* El nuevo rostro de México es el de la democracia, señala
El proceso electoral, "muy satisfactorio", opina Zedillo
* Moderar la desigualdad, tarea del Estado * Entregó el premio INAP a Covarrubias Moreno
Rosa Elvira Vargas * Satisfecho por el proceso electoral del domingo pasado, porque reafirma "que el nuevo rostro político de México es la democracia'', el presidente Ernesto Zedillo expuso que las tareas del Estado mexicano incluyen dar más apoyo a quienes menos tienen y moderar la desigualdad; su fortaleza está, dijo también, en el cumplimiento de sus tareas y no en sus dimensiones.
Un Estado, resumió, "sólido en su capacidad de rectoría y flexible para aplicar una política social nacional e integral, federalista y participativa, incluyente y eficaz''.
Respecto a los comicios, el Presidente afirmó que "es muy satisfactorio comprobar también que los ciudadanos están viviendo la democracia, alentados por la convicción de que contamos con instituciones fuertes y autónomas, encargadas de resolver las controversias en el marco de la ley y la tranquilidad pública''.
Es responsabilidad de todos, añadió, apreciar la democracia, honrarla en la práctica y perfeccionarla "con nuestra palabra y nuestros hechos''. Esa es, indicó, la mejor prueba de que los mexicanos creemos en ella como la forma más elevada de la política y como el medio adecuado para el despliegue de la energía social.
Ayer en Los Pinos, todo fue elogios a la jornada comicial del domingo. En breves declaraciones, la canciller Rosario Green dijo que la imagen de México hacia el interior y el exterior "es lo que somos: una democracia; que hace sus elecciones en absoluta igualdad y que tiene instituciones confiables''.
Los comicios del domingo reflejan el blindaje político del país: Gurría
En términos similares se manifestó José Angel Gurría, secretario de Hacienda. Apuntó que el blindaje político del país es la democracia, de la cual todos los días se están dando ejemplos.
Para el funcionario, los comicios en el estado de México y Nayarit, de los que se reporta normalidad, tranquilidad, paz y un desarrollo de acuerdo con las normas fijadas por las instituciones electorales, representan "el mejor blindaje político'', el cual se advierte en que "los ciudadanos crean sus propias reglas para realizar esos procesos políticos con limpieza y transparencia, para que gane el que tenga más votos, como en cualquier democracia moderna''.
En la ceremonia organizada para entregar el premio del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), el jefe del Ejecutivo fue extenso en su apología de la democracia mexicana, y ubicó 1996 como el año a partir del cual el país cuenta con leyes electorales y con instituciones autónomas que garantizan la transparencia y equidad en la competencia política.
También dijo que la nación está viviendo con pasión y convicción la democracia, pues "todos los mexicanos sabemos que nuestra voz y voto son importantes'', y que la participación "es la energía de la igualdad que estamos edificando entre todos''.
Con su participación, añadió, los ciudadanos están forjando una nueva cultura política claramente fundada en la práctica de la democracia y en el ejercicio de los derechos y deberes ciudadanos.
"Por eso, estableció Zedillo, más allá de quién resulta vencedor y quién no, los ciudadanos han hecho suya cada elección. México y la democracia han sido los triunfadores en cada una''.
Detalló entonces que desde 1996 se han celebrado comicios locales en 30 entidades de la República, además de la elección federal de 1997. Hoy, apuntó el mandatario, el nuevo rostro político de México es el de una competencia intensa, pero bajo condiciones justas; el de un debate en ocasiones apasionado pero con respeto hacia los demás y una creciente civilidad de todos.
Una fisonomía con elecciones reñidas, pero enmarcadas en leyes claras y organizadas por una institucionalidad sólida, profesional y confiable, apuntó.
Fue entonces cuando calificó de "muy satisfactorio'' que las elecciones del domingo cuatro hayan reafirmado que el nuevo rostro político de México es la democracia y que los ciudadanos acuden a las urnas con plena conciencia de que su voto cuenta y de que las reglas de tales procesos dan certidumbre para todos.
De la ponderación a la democracia que vive México, el mandatario pasó al terreno económico. Insistió en la importancia de mantener, "en todo momento'', políticas responsables y realistas y que se redoble el paso con la suma de voluntades y de esfuerzos para, de ese modo, erigir bases sólidas hacia una nueva etapa de crecimiento.
Corresponde al Estado, subrayó, multiplicar buenas oportunidades para todos, estimular y respaldar la superación de las personas, familias y comunidades, apoyar a quienes menos tienen y moderar la desigualdad social.
Pero eso, destacó, no se puede lograr sana, consistente y perdurablemente cayendo en la irresponsabilidad fiscal ni con un Estado que desplace la iniciativa de las personas, las empresas y las comunidades.
"El Estado debe cumplir sus tareas sustantivas con eficacia; allí reside su fortaleza, no en su tamaño'', puntualizó. Más adelante resaltó que a través de un enfoque integral, federalista, incluyente y participativo, el gobierno de la República está mostrando que su prioridad es la política social.
En la ceremonia habló también José Natividad González Parás, director del INAP, quien elogió las reformas que en diversas áreas de la administración pública y en el ámbito económico se han logrado en el país. Señaló que el gran reto es acompañar esos cambios con las reformas administrativas y con los recursos humanos calificados que se requieren para operarlos.
También intervino el ganador del premio INAP, Oscar Mauricio Covarrubias Moreno, quien trabajó sobre la reforma del sistema educativo nacional e hizo recomendaciones para adaptar la legislación educativa y la Secretaría de Educación Pública a los nuevos escenarios del sistema de enseñanza en México.