el comisario. Con más de 4 mil personas afectadas, el caso de Unicrer está generando problemas referidos no sólo a los ámbitos económico, sino político y partidista, sobre todo en el caso del foxista De los Santos, quien ha dicho que podría ser el secretario de Hacienda en un gabinete encabezado por el guanajuatense.

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