n Ante miles de personas exigió la devolución de instalaciones universitarias


Firme rechazo de Barnés a las

demandas de los alumnos paristas

n Condenó la intolerancia y la violencia, pero no hizo ninguna concesión para concretar el diálogo

Karina Avilés n En un acto realizado en la Plaza de Santo Domingo que concentró a miles de personas de traje y corbata, edad mayor y en su minoría, jóvenes estudiantes, el rector Francisco Barnés de Castro dijo no a todo: "No vamos a aceptar la realización de un congreso que suplante al Consejo Universitario"; "no podemos aceptar ese pretendido diálogo" en donde no hay discusión racional; no se regresará al pase automático y a la permanencia indefinida. "En este punto (como en el del congreso) no daremos un paso atrás".

No obstante, en el mitin, Barnés de Castro se dijo convencido de que "el enfrentamiento empecinado de posiciones no es la vía para transformar a la institución, y menos aún el medio para cambiar a México". Y afirmó que la transformación de la universidad "se alcanzará a partir del respeto y la razón y nunca mediante la violencia, la intolerancia y la imposición".

En ese sentido, expresó que "sólo a través del diálogo y el uso de la razón podremos superar nuestras diferencias" y aseguró que la concentración en la Plaza de Santo Domingo tuvo el fin de "demandar la devolución de nuestras instalaciones, de las que hemos sido despojados por quienes dicen pugnar por la educación pública, contribuyendo con sus actos y su posición intransigente a debilitar a la más importante institución educativa del país".

Luego se salió del discurso ya preparado para enfatizar: "Para recuperar el alma, la esencia de la universidad, requerimos regresar a la normalidad, requerimos que se devuelvan las instalaciones y volver todos juntos, paristas y no paristas a la vida cotidiana, a luchar por el futuro de México, a transformar la universidad, a transformar la sociedad juntos, unidos, no separados, no peleados".

Y reiteró su "compromiso" de encabezar un proceso que "conduzca a un cambio genuino que permita superar problemas y construir una mejor universidad que conjugue la alta calidad académica con un claro compromiso social" y de esa manera crear espacios de reflexión para que participe la comunidad universitaria en el diseño y aplicación de los cambios que requiere la máxima casa de estudios.

También subrayó que "nos estamos acercando a un punto sin retorno, en el que los alumnos que no han podido o no han querido continuar sus actividades académicas fuera de nuestras instalaciones, perderán la oportunidad de salvar su ciclo de estudios. No podemos permitir que esto ocurra".

La concentración fue causa de especulación por parte de los representantes de los medios de comunicación. Según el medio, era el número de asistentes. Unos hablaban de 10 mil, otros de 15 mil, unos más de 25 mil, pero para el director general de Información de la UNAM eran 40 mil. Sin embargo, en un comunicado de prensa estableció que eran "cerca de 30 mil".

Así, entre aquella multitud de "gente bonita" como dijo un vecino del Centro Histórico, el rector expresó que "algunos de aquéllos que tienen en su poder las instalaciones universitarias entienden por diálogo no la discusión racional para llegar a acuerdos, sino la aceptación incondicional de sus demandas; entienden por respeto, el que la universidad y la sociedad acepten sin protesta que se atropellen impunemente sus derechos.

"No podemos aceptar ese pretendido diálogo, ni la tolerancia puede ser indiferencia ante la violación de los derechos de cientos de miles de universitarios y ante la destrucción de nuestra casa de estudios. Dialogaremos si todos admitimos que se trata de exponer razones, de llegar a acuerdos, no de intimidar a nadie mediante la fuerza y la agresión. Respetamos los actos de los demás, pero exigimos también que respeten nuestros derechos", puntualizó.

Los asistentes, que comenzaron a hacer su arribo pasadas las nueve de la mañana, oyeron también en voz del rector que las acciones encabezadas por los paristas como impedir que "millares de alumnos concluyan el ciclo escolar" y entorpecer el proceso de selección de los estudiantes que pretenden ingresar a la UNAM, no son "la forma de defender a la educación pública y menos son esas las bases para refundar la universidad".

En el templete, cuyo telón de fondo era la iglesia de la plaza, Barnés de Castro reiteró que "la universidad no puede rebasar los límites que la sociedad mexicana le ha fijado, ni el rector contravenir la legislación universitaria".

Enseguida, lanzó su postura y afirmó que no dará ni un "paso atrás" en su decisión de no aceptar la realización de un Congreso Universitario, como tampoco aceptará que se regrese al pase automático y a la permanencia indefinida en la UNAM.

Al señalar que ya no "hay pretexto" ni "razones" para que el paro continúe, dijo que la "prolongación del conflicto no sirve a los intereses de nuestra casa de estudios".

Exhortó a "quienes tienen a las instalaciones universitarias en su poder, a sumarse al esfuerzo colectivo para construir la nueva universidad que debemos legar a las futuras generaciones, no a destruir la extraordinaria institución con que contamos. La universidad del futuro no requiere aniquilar la del presente".

Antes del rector, cinco oradores tomaron la palabra bajo una misma exigencia: el regreso de las instalaciones. En su turno, Sergio García Ramírez, miembro de la Junta de Gobierno, afirmó que se pueden negociar muchas cosas, "pero no podemos negociar la universidad. Por eso no es posible hacer más concesiones. Hemos llegado hasta donde podíamos llegar".

Y enfatizó que "el precio para la terminación del conflicto no debe ser la propia universidad...la nación no nos perdonaría ni nosotros nos perdonaríamos el abandono de nuestra misión en aras de algún remedio expedito que trajera consigo la ruina de la UNAM".

Por su parte, Carlos Larralde, del Instituto de Investigaciones Biomédicas, llamó a todos, paristas y no paristas, viejos y jóvenes, profesores y estudiantes, trabajadores y funcionarios a empezar "de nuevo las labores del conocimiento" para que luego, "lueguito", los universitarios se den a las tareas de perfeccionar a la UNAM en "su estructura y gobierno" en los espacios ya existentes o en otros "nuevos" que se diseñen para tal fin.

Al tomar la palabra, Juliana González, integrante de la Junta de Gobierno, expresó que "sería irresponsable dejar que el deterioro prosiguiera. La paciencia, la prudencia, la buena fe, la apelación al diálogo y a la concordia, todas éstas son, para los universitarios, virtudes inquebrantables. Pero también son imperativos éticos indeclinables la determinación y la energía para defender a nuestra universidad". El estudiante Mauricio Reina y el presidente de la sociedad de ex alumnos de la Facultad de Ingeniería, Gotzon A. de Anuzita, realizaron también un llamado para que se devuelvan las instalaciones.

Los no invitados

 

Casi al inicio del acto, un grupo de paristas llegó hasta la plaza para exigir el cumplimiento de los seis puntos del pliego petitorio, sin embargo, no causaron demasiado ruido porque fueron retirados. No obstante, alrededor de la una de la tarde --cuando ya se había terminado la concentración-- llegó un nutrido grupo de estudiantes en paro hasta ese lugar.

Allí, señalaron que el motivo de su presencia era constatar que los que asistieron a la plaza eran "muy pocos alumnos", la mayoría "acarreados" y también había "personal de confianza".

En el lugar, ocurrieron conatos de violencia, porque los que están en contra del paro arengaban a los huelguistas para continuar con la discusión. Hubo también momentos de enredo, ya que uno de los estudiantes en paro fue confundido con Alejandro Echevarría, El Mosh, por traer el cabello rasta. Dicho estudiante no se libró de que le gritaran: "šYa báñate!". (Susana González).