n Detalla un embate europeo; ''para ellos soy el demonio y mi país el infierno''

Revela Fidel Castro intentos en Río por aislar al gobierno cubano

David Aponte, enviado, Río de Janeiro, 30 de junio n Detrás de la cumbre Río 99 hubo intentos para aislar al gobierno cubano y los europeos trataron de sacar de la declaración del encuentro los principios de la no intervención y el respeto a la soberanía nacional. El presidente cubano Fidel Castro corrió la cortina de la reunión, que culminó el martes: "No fue fácil, desde luego para mí. Nosotros somos el demonio y Cuba el infierno".

Durante la histórica reunión, Castro sólo tuvo una breve intervención en el debate sobre economía y comercio, tiempo que utilizó para criticar los efectos de la economía de mercado y la guerra en Kosovo. "Cinco minutos me dieron para hablar en la Cumbre. Por poco y sólo podía decir: señor presidente, su excelencia, buenos días. Muchas gracias", recordó.

El mandatario de Cuba sostuvo un largo encuentro con las autoridades de la Universidad estatal de Río de Janeiro y estudiantes, en el auditorio del Centro Cultural rector Oscar Tenorio, del campus universitario.

Unas 3 mil personas escucharon a Castro en el interior del recinto y en los exteriores, a través, de una pantalla gigante instalada cerca de uno de los accesos de la casa de estudios brasileña.

Los universitarios recibieron al personaje con pancartas de apoyo a la revolución cubana y leyendas contra el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos a la nación caribeña. "Fi-del, Fi-del, Fi-del", corearon en varias ocasiones, como en los mejores tiempos del líder cubano.

Las autoridades universitarias y del estado de Río de Janeiro otorgaron dos medallas y tres diplomas al presidente de Cuba, y dieron largos discursos sobre la importancia de la revolución cubana.

Acompañado de los miembros de su comitiva, entre ellos el canciller Felipe Pérez Roque, el presidente cubano se mostró bromista en su exposición. "Prometí que no iba a hablar más de tres horas y creo que voy a tratar de cumplir", expresó.

Luego, abordó diversos temas, entre ellos el de la globalización de los medios de comunicación, dominados todos por Estados Unidos, las mentiras que dicen en contra de Cuba y algunas de sus impresiones de la Primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe y la Unión Europea.

Los estadunidenses han "globalizado también la mentira". Podrán engañar a una parte del mundo en algún tiempo. Sin embargo, no es posible engañar al mundo todo el tiempo, parafraseó.

De elegante traje azul marino, criticó el hecho de que Estados Unidos tenga la capacidad de utilizar sus recursos tecnológicos, a las poderosas cadenas de radio y televisión para enajenar a la población mundial, principalmente para divulgar "lo peor que ha acumulado la sociedad estadunidense: la violencia.

"Son dueños de casi todos los satélites que algún día van a oscurecer el sol", bromeó.

Entre aplausos de los estudiantes y académicos de la universidad, reveló algunos detalles del trabajo privado en la Cumbre de Río, principalmente sobre el tratamiento dado a Cuba y la negociación de la declaración aprobada el domingo pasado por los cancilleres latinoamericanos y europeos.

Para la delegación cubana fue una reunión difícil. Castro representa al "demonio" y Cuba al "infierno". Además, los europeos quitaron del documento el rechazo a la ley Helms-Burton, y pretendieron omitir los principios de la no intervención y el respeto a la soberanía. Unicamente lograron el primer objetivo, dijo.

Los cancilleres de ambas regiones tuvieron posiciones "encontradas" respecto de varios puntos de la declaración de Río. Un motivo de preocupación para los latinoamericanos surgió cuando los europeos "no querían oír hablar de los principios de la carta de Naciones Unidas ni del derecho a la soberanía ni de la no intervención, relató.

Por otra parte, los ministros de relaciones exteriores de la Unión Europea sacaron del texto el rechazo a la ley Helms-Burton, quitaron los apellidos de los estadunidenses que promovieron esa legislación con efectos en terceros países. "Pero esa fue una batalla que dio Cuba", agregó.

Durante su estancia en Brasil, Castro sostuvo también un encuentro con empresarios locales, a quienes invitó a llevar sus capitales a la isla. "Cuba está abierta a recibir inversiones de las empresas brasileñas en cualquiera de las áreas de la economía", manifestó en un almuerzo celebrado en el Hotel Othon, ubicado en la zona de Copacabana.