Masiosare, domingo 20 de junio de 1999


Nueva elección en el PRD


Las encuestas al poder


Arturo Cano


En la hora de la unidad, les tembló a los perredistas. La tarde del martes, cuando un movimiento telúrico sacudió al país, los cuatro candidatos que obtuvieron las más altas votaciones en la fallida elección del 14 de marzo estaban reunidos en el restaurante Tampico, en la calle de Balderas, tratando de destrabar la negociación de una planilla única. Rosalbina Garavito, Amalia García, Jesús Ortega y Mario Saucedo se agarraron de la mesa donde se mantenían las ``resistencias a la unidad'' y se insistía en que era mejor ``ir cada uno por su lado''. Ni siquiera el susto logró desatorar la negociación. Faltaban unas horas para el vencimiento del plazo de registro y la planilla ``unitaria'' no salía

Viva la encuesta, aunque la elección palidezca. Sus adversarios de dentro y fuera dicen, y dirán más en las próximas semanas, que la decisión de los principales aspirantes a la presidencia nacional del PRD de definir mediante una encuesta quién encabezará la planilla ``unitaria'' prueba que ese partido sigue dominado por los acuerdos entre grupos y que los perredistas tienen miedo de un nuevo escándalo en su próxima elección.

Jesús Ortega, quizá el principal damnificado del método elegido, dice que no: ``La encuesta es sólo es una herramienta y no sustituye al estatuto, pero lo fundamental fue el acuerdo político''.

Un acuerdo logrado, literalmente, al 5 para las 12.

Premios y castigos

Martes 15, oficinas del Servicio Electoral perredista, al 5 para las 12. Las risas nerviosas, los rostros hastiados, los gruñidos aquí y allá, le restan fuerza al grito de Carlos Navarrete, coordinador de la campaña de Jesús Ortega: ``¡Con todos y a tiempo!''

Unos minutos antes de que venza el plazo, con una lista y documentos reunidos sobre las rodillas, los avales necesarios conseguidos a última hora (Ortega tenía 10 de comités estatales y García ninguno), se registra al fin la planilla ``unitaria'': Amalia García, Jesús Ortega, Mario Saucedo y buena parte de quienes apoyaron a Rosalbina Garavito van en una sola lista.

Ahí se enteran de que la suya es la número 10, es decir, que pese a haber reunido en una a cuatro planillas, en la elección del 25 de julio habrá más oferta que en la anterior, aquella tragedia del 14 de marzo, cuando contendieron nueve fórmulas.

Aunque saben que al menos siete son planillas de relleno, y que hasta una mecanógrafa del partido se registró, los perredistas no pierden el ánimo y es así como el diputado Miguel Alonso Raya se da tiempo para proponer un lema: ``Dale un 10 a la unidad''.

Algunas cámaras de televisión y otras tantas grabadoras se encienden en la medianoche perredista: en sus declaraciones, Ortega, García y Saucedo destacan la importancia del esfuerzo y explican cómo resolverán quién irá a la cabeza en la planilla.

Pero detrás de los reflectores hay quejas, gruñidos por lo bajo, sobre todo dirigidos a Amalia García y su planilla que, en el último trecho del jaloneo, a las 10 de la noche, se negaban a ceder posiciones: ``No se puede premiar a las planillas que no se mantuvieron unidas'', argumentaba la senadora zacatecana.

Cierto: Convergencia -cuya candidata fue Rosalbina Garavito- prácticamente se deshizo y la planilla de Ortega se desfondó con la salida de los porfiristas y otras fuerzas.

Amalia García y su planilla rechazaron de entrada la propuesta unitaria que se comenzó a armar hace algunas semanas. Y, pese a ello, ganaron casi todas en la negociación final.

La zacatecana y su equipo rechazaron un colegio electoral -consejeros y diputados como votantes- para definir al candidato a la presidencia. Propusieron la encuesta y se las aceptaron. Suya es también la fórmula para repartir los lugares en la lista de consejeros: 35% para su planilla, 35% para Ortega, 15% para Saucedo y la misma cifra para Convergencia.

A la hora del reparto, siguiendo una práctica que en el PRD es ya toda una tradición, la rebatinga fue feroz. Los estrategas de la planilla ``unitaria'' consideran que ganarán la elección del mes venidero con una cifra de entre 80 y 85 por ciento de los votos, lo que significa que tendrán 100 lugares en el Consejo Nacional (de los 128 en juego). Esto quiere decir que hay una ``franja de riesgo'' alrededor del lugar 100. De ahí el jaloneo que se prolongó hasta el límite. Precavidos, los negociadores de cada corriente traían sus propias planillas bajo el brazo, por si en el último minuto no se lograba el acuerdo.

¿Cómo fue la batalla? ``Fueron negociaciones ruines, llenas de mezquindad, de estrechez de miras, donde el partido es lo que menos importa'', describe un testigo.

