Los hechos
De acuerdo con las denuncias de las comunidades y de los habitantes de los municipios autónomos, y con la información difundida por agencias de noticias y organizaciones no gubernamentales que trabajan en Chiapas en favor de los derechos humanos, en sólo quince días la fuerza pública realizó operativos en diez municipios, que comprenden 21 mil kilómetros cuadrados.
En esta campaña de agresión -que se ha dirigido especialmente sobre los municipios de Ocosingo, Las Margaritas y Chilón- predominan las movilizaciones del Ejército -es decir, el despliegue masivo de tropas y las incursiones militares en las comunidades- y el empleo de fuerzas terrestres y aéreas para hostigar a la población civil. Para ello se han instalado nuevas bases de operación múltiple, campamentos (uno sobre un campo de futbol de la propia comunidad) y retenes en las cercanías de varias comunidades.
El Ejército federal ha dado, también, cobertura armada a varios operativos policiacos, en que se realizaron cateos masivos, interrogatorios y 30 detenciones. En ese contexto, la policía del estado de Chiapas fue la responsable del brutal asesinato del indígena Cándido Arcos Torres, perpetrado en el municipio de Tila, el 6 de junio pasado.
Esta campaña se inició el 25 de mayo en el municipio autónomo 17 de Noviembre. Hasta el 30 de mayo parecía tratarse de acciones aisladas de la guerra sorda y pertinaz que el gobierno desarrolla en Chiapas desde 1994. Sin embargo, los operativos del 1o. de junio marcan un cambio por su envergadura y su carácter combinado. Ese día actuaron simultáneamente en varias comunidades Ejército, Seguridad Pública, judicial federal, policía municipal, paramilitares y militantes del PRI.
A partir de ese momento, todos los días hubo múltiples denuncias de incursiones, allanamientos, detenciones, interrogatorios, amenazas y ocupación de territorio de las fuerzas públicas, pero fundamentalmente del Ejército. Lo más característico de esta campaña es que se ha dirigido exclusivamente en contra de la población civil. Es una guerra contra la población desarmada.
Los escenarios
1. Golpe de mano. En violación flagrante a la Ley del Diálogo y la Conciliación en Chiapas, el Ejército -por órdenes del gobierno- reposiciona sus tropas e inicia trabajos de intimidación y desquiciamiento de la vida cotidiana en comunidades que se perciben como simpatizantes zapatistas; hay un estrechamiento del cerco sobre el área en que presuntamente se encuentra ubicada la comandancia zapatista (si es que tal lugar existe); se obstaculiza todo vínculo entre el EZLN y la sociedad civil para ``aislar'' a la fuerza rebelde y, una vez golpeada y desplazada su base social, se organiza una operación comando que ``dé término al conflicto''.
2. Presión militar significativa. Las incursiones del Ejército buscan abrir la posibilidad de implantar un esquema de paramilitarización, semejante al existente en la zona norte, para propiciar la descomposición de la estructura comunitaria y el debilitamiento de las bases de apoyo de los zapatistas. La vulnerabilidad inducida así y el aumento significativo de la presión militar, psicológica y política serían las claves de un plan de contrainsurgencia que buscaría forzar a los zapatistas a una mesa de negociación (léase rendición) sin justicia y sin dignidad.
3. Blindaje coyuntural. Se sigue apostando, como desde que inició el conflicto, a llevar al límite la capacidad de resistencia de los contingentes zapatistas y de las poblaciones civiles, pero con el aumento de las presiones militar, política y psicológica en contra de los pueblos indígenas. El propósito de la ``intensificación significativa'' sería eliminar del escenario político la rebeldía y la insubordinación en la coyuntura del 2000, a manera de un blindaje militar para las elecciones, ante la falta total de capacidad que tiene este gobierno para dar solución a los problemas centrales de la nación.
Cualquiera de estos escenarios, que parecen desprenderse de las diferentes movilizaciones realizadas, pertenece a un imaginario carente de sujetos colectivos que no es real. La sociedad mexicana que se organizó para realizar la Consulta por los Derechos de los Pueblos Indios y por el Fin de la Guerra de Exterminio -en la que participaron 3 millones de votantes del territorio nacional- y los ciudadanos del mundo que han repudiado sistemáticamente el uso de la fuerza en contra de las comunidades indígenas y de los integrantes del EZLN conforman un sujeto colectivo que se propone construir un mundo distinto junto con los indígenas rebeldes de Chiapas; un mundo con justicia, dignidad, paz y democracia en el que no caben las fuerzas de la guerra y la impunidad.
- Hace poco compraron armas y los soldados les están enseñando ahora como manejarlas. Nosotros no queremos enfrentamientos entre hermanos, porque estamos bien claros que nuestra lucha es por la paz con justicia y dignidad para todos.
Comunidad de Nazareth
- Hacemos este llamado para informar de lo que pasa, de la injusticia y la mentira del gobierno, que una vez más nos niega y ataca, que dice querer paz y hace la guerra. Seguiremos luchando y resistiendo, porque nuestro corazón es fuerte y nuestra palabra verdadera.
Consejo del municipio autónomo Ricardo Flores Magón
- Retírense de la selva, busquen otro lugar donde vivir, porque el Ejercito va entrar a la reserva de Montes Azules. La Selva nos pertenece.
Agrupamiento Mendoza, Ejército federal.
- Desde aquí les decimos que no nos rendiremos ni nos vendemos, que aquí estamos y seguiremos resistiendo.
Bases de apoyo del EZLN, región Selva
- Sabemos que el gobierno nos quiere desalojar, pero nunca vamos a salir de la tierra que nos pertenece.
Comunidad Nueva Esperanza
- A pesar de los rumores de que el Ejército también quiere entrar a nuestro pueblo, no abandonaremos nuestras casas. Vamos a resistir, porque no queremos que los militares se instalen aquí. En asamblea tomamos el acuerdo con toda la comunidad que entre todos nos vamos a resistir pacíficamente.
Ejido El Zapotal, Chiapas
- Los policías de Seguridad Pública entraron a mi casa en la madrugada, destruyeron mis cosas, me golpearon y me insultaron. A puras groserías me acusaron de ser zapatista y que por eso me iban a llevar. Cuando mi mamá vio esto estaba llorando y la agarraron a cachetadas para que se callara.
Miguel Hernández, detenido en el ejido El Censo
- El gobierno dice que quiere diálogo, que quiere reconciliación, pero lo único que manda son soldados para acabarnos a los zapatistas. Nosotros seguimos resistiendo.
Municipio autónomo Francisco Gómez