n Desde Montevideo, los llamó hipócritas y deshonestos intelectuales


Descalifica Zedillo a críticos de la economía de mercado

Rosa Elvira Vargas, enviada, Montevideo, 30 de junio n Todavía cercanos los ecos discursivos de principios de semana, el presidente Ernesto Zedillo criticó desde aquí a esos a quienes llamó hipócritas y deshonestos intelectuales que en su afán por ''distorsionar los hechos y reescribir la historia'' culpan a la economía de mercado, esa ''invención extraordinaria'', de la pobreza y la desigualdad que, según el mandatario, en realidad son herencia del estatismo, la irresponsabilidad fiscal y el populismo.

El Ejecutivo federal llegó a esta fría capital oriental persuadido en su discurso de que la democracia es un proceso irreversible en América Latina, y que junto con la economía de mercado, serán la base para ''abatir, desaparecer o al menos atemperar la gravísima desigualdad'' que padece el continente.

La justicia social y el destierro de la pobreza, había dicho también, sólo se lograrán con la aplicación de políticas sociales que efectivamente logren igualar oportunidades, y todo ello hay que realizarlo con la conciencia de que ''si fallamos, ahora tenemos un mecanismo político que habrá de penalizarnos severamente'', y que no es otra cosa que la democracia.

 

México no quiere ser

el chicho de la película

 

Y a la pregunta de si en esa evolución latinoamericana México está dispuesto a aceptar el liderazgo, el mandatario recurrió a la convicción personal de ''nunca tratar de ser el chicho de la película'', lo que causó hilaridad entre su auditorio no porque se acusara recibo de la sutil modestia del mandatario, sino porque aquí en Uruguay chichos se les dice a los perros.

Ernesto Zedillo, que fue testigo de cómo los países del Mercosur, lidereados por Brasil, aplicaron todo su empeño por sacar de la cumbre de Río de Janeiro el compromiso de la Unión Europea de negociar un acuerdo de libre comercio, y que una vez logrado su fin lo promovieron como si el encuentro se hubiera realizado sólo para eso, aludió a la búsqueda infructuosa de México por negociar con ese bloque de países de América Latina.

Hoy no dijo lo que en alguna ocasión, de que los países del Mercosur eran como las muchachas bonitas que decían que sí pero no cuándo, pero admitió que esa posibilidad de acuerdos ''se empieza a frenar'', y eso ''es un hecho''. Por ello, dijo que él y su anfitrión, Julio María Sanguinetti, decidieron hoy tomar pasos adicionales entre México y Uruguay, y ''no esperar'' e iniciar bilateralmente la búsqueda de un entendimiento básico.

Ilustró al señalar que, ayer mismo, los dos países signaron un acuerdo recíproco de protección a inversiones, al tiempo que giraron instrucciones a sus respectivos titulares de Comercio para que en un plazo de tres meses exploren los instrumentos para incrementar las preferencias y eliminar aranceles, ''en un importante grupo de productos que nos permita liberalizar aquellos que ahora están excluidos''.

Con heridas que el refinado ejercicio democrático tratan de sellar, Uruguay elegirá al sustituto de Sanguinetti el último domingo de octubre, entre los candidatos de los antiguos partidos Colorado, que lleva a Jorge Valle; Blanco, que busca la reelección de Luis Alberto Lacalle; Frente Amplio Encuentro Progresista, con Tabaré Vázquez y Nuevo Espacio, con Rafael Michelin. El primero de ellos estuvo presente hoy, durante el almuerzo que ofreció al presidente mexicano la Asociación de Dirigentes de Marketing.

Tenía entonces el visitante motivo para reflexionar sobre la democracia, como lo haría más tarde en la sede del Palacio Legislativo. Aseguró que hasta hace poco, el rasgo político dominante de las naciones de la región era el autoritarismo, y que para reimplantar la democracia y erradicar las dictaduras militares en varios países, Uruguay incluido, varias generaciones tuvieron que librar una gran lucha que ''en ocasiones'' costó vidas.

Insistió en lo que dijo en Brasil, que la democracia llegó tarde a los países de Latinoamérica pero hoy representa una conquista que ha echado fuertes raíces. En México, aseguró, ese proceso está además ligado de manera indisoluble a una vida institucional firmemente republicana. En el próximo siglo, aseguró también, la democracia mexicana será la base firme de estabilidad política y de responsabilidad pública; nutrirá la unidad nacional y el progreso del país. Cuidar, afianzar y fortalecer la democracia, planteó Zedillo, es deber que está por encima de coyunturas e intereses de corto plazo, más allá de preferencias ideológicas y de distinciones partidistas.

''La democracia, expresó enseguida, nos hace sensibles a la pobreza y a la desigualdad social'', que además son herencia del estatismo y el autoritarismo, de la irresponsabilidad fiscal ''que tantos y tantos gobiernos populistas les impusieron a los pueblos de América Latina''.

Hoy, además de hacer su función, la democracia y el libre mercado deben ''seguir resistiendo'' las presiones, los reclamos, los agobios de aquellos que quieren distorsionar los hechos y culpar de la pobreza a las políticas ''que hace muy pocos años hemos tenido oportunidad de desplegar y aplicar''.

Sanguinetti, el viejo político de mil historias, se refirió a Zedillo como una figura histórica en la evolución democrática de México, y aunque resaltó que Uruguay está en la línea de lograr la apertura comercial a escala continental -el Alca-, dijo que todo aquello que converja hacia ese fin será positivo, y entre ello ubicó el acuerdo signado con su homólogo mexicano.

La comitiva que acompaña a Zedillo en esta visita de Estado se conmovió esta mañana en las oficinas de la Presidencia de la República, donde se dio la bienvenida oficial, cuando un grupo de escolares entonó tradicionales canciones mexicanas. Además, cantaron también El día que me quieras, como para ratificar aquella su certeza de que Gardel era uruguayo.

Aparte de acudir con empresarios uruguayos, con los que se había reunido también una amplia delegación de empresarios mexicanos que fueron traídos en un avión del Estado Mayor Presidencial, el presidente Zedillo visitó la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por la noche acudió, acompañado por su esposa Nilda Patricia Velasco, a la cena de Estado que se ofreció en la residencia oficial del presidente uruguayo.

Este jueves, antes de volver a México, el jefe del Ejecutivo acudirá a la clausura del encuentro empresarial México-Uruguay, recibirá las llaves de la ciudad en la intendencia de Montevideo y participará en una sesión extraordinaria de la Asociación Latinoamericana de Integración. Como último acto, inaugurará una muestra de arte mexicano prehispánico.

México y Uruguay cumplieron hoy con los rituales de su relación diplomática, y decidieron también explorar las vías del libre comercio por la vía bilateral y de común acuerdo.

 

Cátedra de tango a cargo de

Sanguinetti, Fuentes y sus esposas

 

Con pasos de tango, concluyó la cena que el presidente Sanguinetti ofreció a la pareja Zedillo en la casa presidencial, ubicada en el barrio de Pardo.

El mandatario uruguayo y su esposa ilustraron como buenos enterados, que el arte del tango es difícil y hay que sentirlo. Le siguieron en tal proeza el escritor mexicano Carlos Fuentes y su esposa Silvia Lemus.

A lo largo de su improvisado discurso, como son todos los suyos, Julio María Sanguinetti había dicho que México no obstante estar incorporado a los bloques comerciales del norte mantiene su misma fuerte identidad cultural de siempre, el mismo espíritu de solidaridad con los valores latinoamericanos y la misma adhesión a sus principios perennes, con una presencia que sigue aportándose a la cultura universal.