* La delegación trabaja en la restauración de 11 obras del conjunto escultórico
Rescate en Tlalpan de la Ruta de la amistad
Mónica Mateos * "Con cinco manos y una brocha" la delegación Tlalpan se ha dado a la tarea de restaurar las 11 esculturas de la Ruta de la amistad que se encuentran en su jurisdicción. Se pretende rehabilitar obras de arte que han estado expuestas a 30 años de olvido y agresión urbana. Hay poco presupuesto, pero "muchas ganas de recuperar un espacio que en su momento fue vanguardista para la ciudadanía", explicó Ireri de la Peña, vocera de dicha demarcación.
Los trabajos, que iniciaron en octubre pasado y concluirán a principios del próximo año, son algo más que una limpieza profunda, pues en algunas piezas habrá que retirar el recubrimiento de cemento para reparar los "esqueletos" de hierro. También se prevé trasladar a otro lugar la escultura de Constantino Nivola (Italia), de las más dañadas y que se encuentra totalmente "asfixiada" por un estacionamiento.
La delegación Tlalpan retoma una tarea que inició en 1994 el patronato Pro Ruta de la Amistad, encabezado por Luis de la Torre, y que desde entonces, por medio de donaciones de particulares, "rescató" tres obras: la realizada por la escultora mexicana Angela Gurría, ubicada en la glorieta de San Jerónimo; la del suizo Willi Gutman, cercana a la anterior; y la del uruguayo Gonzalo Fonseca, que se ubica frente al centro comercial Perisur, conocida como La torre de los vientos y que actualmente es utilizada como pequeña galería.
Sin embargo, no existe coordinación entre ambas instancias. El patronato afirma que la restauración delegacional se está efectuando "de forma arbitraria", es decir, sin apegarse a los conceptos artísticos tanto de la ruta en su conjunto como de los creadores de cada obra. La delegación asegura que el proyecto de rescate del patronato "no avanzaba. Incluso una de las esculturas ųLa torre de los vientosų era usada como oficina privada".
La obra de Gonzalo Fonseca es un espacio público que efectivamente, como lo señalan las autoridades delegacionales, tiene "cegadas" las entradas con puertas metálicas y cerraduras. Pero ello se debe, explica De la Torre, "a que después de que la restauramos e inauguramos como galería, es obvio que el espacio no se iba a dejar abierto al vandalismo".
El Fonca otorgó el año pasado una beca al patronato para realizar en ese espacio cultural un proyecto de arte alternativo, que se ha exhibido a todo público, "no se trata de una oficina privada", puntualiza el presidente.
La asociación civil también se vio enfrascada hace un par de años en una polémica discusión con el colegio Olinca acerca de la propiedad de la escultura de Australia, hecha por Clement Meadmore, pues al estar ubicada en terrenos que la institución educativa compró hace años al gobierno capitalino, ha sido también objeto de "remodelaciones arbitrarias". La controversia continúa, pues la obra australiana sigue en terrenos del Olinca y el acceso se permite sólo a los alumnos.
La Ruta de la Amistad está conformada por 19 esculturas monumentales, fabricadas todas ellas en concreto y que se ubican a lo largo de 17 kilómetros sobre el Periférico Sur. El tamaño de las piezas va de los 5.70 a los 18 metros de altura. Fueron donadas a la ciudad de México por diversos artistas que participaron en 1968 en las Olimpiadas Culturales.
En las delegaciones Coyoacán, Magdalena Contreras y Xochimilco se encuentran algunas obras, sin embargo, la actual iniciativa de restaurarlas es sólo de la delegación Tlalpan, es decir, las otras ocho continúan en el olvido.
Algunas de las piezas en las que la delegación Tlalpan se encuentra restaurando son: las esferas blancas realizadas por Kioshi Takahashi y que representan a Japón. Se encuentran entre camino a Santa Teresa y camino al Ajusco. Tenían fisuras, filtraciones de agua y acumulación de musgo. El entorno estaba poblado de árboles que obstaculizan la observación de la obra, los cuales ya fueron retirados, y se fabricó una cama de tezontle negro, en círculos bajo la obra.
La escultura de Pierre Szekeli, que representa a Hungría y Francia, es una de las más maltratadas por la intemperie y el vandalismo. Además del daño a la base que hicieron algunas raíces de los árboles cercanos, se colocaron señalamientos de Pemex que piden no construir, golpear o excavar al frente de la escultura. Es paso permanente de peatones. Aquí la delegación pretende construir andadores.
La pieza realizada por Constantino Nivola es la más lastimada. Está en el estacionamiento de un edificio de oficinas, prácticamente invisible desde el Periférico. Las esculturas del estadunidense Todd Williams y del belga Jacques Moeschal se ubican dentro de la unidad habitacional Villa Olímpica, que se las "ha tragado" por completo. También se pretende reubicar la primera de ellas, dentro o fuera de ese conjunto habitacional.