LETRA S
Julio 1 de 1999
¡Que la paternidad sea padre!
MANUEL LOPEZ CASTAÑEDA
En la reflexión y discusión sobre los problemas de la vida cotidiana, y la doméstica en particular, los hombres han estado ausentes. Son las feministas las que desde hace décadas han cuestionado las formas en que se estructura la familia nuclear y patriarcal. Sólo recientemente ha venido emergiendo una nueva corriente impulsada por hombres organizados que pugnan por nuevas formas de ejercer la masculinidad. Este es el caso de la organización mexicana Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias A.C. (CORIAC), grupo pionero en organizar talleres para hombres que se reconocen violentos y en la promoción de la cultura de una paternidad equitativa. Por medio de ferias, conferencias, mesas redondas y exposiciones; del análisis del significado de ser padre y el impulso de iniciativas de ley sobre la licencia por paternidad, CORIAC pretende contribuir a la transformación de la manera en que los varones y los padres se relacionan con su entorno, de manera que asuman conductas más justas, afectuosas y equitativas. Con ese fin lleva a cabo la campaña permanente "Por una paternidad más padre y equitativa".
En un boletín informativo, los miembros de CORIAC expresan que en México los cambios sustantivos que han ido transformando la vida social, política y económica no se han reflejado en la manera como muchos padres se relacionan con sus parejas, sus hijas y sus hijos, lo cual sigue siendo motivo de malestar entre ellas y ellos. El no cuestionarse las prácticas autoritarias y violentas de los varones padres, equivale a no reconocerlas como problema social, motivo por el cual la mayoría de las instituciones públicas no han establecido programas de reeducación para los varones que ejercen violencia y las políticas públicas de intervención hacia los padres o varones maltratadores son escasas, casi nulas. En nuestra sociedad, la violencia de los varones sigue siendo vista como algo "natural", con todas las consecuencias negativas que esto conlleva.
Los miembros de esta organización asientan que el impacto emocional de las paternidades violentas, el maltrato psicológico y la violencia supuestamente correctiva favorece conductas delictivas y la salida prematura de hijos e hijas de sus casas; deteriora la salud y disminuye la autoestima, el rendimiento escolar, la productividad, la calidad de vida de las personas y el desarrollo mismo de la colectividad.
A pesar de las creencias generalizadas sobre la supuesta "naturaleza" violenta de los varones, hoy sabemos que se trata de una práctica aprendida socioculturalmente, no algo con lo que se nace o de transmisión genética. Desgraciadamente, las normas y los valores sociales han hecho de la violencia una forma de ganar prestigio entre los varones y un recurso de solución de problemas y conflictos.
En el hogar el padre es el gran ejecutor y castigador. Cifras del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), citadas en el boletín de CORIAC, muestran que 50 por ciento de los padres ejerce la violencia en casa, mientras que 7 de cada 10 varones padres consideran al castigo como un método aceptable de educación.
No es falta de cariño, te quiero aunque ausente
Es común que los varones padres deleguen en sus parejas las responsabilidades de crianza, educación y cuidado de sus hijos e hijas. La figura tradicional del padre proveedor favorece la ausencia física de los varones además de que incluso estando presentes dejan de lado la participación en las actividades familiares y domésticas. Se calcula que los padres asignan apenas 25 por ciento del tiempo que las madres dedican al cuidado de hijos e hijas.
Como señalan los miembros de CORIAC, la paternidad hegemónica tradicional provoca que muchos hombres sientan que mostrar cariño o apoyo a sus seres queridos puede restarles su autoridad y hombría. Los varones (padres o no) estamos obligados, concluyen, a flexibilizar nuestros roles sociales y a desenajenarnos de nuestras formas autoritarias de ser hombres para evitar seguir reproduciendo prácticas violentas.
Los padres mexicanos
* 50 por ciento ejerce la violencia en el hogar.
* Para 7 de cada 10 castigar es parte de la educación de los hijos.
* Sólo asignan 25 por ciento del tiempo dedicado por las madres al cuidado de los hijos.