Con todo, los días que siguieron al registro fueron de contento entre los perredistas, que aseguran haber encontrado el camino para, al fin, resolver la sucesión de Andrés Manuel López Obrador.

Ya en los primeros minutos del miércoles, en sus primeras declaraciones tras el registro, los dirigentes perredistas se felicitaban por el esfuerzo de unidad y por colocar a su partido, ahora sí, en la ruta del 2000.

Pero detrás de los reflectores seguían los gruñidos:

-En el momento más duro de la negociación, atorados y a punto de tronar la unidad, vemos que Amalia aparece en el programa Blanco y Negro. ¡No se vale! -dice un dirigente en voz no tan baja.

-¡Y hace unos días estuvo en Tv Azteca, como si nada hubiera pasado, como si no nos acabaran de linchar por lo de Paco Stanley!

La mejor imagen

¿Hay alguna posibilidad de que Amalia García no gane la encuesta? La respuesta del senador Mario Saucedo es una sonrisa que se deshace en la aceptación de que la zacatecana ``es la que tiene mejor imagen'' de entre los tres aspirantes a encabezar la planilla 10.

``No creo que el resultado de la encuesta esté definido aunque, claro, hay riesgos y acepté asumirlos, por el bien superior del partido'', dice, por su lado, Jesús Ortega.

De no aceptar la encuesta, sigue Ortega, se hubiera colocado en la misma posición de Amalia García, quien rechazó el método de colegio electoral con la idea de que ahí perdería irremediablemente.

La aceptación de la encuesta se dio tras complicadas y larguísimas negociaciones en las que intervinieron incluso funcionarios del Gobierno del Distrito Federal.

``Fueron reuniones informales -dice Ortega-. En la candidatura de unidad no tuvo nada que ver Cuauhtémoc Cárdenas; fue resultado, sobre todo, de la reflexión política de la planilla 8 y otros compañeros''.

Aprobado el método, los equipos de los candidatos se dieron a la tarea de contratar a la empresa que realizaría la encuesta: recibieron tres propuestas y las analizaron con criterios de confiabilidad y costo. Las tres encuestadoras consideradas fueron Indemerc Louis Harris (que presentó un presupuesto de un millón 700 mil pesos), Alduncin y Asociados (500 mil pesos) y la Fundación Arturo Rosenblueth (300 mil).

Ortega hubiera preferido la primera y García la última. Finalmente, optaron por Alduncin, pues estuvieron de acuerdo en que ofrecía más certidumbre y una muestra mayor (entre 6 mil y 8 mil simpatizantes o militantes perredistas en todo el país), y un precio adecuado. El medio millón de pesos será pagado proporcionalmente por las cuatro corrientes que pactaron la planilla unitaria.

La empresa encuestadora tendrá los resultados el próximo miércoles, aunque, al parecer, se darán a conocer hasta el viernes 25, justo un mes antes de la elección.

En una charla informal, la senadora García dice que durante los días de aplicación de la encuesta ningún perredista podrá tener contacto con Alduncin, una condición puesta por esa empresa, y que los resultados les serán entregados a todos juntos, a la manera de un notario que lee un testamento.

En materia de encuestas, Amalia García parece ser la más experimentada. Según Jesús Ortega y otros dirigentes perredistas, en 1996, cuando la hoy senadora compitió por la presidencia nacional contra Heberto Castillo y Andrés Manuel López Obrador, también usó esa herramienta: mostraba una encuesta donde ella aparecía arriba del tabasqueño en las preferencias ciudadanas. Finalmente, la elección se resolvió con un triunfo de López Obrador con alrededor de 75% de los votos y Amalia obtuvo cerca de 15%.

Durante la campaña para la fallida elección de marzo, el equipo de la senadora repartió entre la prensa una encuesta realizada en el Congreso de Oaxtepec, en marzo de 1998, que arrojó resultados como los siguientes: ``35% de los delegados encuestados preferirían a Amalia García como su próxima presidenta nacional, mientras que 12% desearían que fuera Jesús Ortega, 5% Mario Saucedo y 4% Pablo Gómez''.

El estudio fue encargada al Centro Mexiquense de Estudios de Opinión, que entrevistó a 200 delegados. Una de las preguntas fue: ``¿Qué calificación le daría al desempeño deÉ?'' Amalia García obtuvo 8.5, Pablo Gómez 7.7, Mario Saucedo 7.4 y Jesús Ortega 7.

En el documento que resume los resultados de la encuesta se advierte, sin embargo, que ``por la naturaleza del estudio, no es posible determinar el nivel de confianza estadística ni la variación muestral''.

Un pastel mosqueado

¿Por qué decidió no sumarse a la planilla ``unitaria''?

