* La pareja de escritores preparó el libro en dos tomos Palabra de juguete
El niño que todos conservamos debe escribir la literatura infantil, sugieren Donnet y Murray
* Es necesario ofrecer a los menores lecturas lúdicas y un proyecto cultural creativo, proponen
Angélica Abelleyra * Ella conserva de la niñez el gusto por escuchar cuentos y relatar historias; pero eso sí, detesta los cuentos de los políticos. El intenta mantener esa gratitud por la vida de los niños sanos que amanecen con ganas de jugar o hacer una travesura. "Afortunadamente el mal, aunque existe, afecta sólo a una porción de la humanidad, y hay gente con buena casta que sigue teniendo ese espíritu de que la vida sirve", coinciden.
Ella es Beatriz Donnet y él Guillermo Murray Prisant, adultos que aún conservan algo de niños y adolescentes; ese universo tan amorfo, disímbolo, lucrativo, difícil y moldeable, tanto como impenetrable, al que se han acercado por medio de Palabra de juguete (editorial Lectorum), título del libro publicado en dos tomos que escribieron al alimón como una revisión histórica y también una antología de literatura infantil y juvenil en México.
Presente en librerías, la edición hace un recuento del género. El primer tomo define el universo de la literatura dedicada a ese público, a fin de ubicar en el contexto mundial la producción en el país. Refiere a las épocas prehispánica y colonial, lo mismo que la del siglo XIX, el fin del romanticismo y el advenimiento de la Revolución.
El segundo tomo abarca biografías y bibliografía de los autores que han asegurado "escribo para niños y jóvenes". El volumen comprende desde la etapa revolucionaria, pasando por el periodo de Vasconcelos, hasta el papel que han jugado la prensa, la radio y la televisión en el fomento de esa literatura, así como la incursión de autores como José Emilio Pacheco, Octavio Paz, Jorge Ibargüengoitia y Agustín Yáñez, para concluir en tiempos más cercanos con el trabajo de Juan Villoro, Margarita Robleda, Gabriela Rábago Palafox, Liliana Santirso y Francisco Hinojosa, por citar algunos escritores.
No están ausentes las reflexiones en torno a las ferias del libro infantil y juvenil, que han sido fundamentales en el impulso del género, y a la participación de organismos como IBBY-México (siglas en inglés de la Asociación Internacional para el Fomento del Libro Infantil y Juvenil).
El germen de esta amplia investigación data de 20 años. Con el paso del tiempo y gracias a los avances de la obra, contó con el apoyo de una beca del Fonca (1996-1997) que obtuvo Guillermo Murray, titiritero y autor de más de 35 libros, entre los que se cuentan Las siete maravillas (1998) y Abecé del perro que habla (1999).
Beatriz Donnet, educadora y periodista, colabora con Radio Educación y antes lo hizo con La Jornada durante algunos años. Se ha desempeñado como ensayista y antologadora de los títulos Cuentos clásicos de hadas (1996) y Cuentos de sirenas para niños (en prensa).
Pareja en el ámbito sentimental, los escritores también forman una pareja en la investigación y la escritura del tema que motiva esta conversación. Ambos coinciden en que Palabra de juguete es colocar "una primera piedra" de lo que aún se puede hacer en ese universo editorial al que se dedican y servir de referencia para educadoras y maestros.
"Es dar un poco de orden a la información y presentarla con un enfoque académico, más basado en la historia y menos en los antojos", define Murray Prisant, al asumir sin embargo ciertas "limitaciones" en el libro, pues no incluyó en su antología autores como José Agustín y su De perfil, del cual Murray todavía tiene la duda "si considerarla o no novela para adolescentes. Hay elecciones que asumimos, porque no podemos poner a todos... No terminaríamos nunca si incluimos a todos y cada uno de quienes han escrito esporádicamente o por moda" para este público, dice.
Los libros de texto, castrantes
Un aspecto que Beatriz Donnet subraya es el papel castrante del libro de texto gratuito frente al placer de leer de los infantes. "Ha sido una vacuna contra la lectura", asegura la ensayista. "Cuando se le observa como una lectura obligatoria, los hijos salen corriendo. Para que lean con placer es primordial acercarlos a lo que les gusta, y que los padres y los maestros tengan un cambio de actitud hacia la lectura, que nos vean leyendo... Es algo complejo donde se involucran las editoriales, el sistema educativo y la familia.
''Siempre he dicho que mientras el libro no esté en la canasta básica, al lado del arroz y de los frijoles, está difícil que salgamos adelante. Además, decimos que es caro leer, pero no es así: hay libros de 20 pesos, que además se pueden rolar, hay bibliotecas, y por eso debemos batallar desde varios frentes para hacernos un lavado de cerebro colectivo y convencernos de que el libro no es caro, no es doloroso, es accesible y placentero".
Amplía Murray sobre el asunto: "Desde Lázaro Cárdenas para acá se ha insistido en la idea paternalista de la gratuidad de la cultura. Y cuando se confunde el término de gratuidad con el de gratitud todo se echa a perder", indica el escritor, quien sin embargo asume que los libros de texto "han tenido un cambio positivo, porque ya no son las aberraciones de antaño del sapito glo-glo-glo".
Lo que se requiere, indica, es "ofrecer a los niños una literatura lúdica, un proyecto cultural coherente y creativo, šclaro que se va a leer!". De esta manera, los dos entrevistados piden desterrar esas "justificaciones que son más bien fantasmas; eso de que 'en México no se lee y no se compran libros'. Mientras, recalcan que lo necesario en México es que los autores escriban cada vez mejor, que los narradores profesionalicen su labor para generar "historias que causen placer, que desaten una conmoción interior que nos lleve a encontrar un nuevo sentido a la existencia: eso que llamamos belleza".
En relación con el papel que en el rubro han tenido el Estado, por un lado, y las editoriales privadas por otro, indica Donnet que sin duda las instituciones de gobierno "se han puesto las pilas ante la competencia, pero no ha sido suficiente porque podrían hacer campañas similares como la de las drogas o el sida. Si el gobierno no impulsa más esto, las editoriales privadas le van a comer el mandado", porque han visto un buen mercado en los lectores infantil y juvenil, calculados en cerca de 29 millones en México.
Para cerrar la charla, Murray Prisant establece diferencias: "Una cosa es escribir para niños y otra es escribir desde la perspectiva del niño. A veces escribes para ellos, pero sin una disposición desde el niño que eres, con sus intereses particulares e, incluso como adulto, con las reglas que se requieren de espacio, tiempo, forma de trabajar la temática, vocabulario y estructura. Entonces no existe ese click y seguramente harás un trabajo cuyo mercado no va a responder. Pero escribir desde, es decir, conectado con esos temas, vocabulario e intereses de los chavos, puede funcionar más".