* Otorgan al prosista chileno el premio de novela Rómulo Gallegos


Pulverizar la respetabilidad, meta del escritor, dice Roberto Bolaño

* Del autor de Los detectives salvajes, el jurado encomió el humor poco frecuente en las letras hispanas

Angélica Abelleyra * La meta del escritor verdadero es ''la pulverización de la respetabilidad", dice el chileno Roberto Bolaño (1953), quien obtuvo ayer el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos por su libro Los detectives salvajes. ''Buscar el respeto de los demás es lo contrario a cualquier proyecto literario porque te lleva a la inmovilidad, al consenso, a los votos y a un sitio en la sociedad. Y el escritor no debe buscar un sitio en la sociedad, más bien debe huir de ella. Su lugar es el aire libre y su casa es la intemperie."

De entre 220 obras participantes en la decimoprimera versión del ''Nobel hispanoamericano" fue elegida la de Bolaño, novela ambientada en México, editada por Anagrama en 1998 y que recibió el decimosexto Premio Herralde, en España. El jurado desde Caracas, Venezuela, dictaminó en su favor por ''la calidad de su novedosa apuesta narrativa", así como por su ''humor poco frecuente en la literatura escrita en español" y por su ejercicio de ''libertad" respecto de otros modelos narrativos.

El éxito es algo fantasmagórico

Instalado desde 1977 en España, donde ha sido una revelación a partir de La literatura nazi en América (1996), Bolaño radica en Blanes, un pueblito de la Costa Brava cerca de Gerona, a una hora en tren desde Barcelona. Hasta allá entablamos conexión con el poeta de Gorriones cogiendo altura, quien radicó en México cuando tenía 15 años y a mediados de los años setenta fundó, con Mario Santiago, el grupo de poesía de Los Infrarrealistas (''Una suerte de dadá pasado por la fiebre del Indio Fernández") y codirigió la publicación Rimbaud.

bola–o Sesenta mil dólares, medalla y diploma le serán entregados en Caracas el próximo 2 de agosto, fecha del natalicio de Rómulo Gallegos. La decisión del premio recayó en el jurado que integraron la mexicana Angeles Mastretta, el argentino Saúl Sosnowski, el cubano Antonio Benítez Rojo, el uruguayo Hugo Achugar y el venezolano Carlos Noguera. Por cierto, la autora de Mal de amores (novela con la que ganó en 1997 el Rómulo Gallegos) fue la única del sínodo que no votó por la obra de Bolaño y, en cambio, apostó por Margarita, está linda la mar, del nicaragüense Sergio Ramírez.

Dejamos aquí algo de la conversación telefónica con el generador de 600 páginas que relatan las peripecias de un grupo que emprende la búsqueda de una mítica escritora de vanguardia, hermosa en su juventud, y autor de unos trece títulos entre los que se cuentan Estrella distante (1996) y Llamadas telefónicas (1997, Premio Municipal de Santiago de Chile).

ųUna de las premisas que destaca el jurado al elegirlo como ganador es el humor. ƑEs importante?

ųUna de las virtudes de cualquier obra literaria es el humor pero, sobre todo, el sarcasmo, pues es una postura en contra de la seriedad y el aburrimiento: aderezos que permiten abrir ventanas inesperadas en los sitios más extraños. Donde no esperas encontrar algo, y lo encuentras, sorprendes a la realidad. Y el humor es lo que ve la espalda de la realidad, su cara oculta.

ųDice que evita el aburrimiento en sus novelas y por tanto busca la diversión del lector. Pero, Ƒal escribir usted se divierte?

ųEscribir es otro proceso, sin duda más doloroso. Siempre es más jodido escribir que leer. De hecho el privilegio de la literatura no es ser escritor sino lector.

ųƑPor qué opta por los perdedores?

ųEn términos pragmáticos, los perdedores son más interesantes que los ganadores porque son héroes románticos a los que a veces les adjudicamos una dignidad que no tienen, por cierto. Pero, pese a todo, no son los oportunistas que ganan siempre y han olvidado desde el comienzo su dignidad. El ganador es un personaje más bien moderno, pero nunca un héroe.

ųNo está del lado de los ganadores pero a usted no le ha ido nada mal como escritor, exitoso por cierto. ƑCómo asume el reconocimiento?

ųBien, porque no me lo creo. El éxito, y más en la literatura, es algo fantasmagórico. Para mí, el novelista por excelencia que es Stendhal, no es producto del éxito y sin embargo está más vivo que muchos de sus contemporáneos que en su tiempo contaron con ese éxito y hoy no son nada, permanecen completamente olvidados.

ųEs chileno, pero tiene 22 años en España. ƑConsidera que su estancia en un país que advierte un boom, amplia difusión y una salud en el mercado europeo e internacional impulsa su trabajo?

ųNo. Existen autores españoles que leo con sumo placer y siento cercanos: Enrique Vila-Matas o Javier Marías me son cercanísimos y he aprendido mucho de ellos. La literatura en lengua española, que parecía haber llegado a un callejón sin salida después del posboom, abrió de repente nuevos senderos. Pero no sólo hablo de mi cercanía con los españoles sino con mexicanos como Juan Villoro.

México, bagaje de sueños y pesadillas

ųƑQué une a Vila-Matas o a Jaime Bayly?

