Una creación de inteligencia artificial Matrix
Leonardo García Tsao n Desde hace tiempo se ha comprobado que un buen número de jóvenes cineastas viven una realidad virtual. Sus películas no están basadas en nada remotamente asociado con la vida real, sino en una existencia artificial alimentada por la cultura popular. Así, los hermanos Larry y Andy Wachowski han confeccionado en Matrix un producto calculado para el disfrute adolescente del fin de siglo (ya chole con lo del milenio).
Para su crédito, los Wachowski han demostrado ser algo más que unos hábiles oportunistas. Autores de un curioso ejercicio en lesbo-noir llamado Bound (hasta donde sé, nunca estrenado aquí), y otrora guionistas de las historietas Marvel, los cineastas han ejercido su conocimiento cinéfilo y de comics para elaborar una trama embrollada, pero divertida. En una sociedad no específica, el tecno-nerd que se hace llamar Neo (Keanu Reeves, apropiadamente inexpresivo) es reclutado por un grupo rebelde, encabezado por el sabio Morfeo (Laurence Fishburne), que desde su nave Nabucodonosor intenta liberar a la humanidad del yugo de la computadora epónima. Según se revela, la aparente vida cotidiana es una realidad virtual creada por Matrix, donde los rebeldes sostienen sus combates (mentales) con los agentes, unos temibles hombres de negro.
Matrix no sólo incorpora la influencia determinante de cintas fantásticas como Días extraños (Kathryn Bigelow, 1995), Dark City (Alex Proyas, 1998) y elementos de David Cronenberg, sino también echa a la mezcla un puñado de mitologías, desde la Biblia a Lewis Carroll pasando por Microsoft, que mantendrá ocupados a los cultistas interesados en descifrar cada referencia oculta. Una pequeña muestra: Neo es señalado como el Elegido (su apodo es un anagrama de "One", como en "The One") que vendrá a salvar a la humanidad; su compañera de batallas e interés romántico es Trinity (la modelo Carrie Ann Moss, disfrazada de María Casares en Orfeo); el traidor del grupo se llama Cypher (Joe Pantoliano), fácilmente reconocible como LuCypher; y también hay otro rebelde de nombre Apoc (Ƒapellidado Alipsis?). Para crédito de los Wachowski, esa mitología tiene el desenfado de reconocerse como prefabricada. La aparición del Oráculo como una vulgar ama de casa es una de sus mejores ocurrencias contra el tomarse en serio a sí mismos.
Lo más atractivo de Matrix, lo que la ha vuelto obligatoria para cinéfilos pubertos, es que ese champurrado de influencias también sea expresado en su estilo visual, un híbrido elegante de los diseños del Metal Hurlant francés, la furia hiperactiva de los thrillers hongkoneses a lo John Woo y la ciencia-ficción cyberpunk, aderezado con un look comercialero tipo Hugo Boss y Ray Ban. Engrasada con un despliegue alucinante de efectos digitales, la película se desliza sobre una dinámica que no da mucho tiempo para examinar detalles de lógica o congruencia. Es sólo en retrospectiva que uno empieza a cuestionar cosas, como la necesidad de escenificar un combate en términos físicos. Si se trata de una inteligencia artificial superior y todo transcurre en el limbo virtual por ella creada, Ƒno tendría otra forma de vencer a los rebeldes que a golpes de kung fu y balazos? ƑO es que su programa está dominado por juegos agresivos como Doom y Quake?
Esas y otras dudas -Ƒqué pasará con la humanidad, una vez liberada?- quizá se despejen en la secuela, algo inevitable dado el éxito comercial de Matrix (concebida, además, para formar una trilogía). Habla bien de los Wachowski que esa segunda parte no se sienta como amenaza.
MATRIX (The Matrix)
D y G: Larry y Andy Wachowski/ F. en C: Joe Pope/ M: Don Davis/ Eed: Zach Staenberg/ I: Keanu Reeves, Laurence Fishburne, Carrie-Ann Moss, Hugo Weaving, Joe Pantoliano/ P: Joel Silver. EU, 1999.
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