LA NOCHE MÁGICA DE SAN JUAN

Mariana Norandi n En la noche de San Juan (Bautista), 23 de junio, se produce un cambio cósmico, el solsticio de verano, que es cuando el sol se encuentra en su punto más alto respecto a la tierra, y en el que tiene lugar la noche más corta del año. En España, sobre todo en la zona norte y mediterránea, se celebra una noche mágica, una noche de mitos, ritos, misterios y leyendas, a la que se atribuye un carácter profético, capaz de vaticinar el destino del año. Actualmente, se celebra alrededor de una fogata o fuego -primer elemento energético de la ceremonia-, que ilumina plazas y calles de los distintos pueblos o ciudades. En la hoguera arden todos aquellos muebles viejos y objetos que ya no se quiere, con el fin de limpiar y renovar la casa. Cuando las llamas alcanzan su mayor esplendor, se bailan, en torno al fuego, danzas tradicionales. Una vez que el fuego empieza a declinar, se salta sobre la hoguera con el objetivo de purificarse, ya que existe la creencia de que saltando sobre el fuego uno se inmuniza y ahuyenta las enfermedades.

También esa noche se recoge agua extraída de una fuente natural y se deja al sereno para que durante la noche adquiera dotes curativas para el resto del año. Al amanecer, cuando finaliza la noche, se acostumbra tomar un baño en un río, mar o lago; la cuestión es entrar en contacto con el otro elemento energético y purificador: el agua, y hay quienes después de estas

danzas y baños, hacen el amor, ya que creen que esta noche es mágica para esa entrega.

Esta celebración ancestral tuvo su receso en la Edad Media, ya que, por su carácter mágico o sobrenatural, la Iglesia católica vio en en sus ceremonias una competencia herética, por lo que las persiguió y condenó duramente, acusándolas de rituales paganos y de brujería.

En realidad, éstas eran fiestas y creencias populares que tenían una relación mucho más cercana con lo natural de la que tenía la Iglesia. La noche se funde con los elementos energéticos -fuego y agua- y con la naturaleza a través de las plantas y los árboles. La fiesta de San Juan se denomina también "verbena de San Juan", como derivación alusiva a la planta verbena (verbena officinalis) que, entre otras, es recolectada esa víspera, pues se cree que en esa noche las plantas alcanzan todo el prestigio de sus virtudes sobrenaturales y son mucho más curativas.

Liberada la sociedad española del yugo inquisitorial, se retoman paulativamente estos ritos y, aunque transformados, siguen haciendo de la noche de San Juan una noche mágica y misteriosa.

Un grupo de españoles que vive en un pueblito de Hidalgo llamado Huasca ha tenido este año la inquietud de celebrar esa noche tal y como se celebra en su tierra, coincidiendo con la fiesta anual del lugar. La iniciativa tiene un carácter de perpetuidad e implantación en la zona, como fusión de creencias ancestrales hispano-mexicanas y abierto a todo aquel que quiera disfrutar una noche mágica.