ųNo hay un denominador común ni un estilo ni ciertos intereses narrativos, pero hay una enorme calidad literaria y un deseo de aventurarse por territorios inexplorados y por alejarse de fórmulas de éxito garantizado y repetir vanguardias pasadas. La novedad de estos escritores es lo que ha sido siempre novedad: el valor de enfrentarse a la página en blanco con la voluntad y el talento para cambiarla y entregar algo nuevo. Finalmente uno está escribiendo, como dijo Borges, sobre cuatro o cinco temas: el amor, la muerte, el viaje y los laberintos. La única diferencia es la manera de abordarlo y yo las he intentado todas.

ųƑQué le dejó México?

ųTodo. Allá aprendí todo lo malo. La de México se convirtió en mi ciudad y ahora que vivo en un pueblo, cada vez que pienso en urbes me vienen a la mente el DF y Barcelona. México me dejó un bagaje de sueños y pesadillas; sobre todo la posibilidad de hacer aquello que era imposible. También la amistad de Mario Santiago y todos los desafíos probables e improbables. México me dejó el primer amor, mi primer trabajo vendiendo santitos y la primera vez que publiqué en el suplemento de El Nacional, de Juan Rejano. Me alimentó de mil maneras el ambiente cultural mexicano, ya que si bien yo era un joven con poca preparación, predominaba una atmósfera de gran libertad y de que todo podía suceder, lo que es una magnífica cosa para entrar a la poesía, en donde está todo por suceder o todo ha sucedido.

ųƑHa dejado la poesía por la novela?

ųNunca la he dejado. Soy un profesional de la literatura y el problema es que con la poesía ganas poco dinero. Si me preguntan Ƒqué me considero?, digo que cuentista, poeta y novelista. Escribir cuento me da alegría; la novela quebraderos de cabeza, pero dinero, y la poesía es mi máquina del tiempo, para atrás y para adelante.

ųƑPor qué sigue pensando que el oficio de escritor es de los más peligrosos?

ųEs peligrosísimo si uno quiere ser escritor, no parecerlo. Ahora que hay tantos narradores que parecen notarios, el escritor que lleva su escritura en el sistema sanguíneo es peligroso porque es una máquina para llevarte a los límites. Cuando uno es escritor arriesga su salud por algo que es al final inútil. Porque tampoco es que la literatura sea la gran panacea, aunque al final-final sí puede ser una buena manera de conocimiento. Cuando a un chino le preguntaron qué le parecía la Revolución francesa de 1792, él respondió que era demasiado pronto para saberlo. Eso pasa con la literatura: es un proyecto a largo plazo.

Destruir figuras en el paisaje

La vida viajera de Bolaño inició de adolescente, cuando transcurrió días en México y volvió a Chile en 1973, meses antes del golpe militar. Allá fue detenido porque lo acusaban de ser extranjero, "confundiéndome con un terrorista mexicano imaginario" y pasó ocho días encarcelado. Esa experiencia, dice, "la viví como una aventura y una gran felicidad. A los 20 años no tiene uno miedo de nada, actúa de forma inconsciente: es lo bueno y lo malo de contar con 20 años".

ųA la inversa, Ƒqué hay de bueno y de malo en sumar años?

ųLa suma de años sólo nos hace viejos, feos y malos. Nos empeora. Por ejemplo, si uno lee a Rimbaud a los 17 años, escribió como semidiós, abrió los ojos a la oscuridad en la juventud mediante su poesía. En cambio, al prosista le sientan bien los años. La prosa no se escribe bien si se es joven.

ųƑMantiene su postura de que el escritor debe pulverizar la respetabilidad?

ųAbsolutamente. Pere Gimferrer tiene textos lúcidos sobre eso. Un escritor jamás debe perseguir la respetabilidad: es todo lo contrario de cualquier proyecto literario porque tiende a la inmovilidad, al consenso, al voto de los demás y a un sitio en una sociedad. No debe buscar un sitio en la sociedad, debe huir de ella, de cualquier sitio. Debe atreverse al aire libre y tener por casa la intemperie. La primera cosa que se debe plantear es destruir figuras en el paisaje y no hacerle guiños al poder, cualquiera que éste sea, de izquierdas o derechas... El poder siempre es una traba para la intemperie donde vive el escritor.

Después de 25 años, apenas en noviembre pasado Bolaño retornó a Chile. ''Me sentí con la típica sensación de decir coño, esto lo conozco. Y fue bueno volver a Latinoamérica porque Chile todavía es parte del continente", concluye el influenciado por Marcel Schwob, Alfonso Reyes, Nicanor Parra, Jorge Luis Borges y Ramón López Velarde.

''No, regresar a vivir a Chile, no. Tampoco a México porque fue la casa de mis sueños y es el castillo de mis pesadillas". En lugar de retornar físicamente a nuestro país, lo retoma una y otra vez en su recuerdo y en su imaginación, como lo hace en Los detectives... y en Amuleto, su más reciente título basado en uno de los capítulos de la ahora novela premiada, y cuyo galardón ya han obtenido Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y otros narradores del ''viejo boom" al que agradece ''una superliteratura" pero del que se distancia porque, asegura, ''siempre es necesario matar al padre, pero no es bueno descuartizarlo".