n Excesos de ciudad, premiado en Huesca, España


Enfrentar al hombre a sí mismo, apuesta de mi cine, dice Luquín

n Sin apoyo del Imcine, su cortometraje inicia exhibición comercial

Raquel Peguero n La historia de su producción es similar a la de muchos cortometrajes nacionales independientes: se escribe el guión, se busca apoyo del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), no lo recibe; busca por otro lado, consigue el dinero, se termina y entonces es seleccionado para un festival. Acude y gana el primer premio. Sólo que para Excesos de ciudad, de Jorge Luquín, quien regresó del vigesimoséptimo Festival de Cine de Huesca con el galardón, la historia no concluye ahí. Ahora consiguió algo que para otros de su estirpe es sumamente difícil: su exhibición.

Realizado con apoyo de Tabasco Filmes, Héctor Pardo y Asociados y Quadrica Films, Excesos... obtuvo las 250 mil pesetas del premio, después de que el jurado lo consideró merecedor del reconocimiento por la ''valentía" de su planteamiento. Se trata de un corto con trazos precisos, que narra de manera ágil -con su dosis de angustia- la historia cotidiana de un tragafuego en las calles de la ciudad de México. Protagonizado por Roberto Sosa, en cuatro minutos y 15 segundos el realizador consigue su objetivo: mostrar un doloroso trozo de urbe y motivar la reflexión del espectador.

 

Despreciar el quehacer independiente

 

Egresado de la carrera de comunicación, su interés por el cine guió a Luquín a tomar un curso de creación cinematográfica, de seis semanas, en Nueva York. En 1996 realizó su primer corto, La sal de la vida, también de manera independiente, y luego se dedicó a levantar Excesos... sin el apoyo del Imcine: ''No le gustaba porque se veía muy falso -argumentaron- y una serie de cosas que respeto, pero no estoy de acuerdo", explica el joven director. Lo más que hicieron fue darle una hojita con las bases de un concurso internacional de apoyo a posproducción que realiza la Organización Católica de Cine y Audiovisual. Participó y ganó un premio que le permitió concluirlo.

''Siento que en Imcine hay un estigma para los que no somos egresados de las escuelas de cine -considera Luquín-, por lo que hacer nuestro trabajo es más difícil. Los cortos se ven con cierto desprecio, por eso me gusta más el término de short film (película corta) porque engloba lo que realmente es como forma de expresión".

En una etapa ''difícil", ya que cambió su residencia a Canadá, Luquín señala que le gusta contar historias sobre lo marginal: ''Me interesa el cine que enfrenta al hombre con él mismo. Una de mis fijaciones es la temporalidad del individuo, porque me agobia el tratar de entender cuál es nuestro objetivo y si nos preocupamos por ello. Ese es el cine que me gustaría desarrollar".

Sin embargo, la realización de un largometraje es lejana ''e incluso debo visualizarlo como el primero y el último de mivida, por lo difícil de levantar un proyecto. Debo pensarlo bien y ser honesto antes de lanzarme a ello, para saber si estoy preparado o debo esperar".

Mientras eso sucede, Excesos de ciudad comienza hoy la odisea de enfrentarse al público. Aunque será de manera limitada, pues sólo se mostrará en cuatro salas de Cinemex-Masaryk, la idea es que dependiendo de su aceptación lo podrían mover a otros complejos de esa cadena, hasta que cubra todo el circuito. Su entrada, cuenta Luquín, no le costó mucho trabajo, ''corrí con suerte porque tiene la ventaja de ser muy corto. No me lo compraron, cedí los derechos porque lo que me importa es que se vea. Me dijeron que van a quitar los trailers para exhibir este trabajo. Eso es estupendo porque puede hacer que los productores crean y se fijen en mí".