* Sangre y lágrimas, en la primera noche con golpes de mujer
El boxeo rosa entró por la puerta grande en el DF
Carlos Hernández * Y la femineidad quedó en casa: con las trenzas al aire luego de cada golpe, con gestos de fiereza en rostros femeninos, con sangre y lágrimas mezcladas en el ring, en la primera noche de golpes de mujer en el pugilismo profesional capitalino.
Llegó ayer el llamado boxeo rosa al Distrito Federal, en función llamada, atinadamente, ƑSexo Débil?
Y llegó por la puerta grande, con cuatro mujeres que con los guantes puestos ofrecieron batallas más espectaculares y técnicas que los propios hombres, y en la ya legendaria arena México, que registró una de las mejores entradas de los últimos tiempos con 700 fanáticos, que se mostraron más que satisfechos de su boleto pagado (asistieron en total más de mil aficionados) y que en algo ya inédito en el boxeo lanzaron monedas al cuadrilátero, en un reconocimiento sencillo y pleno por las damas que decidieron ganarse la vida con los golpes legalizados.
Son las 20:00 horas en punto. Cuatro mujeres con trencitas y maquillaje caminan rumbo al cuadrilátero en medio de silbidos y aplausos. "Se abren las puertas de la historia en la majestuosa arena México para el boxeo femenil. Demos la bienvenida a las protagonistas de la primera función de boxeo profesional entre mujeres", dijo el anunciador, y subió Socorro La Chispita Gutiérrez, de las primeras damas púgiles allá por 1946, y luego una radiante Laura Serrano, quien tuvo que ir a radicar a Las Vegas y fue recibida con una ovación, en reconocimiento a su labor por la aprobación de esta disciplina.
Mariana Juárez y Ana María Torres, ambas de 19 años, realizaron la primera contienda, pactada en 53 kilos. Mariana con depurada técnica y cambios de guardia, pero con poca fuerza en sus golpes. Ana con más poder y precisión.
Al final, mientras el público no gritaba, aullaba por una pelea sin tregua, un ya no muy sobrio fanático reprochó: "šQuerían sangre, muchachas!". Y es que Mariana terminó con el ojo izquierdo casi cerrado, producto de golpes y cabezazos, y Ana quedó con el rostro y la ropa cubiertos de sangre.
Parecía empate, pero Ana ganó por decisión dividida. Y mientras algunos lanzaban monedas, Ana dio gracias a Dios "por empezar con el pie derecho" y Mariana se quejaba de la decisión hasta que escuchó la pregunta de "Ƒvale la pena el sacrificio?". Ya no pudo decir nada.
Gloria Ríos llegó con la palabra Dinamita en el cintillo del calzón y demostró que merece el apodo. La mirada fija, el gesto duro, se lanzó con todo al frente, aunque en los primeros rounds fue conectada por certeros impactos de María Durán, en duelo realizado en 51.500 kilos.
Los cuatros episodios fueron de un frenético intercambio que mantuvo de pie a los fanáticos, y la decisión fue unánime y justa para Gloria, ex chava banda y madre de dos hijos, que desde sus butacas se desesperaban por ayudarla, bajo una auténtica gritería.
"El fallo no me gustó, pero lo importante es que dimos un buen espectáculo", expresó María, quien no aguantó el llanto al recibir los primeros besos y abrazos de sus familiares.
Satisfecha, Gloria se dijo feliz "porque el sueño de pelear aquí ya es realidad y espero que nos sigan dando la oportunidad".
--ƑCuáles son más difíciles, las peleas en la calle o en el ring?
--Las peleas en la calle son más feas, respondió Gloria, en el punto final de la noche en la que las damas llegaron al boxeo profesional del Distrito Federal.