LETRA S
Julio 1 de 1999
Crónica Sero
JOAQUIN HURTADO
Anuncian varios millones adicionales para tratamientos que el Fonsida destinará --ahora sí-- a hombres adultos que viven con VIH/sida. Con esa cantidad se dotará de cocteles antivirales a mil personas, además de lo que ya se eroga en mujeres y niños.
Alégrese usted por favor: ¡qué bien que se apoye a esa pobrecita gente! Aplaudamos otra vez: maravilloso que se convoque a algunas ONG para que coadyuven en la distribución de estos recursos. Pero venga y comparta la graciosa novedad de que este gobierno se preocupa y hace hasta lo imposible. No, no pare de sentirse a todo dar, porque prometen que el monto y el alcance aumentarán con el tiempo.
Sí, adelante, señor, señorita, suspire hondamente, al convencerse de que los de Salud nunca olvidan sus obligaciones y aquí está la muestra. Siga feliz tratando de olvidar los cuadros atroces de gente muriendo en los pasillos de los hospitales. Son puro argüende de los activistas esas historias de chavos y chavas muriendo de hambre en las clínicas porque alguien aún cree que el sida se pega sólo por verlos.
Brinquemos todos de gusto soslayando que en los libros de texto no se hable con profusión de sexualidad y en las universidades sea un delito promover condones. Hagamos un carnaval mientras ignoramos que el combate al sida se sigue manejando con soberana mediocridad, que cada estado de la república hace hasta lo imposible por echarle tierra a normatividades, políticas públicas y esfuerzos ciudadanos.
Alborocémonos porque ya vienen los días de vino y rosas electorales y a lo mejor llega un Efectivo y hace que la pobreza y la larga hueva de los Conasidos quede conjurada. A lo mejor hasta se nos hace el milagrito y se copie el modelo brasileño que ofrece tratamientos para todos. Quizás hasta alcancemos hueso en una oficinita de quinta y con esto nos convirtamos en seres todavía más dichosos.
Qué bonito que le den sus medicinas a los menesterosos. Qué emoción. Elevemos votos de agradecimiento a esas bellas almas coronadas de altruismo.
No, no permita
que se le vaya la sonrisa seráfica que mucho le ha costado mantener.
Pase por alto los sueldazos que se ganan estos samaritanos del Fonsida.
No se enoje por favor al revisar sus niveles de ingreso y compararlos con
los resultados tan sin embargo que nos presentan. No se agríe el
ceño, señora, cuando sepa que ni siquiera se han molestado
en sacar del ridículo a Ramón de la Fuente, que juraba que
los empresarios se desbocarían en sus
aportaciones al famoso Fondo. Ni se le ocurra pensar en una estrategia
distinta de atención al sida que implique mayor erogación
y un compromiso más serio de parte del gobierno frente a una catástrofe
tan anunciada. Por favor, déjese de ideas destructivas. Sonría,
por favor, y diga gracias.