Después de las elecciones generales de 1997, en las que el Partido Laborista triunfó abrumadoramente, Tony Blair se llevó dos grandes sorpresas.

El 6 de mayo el Partido Laborista vio drásticamente reducido el porcentaje de su votación total en las primeras elecciones autónomas de las regiones de Escocia y Gales. Además de un acto histórico, esos comicios eran una prueba crucial para el gobierno, ante la votación de más de 30 millones de personas en el Reino Unido. Así, aunque los laboristas se proclamaron vencedores al obtener la mayoría de los escaños en disputa, no lograron la mayoría absoluta en el parlamento escocés ni en la Asamblea de Gales, por lo que se han visto obligados a negociar con sus rivales liberales y nacionalistas la formación de un gobierno de coalición.

Para el Partido Conservador, los resultados fueron relativamente satisfactorios, después de la intensa polémica generada entre diversos tories que cuestionaban el liderazgo del joven William Hague. Luego de ser favorecidos por el sistema de representación proporcional tanto en Escocia como en Gales y de haber recuperado más de mil escaños en la elección local, Hague encontró el espacio suficiente para permanecer al frente de su partido rumbo a las elecciones europeas del 10 de junio.

Para entonces, con una intensa campaña antieuropea contra la adopción de la moneda única (euro) en el Reino Unido, los conservadores defendieron el lema ``en Europa, pero no gobernados por Europa''. A pesar de la escasa participación, lograron incrementar el número de sus asientos en el Parlamento Europeo de 18 a 36 con 37% de los sufragios, mientras que con 20%, los laboristas redujeron su presencia al pasar de 62 a sólo 29 asientos.

En ese contexto se ha comenzado a manejar en la prensa británica que los euroescépticos están buscando diferentes alternativas de socios comerciales, entre los cuales Estados Unidos es de los más viables. El Congreso estadunidense está investigando la posibilidad de invitar a Inglaterra a unirse al Tratado de Libre Comercio de Norte América, como una alternativa a la Unión Europea.

De hecho, se afirma que el senador Republicano por Texas, Phil Gramm, ha pedido directamente a la Comision Internacional de Comercio de los Estados Unidos que analice el impacto que tendría la membresía británica en el TLC. Gramm ha buscado el apoyo de otros senadores como William Roth y Patrick Moynihan para establecer una comisión que investigue formalmente esta propuesta.

Aunque aún se favore la idea de un referéndum para que la gente decida si Inglaterra se debe unir al euro, Tony Blair ha reactivado a Peter Mandelson como el interlocutor con los europeos para defender la ``inminente'' entrada de los británicos a la Unión Europea. Pareciera que lo único que está promoviendo el gobierno laborista es hacer la entrada británica algo así como inevitable, pero falta ver la estrategia conservadora y su posible propuesta de entrada al TLC.

(Susana Berruecos García Travesí)

El telón de fondo de las batallas declarativas entre Francisco Labastida Ochoa y Roberto Madrazo Pintado -y mientras una parte del equipo del primero sigue confiando en que ganará la guerra en los medios-, es la gran ascendencia del tabasqueño entre los líderes locales y regionales del PRI. A las oficinas de campaña de Labastida están llegando informes preocupantes en cascada: Morelos lo podemos dar por perdido; en Oaxaca el gobernador José Murat juega con Madrazo por debajo de la mesa; en Tlaxcala nada nos favorece; en los estados gobernados por la oposición no tenemos manera de ``bajar la línea''... Todo, a un mes del inicio de las precampañas. Todo, cuando a Labastida le falta la mayoría de sus coordinadores regionales y distritales. Que todavía hay tiempo, dicen los hombres del sinaloense.

¿Qué Santiago Levy dé más recursos al combate a la pobreza? ¿Otro programa de 100 días que no esté amarrado a aspiraciones políticas? ¿Qué los partidos entiendan que son indispensables programas transexenales?

Nada, la clave de la política social del zedillismo parece estar en las técnicas que ya probaron su eficacia en Tamaulipas y que ahora promueve el coordinador de delegaciones de la Secretaría de Desarrollo Social y ex gobernador de aquella entidad, Manuel Cavazos Lerma.

Las enseñanzas de Maharishi Mahesh Yogui -que Cavazos impuso como recetas en su sexenio tamaulipeco- pueden ser el hilo negro que ni el mismísimo Carlos Salinas encontró en el Pronasol.

Por lo pronto, empleados y funcionarios de la Sedeso han comenzado a recibir cursos de desarrollo humano y neurolinguísitica, para aprender a utilizar partes inútiles de sus cerebros en la solución de conflictos y alcanzar una actitud positiva en su ámbito de trabajo.

Despertar de las conciencias, se llama uno de los cursos, en los cuales ya se hallaron las claves de la política social, pues los funcionarios han podido escuchar frases como ``si la gente está contenta no vota por la oposición'' y ``la pobreza es un estado mental''.