* Todo se puede restaurar, afirma Eduardo Merlo
El sismo y la burocracia, causantes de los daños a la alcaldía de Puebla
* Inacción de habitantes para preservar sus monumentos, lamenta Azar
Angélica Abelleyra, enviada/ II y última, Puebla, Pue. * Frente al corazón del Centro Histórico (CH) de Puebla, en medio de árboles y jóvenes estudiantes que leen atentos la placa metálica de la UNESCO que declara a esta ciudad ''Patrimonio Cultural de la Humanidad", entre una lista aproximada de 17 sitios y bienes históricos y naturales mexicanos también así considerados, permanece el acordonamiento que impide a los poblanos y los turistas acceder a los portales que ofrecen la cara del palacio municipal, uno de los inmuebles afectados por el sismo de hace una semana, entre museos, archivos y bibliotecas.
Símbolo de ''la poblanidad", el edificio de la alcaldía presentó derrumbes en sus patios, corredores, anexos y segundo nivel, es decir las áreas ''menos viejas", que son de principios de este siglo, mientras la antigua estructura de 1714 se conservó casi intacta. Para el arqueólogo y especialista en arte colonial, Eduardo Merlo Juárez, este edificio construido en el siglo XVIII por el alcalde mayor Juan José de Veytia ha sufrido ''las agresiones típicas de la burocracia" que van restándole estabilidad a los inmuebles con el paso del tiempo:
''Se le cerraron arcos, se hicieron nuevas paredes hasta que en 1896 el cabildo paró las obras y se solicitó la construcción de un nuevo palacio. Un año después iniciaron las tareas y se concluyó en 1906, con un estilo inglés isabelino que lo ubicó como el primer edificio con estructuras de hierro en la ciudad".
A decir del entrevistado, este armazón ''podría haber provocado daños al edificio porque recargó viguetas de acero sobre la vieja estructura."
Aun con lo aparatoso del derrumbe en esta sede del municipio, ''todo se puede restaurar", asegura Merlo durante un recorrido por algunas calles del CH, cerradas a la circulación vehicular y donde, por iniciativa propia, el técnico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha tenido que detener algunas demoliciones en casas habitación.
El cambio de uso en los inmuebles históricos siempre es un factor que degrada a los edificios poco a poco, sin que sus efectos se adviertan sino hasta con un sismo, por ejemplo. Habla Manuel de Santiago, administrador del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder), dependiente de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP). ''El CH de Puebla vive algo similar al de la ciudad de México. El uso habitacional se ha perdido. Se alteró desde principios de siglo, cuando las viviendas unifamiliares se convirtieron en vecindades. Esto, junto con las rentas congeladas, hizo que no tuvieran mantenimiento las casas y que se mutilaran edificios, se quitaran muros y se agregaran otros para adecuarse a las necesidades del momento".
Pero esto, añade De Santiago, no es una historia tan añeja como pareciera sino que pervive y se acrecienta en la actualidad, con ''los deseos de modernidad. Hace doce años se puso de moda utilizar viejas casonas como museos, galerías, bancos, edificios de gobierno... y desalojaron a las personas que los utilizaban como vivienda. Esto no es del todo adecuado porque los CH se convierten en cementerios; por las noches quedan sólo los veladores y la desolación de los espacios hace que aumenten las posibilidades del desastre, como incendios que a todos pasan inadvertidos. Lo que nos puede enseñar este sismo a los poblanos son dos cosas: realizar tareas tan simples como la limpieza de los edificios y mantener libres azoteas coloniales; tratar de conciliar las funciones modernas de los CH con las originales, es decir combinar el uso habitacional con el comercial y el laboral con el cultural y el turístico".
Convocar a la iniciativa privada
En Atlixco, su lugar, el dramaturgo Héctor Azar hace un recuento de los daños: ''Sí, es la fuerza de la naturaleza, pero lo que ahora vivimos es producto de la inacción de los habitantes ante la preservación de sus monumentos. Estos no se encuentran en su interés inmediato. Hay excepciones gloriosas como Zacatecas, Guanajuato o algunos barrios de Guadalajara. Pero en Puebla el esfuerzo se ha concentrado en la capital y por eso nos duele tanto lo sucedido en los municipios, donde cuesta trabajo a la autoridad civil y cultural crear conciencia de que esos monumentos deben ser conservados en su dignidad y grandeza. Ahora, ningún presupuesto alcanzaría para recuperar lo dañado, así que diré un lugar común: se requiere concientizar a las personas y hacer intervenir a lo que ahora se le nombra tan pomposamente iniciativa privada. Es quien creo está llamada a interesarse en esos problemas y con ello ejemplarizar hacia la mayoría que no tiene recursos".
Ex secretario de Cultura de Puebla, el animador del CADAC Atlixco habla de lo aquí sucedido y enlista: La Parroquia, ''templo cordial de la comunidad", tuvo desprendimiento de argamasa, algunas fisuras profundas en el sagrario y la caída de un cupulín. Asimismo, el Templo de la Merced ųrecién restauradoų tuvo desprendimientos de sus ornamentaciones de la misma manera que el templo de la Tercera Orden, joya del siglo XVII, sufrió pérdidas en piezas decorativas.
El escritor destaca ''el estoicismo" del convento carmelita de Atlixco, que permaneció tal cual: ''Aun estando en las peores condiciones y correr el riesgo de venirse abajo, el templo resistió la furia de la naturaleza. No sé qué esperan para atenderlo antes de que se caiga definitivamente", remata al comentar que hace seis años se constituyó un patronato para reunir fondos que le otorguen dignidad al inmueble, pero ''no ha funcionado hasta la fecha por discusiones baladíes y reclamaciones interpartidistas que no conducen a nada".
Continuando con el recuento de daños, en Santa María Tonantzintla su templo sufrió fisuras en la bóveda y cayeron yeserías, esas imágenes que en el mundo le han dado a este sitio un lugar preponderante como ejemplo del barroco popular. En una primera revisión, según Merlo, ''no pasó a mayores" la afectación en este ejemplo de la participación de indígenas, mestizos y criollos en la confección del santuario del siglo XVIII que en náhuatl significa ''en el lugar de nuestra madrecita". Otro sitio de relevancia nacional e internacional, la célebre catedral de Puebla en el CH de la capital, está ''prácticamente intacta" ųsubraya Merlo Juárezų ''salvo el remate de la cúpula, que sí tuvo una pérdida de la imagen de la Inmaculada Concepción en tecali (alabastro calizo), un pináculo que se cayó y varios vidrios rotos", enlista al concluir que un espacio asimismo dañado en la ciudad de Puebla fue el Museo Universitario o Casa de los Muñecos, del siglo XVIII, con tableros de azulejo de talavera y que fue casa del mayorazgo de Ovando, con grietas, desplome de techos en el tercer nivel, separación de pisos de su anclaje en los muros y la ''torcedura" de fachada barroca.
En espera de acciones puntuales, los días con movimiento de tierra y con lluvias han permeado las bóvedas a cielo abierto de San Andrés Cholula o las cúpulas agrietadas en el templo de La Compañía y en la iglesia de San Jerónimo, entre decenas de santuarios, museos y palacios dañados.