La Jornada domingo 18 de julio de 1999

n Lourdes Galaz n

Se buscan think-tanks... buena paga

* Ausente, el debate sobre el futuro mexicano * Los medios, saturados de basura política

* Presidenciables, en pos del mejor marketing * Beltrones y Bours, detrás del candidato oficial

Apenas empiezan las campañas formales por las candidaturas que disputarán el poder el 2 de julio del 2000 y los medios informativos están virtualmente saturados con información, comentarios y todo tipo de basura política que lanzan los aspirantes a gobernar este país y los dirigentes de las burocracias partidistas que los impulsarían a ganar la Presidencia de la República.

La mayoría de los protagonistas del momento se observan más preocupados por los gastos de campaña -las de 94 y las del próximo año- y por el marketing político. El debate sobre el futuro mexicano está ausente. Vicente Fox, en su primer discurso oficial (sábado 10 de julio), sugirió una serie de slogans publicitarios para resolver los problemas nacionales. Cuauhtémoc Cárdenas no acaba de concretar (Ƒmodernizar?) sus ideas para una oferta de gobierno, un proyecto de nación viable en este fin de siglo neoliberal. Y los precandidatos priístas muestran una confusión de tendencias e ideas y no alcanzan a romper -al menos en el discurso- con el esquema de la tecnoburocracia que arribó al gobierno en los 80.

A propósito, Ƒquiénes son los ideólogos -los think-tanks- de Labastida, Cárdenas, Fox, Bartlett o Roque Villanueva? Por ahí dicen que el de Madrazo es Alazraki, el gobernador de Guanajuato asegura que su intelectual de cabecera es Enrique Krauze, y hasta se comenta que el de Labastida sería el publirrelacionista Emilio Gamboa.

La cuestión clave de las campañas por el poder no es la búsqueda de la repuesta a la pregunta: Ƒcómo podemos crear condiciones sostenibles de mejora económica en la mundialización del mercado sin sacrificar al mismo tiempo la solidaridad básica, la justicia social, la cohesión de nuestra sociedad ni las instituciones que constituyen la libertad y la soberanía?

Lo que atrae el interés de los presidenciables de uno y otro signos es encontrar la mejor forma de desgastar al adversario, noquearlo y dejarlo tirado en la lona antes de que se inicie la pelea. Y esto vale en los procesos internos, lo mismo que entre partidos y grupos de poder real. Se afirma que Acción Nacional habría invertido más de un millón de pesos en su campaña para desprestigiar al PRI, luego de la derrota en el estado de México y la negativa priísta para la reforma electoral. ƑY cuánto estará gastando el Revolucionario Institucional para hacer frente a esa estrategia panista y convencer a los electores potenciales de que miente el PAN y que ahora sí hay un PRI más cerca de usted?

Carlos Salinas de Gortari mostró -en su fugaz regreso del autoexilio- que conoce bien el uso de las técnicas publicitarias en el quehacer político, aunque al final -por causas diversas, entre otras los negocios de la familia que llevaba su hermano Raúl- la estrategia se le revirtió como un búmeran. ƑCuánto no se habló del cambio de imagen de Cuauhtémoc y su nueva sonrisa, que según su publicista importado lo habría llevado a la victoria en 97? ƑAcaso el new look de Francisco Labastida no tiene que ver con la mercadotecnia, igual que aquella buena frase en la propaganda de Manuel Bartlett, con firmeza al 2000? Y qué decir de la habilidad de Vicente Fox, el candidato del marketing, para manejar la mercadotecnia política que ha convencido hasta a los más tradicionales panistas de que para ganar la Presidencia no hace falta un programa, sino cinco ideas fuerza y muchos millones de pesos para difundir los slogans en los medios electrónicos.

Pareciera que sólo Bartlett -vestido con armadura y montado en un Rocinante- ha lanzado una voz de alerta por todo el país sobre la americanización de las campañas. Esto es, el uso de la mercadotecnia en las campañas partidistas, que no es otra cosa que la subordinación de los proyectos políticos a las victorias electorales. Cierto, en el corto plazo el marketing puede posibilitar un triunfo en las urnas, aunque en el largo plazo su uso desmedido conlleve a la la despolitización y el cinismo, como empieza a advertirse en este país tercermundista.

La comisión que vigila el proceso interno priísta acaba de autorizar hasta 53 millones de pesos como tope para las campañas de los presidenciables, aunque no se precisa un mecanismo de control de los gastos (quienes hicieron el proceso interno del PRI en el Edomex afirman que habría costado más o menos 50 millones hacer candidato a Arturo Montiel). No es noticia que Roberto Madrazo gastó millones -Ƒ100?- del erario tabasqueño para promoverse y subir su rating a nivel nacional, antes del comienzo del proceso interno del PRI. Ahora, para ganar la candidatura tendría detrás al grupo que encabeza Hank González y hasta a los amigos que benefició Carlos Salinas durante su gobierno. ƑA quién le interesa tener el poder en este país?, preguntó un analista en referencia a Salinas de Gortari y su injerencia en la sucesión del 2000.

Aquella frase que usan los priístas de que en política todo lo que se paga con dinero es barato, y que no hay proyecto más rentable para un empresario que invertir en la campaña de un político con futuro, va muy bien para la causa de Labastida. La cargada empresarial ya se le echó encima. El empresario Eduardo Bours ha hecho buen trabajo promoviendo al candidato oficial entre el sector privado, con el consabido pase de charola (a propósito, el peso de la campaña labastidista caerá sobre un grupo de sonorenses, comandados por Manlio Fabio Beltrones en lo político, con su escudero Roberto Sánchez Cerezo -experto en técnicas electorales del tercer tipo-; y por Bours, claro, en lo económico). También va el proyecto de Bours que ha jalado todo el dinero empresarial hacia la causa de los norteños. Tan es así que quienes habrían comprometido su apoyo con Manuel Bartlett, con mucha pena le dijeron que mejor harían una inversión rentable apostándole al candidato oficial.

Así las cosas, parecería que ni Bartlett ni Roque Villanueva tendrían recursos millonarios para cambios de imagen, una intensa campaña en los medios electrónicos y hasta para hacer proselitismo con las masas u organizar una estructura nacional que les asegure el triunfo. La guerra mercadotécnica será entre Labastida y Madrazo, en principio. El que tenga asegurada la maquinaria priísta, y por supuesto el mejor marketing, habrá de enfrentarse a Fox y Cárdenas, quien con su equipo estará obligado a ejercitar en serio la creatividad y la imaginería para convencer a los electores... El perredista ni en sueños sumará los millones de pesos (Ƒdólares?) para contender con los big-liggers de la política de mercado.