El senador guerrerense Félix Salgado es claridoso: ``Porque querían que le entrara al reparto del pastel mosqueado del 14 de marzo, y a eso no le entro porque es inmoral''.

Salgado Macedonio sabe que su tono rijoso fortalece su presencia entre algunos sectores del PRD. A eso apostó en Guerrero, para ganar la candidatura a gobernador. Y la ganó con todo y encuestas.

Sus adversarios Ortega y García juran que no van a dar la discusión en los términos que la plantea el guerrerense, quien participó en las negociaciones de la planilla unitaria y finalmente decidió ir por su cuenta, con el apoyo de los ex miembros de Convergencia Héctor Sánchez y René Bejarano.

Ya entrado en gastos, Salgado quiere revivir la polémica sobre el artículo 19, fracción III, que en sentido estricto hubiera impedido a García y Ortega contender por la presidencia del partido.

La resolución de la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia, que facultó a todos los aspirantes a contender, le parece a Salgado ``facciosa'': ``Ellos (Ortega y García) están en el partido desde que nació, ya es hora que den paso a la sangre nueva''.

En la guerra contra la planilla unitaria, los extremos perredistas se tocan. Si Salgado Macedonio usa el argumento, algunos integrantes de la planilla encabezada por la maestra Ifigenia Martínez -apoyada por Porfirio Muñoz Ledo- dirigen sus baterías contra ``la planilla del caudillo''.

Mario Saucedo pide recordar que ``algunos de los señalados'' como responsables de irregularidades están en las planillas de Salgado e Ifigenia Martínez: ``Ahí hay leche Betty, está Raúl Padilla, y Héctor Sánchez, que no es un paradigma de la democracia''.

Jesús Ortega prevé que las denuncias de ``fraude'' y otras irregularidades pueden poner en riesgo la credibilidad del próximo proceso: ``No sería ingenuidad si, sabiendo que se van a utilizar contra el PRD, algunos compañeros pretendieran sacar ventaja con ese tipo de argumentos''.

La lista imposible

Mientras las planillas enrutan sus campañas, siguen pendientes las sanciones a los perredistas responsables de las anomalías registradas en la elección del 14 de marzo.

Esta semana se supo que la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia (CNGV) tenía ya una lista de 60 dirigentes a quienes les serían suspendidos sus derechos partidistas, en tanto se ahondan las investigaciones. La lista, trascendió, incluye a ex dirigentes y dirigentes de comités estatales, consejeros nacionales y estatales e incluso a un miembro del Comité Nacional.

Pero, al parecer, la CNGV se quedó sola en sus empeños, y además dividida, pues no se logró la unanimidad entre sus integrantes para echar adelante las sanciones ni el apoyo del comité interino que encabeza el diputado Pablo Gómez.

Es muy posible que el PRD llegue a su nueva elección sin ningún castigado entre sus filas.



El 14 de marzo
no tuvo la culpa

Jesús Ortega admite que el PRD está en crisis. Pero aporta el matiz: ``Algunos compañeros creen que las elecciones del 14 de marzo provocaron esta situación, y no fue así. Esas elecciones fueron la manifestación más aguda de una situación que veníamos arrastrando, de asuntos que no resolvimos adecuadamente''.

¿Cuáles?

Ortega ofrece una lista, sólo ``a manera de ejemplo''. En primer lugar, la contradicción entre ``nuestras identidades políticas de origen y nuestra identidad perredista, que no se ha logrado configurar plenamente''. En segundo, el dilema partido o movimiento, que debe resolverse haciendo del PRD un partido pleno, con principios, con organización y, sobre todo, ``con estrategias para llegar al poder público''. Y en tercero, el reto de saber ser gobierno y abandonar la actuación ``reactiva'' propia de la oposición.

``El partido no es un fin en sí mismo, aunque pareciera que para muchos compañeros sí lo es, pues dan la batalla interna como si estuvieran peleando la conducción del Estado; esa es una perversión del partido''.

Por consideraciones como las anteriores, y por la urgencia de entrar a la justa del 2000, fue que su planilla, dice Ortega, decidió impulsar el esfuerzo de unidad: ``Queríamos zafarnos del chantaje de los grupitos y ver hacia afuera''.

Y afuera, examina Ortega, está el lanzamiento de Cuauhtémoc Cárdenas como candidato del PT y el PRT, las agresiones al gobierno de la capital y la ``incapacidad de respuesta'' del PRD ante los grandes temas de la agenda nacional. Todo pasa de largo mientras los perredistas siguen metidos en su dinámica interna, reconoce.

La crisis del PRD puede ser, finaliza, ``la oportunidad del cambio o del extravío''.

Muy pronto se verá hacia dónde se inclina la balanza.

Por lo pronto, Mario Saucedo está seguro de que la planilla de unidad permitirá, por su alta votación, que de la elección del 25 de julio resulte una dirección ``más legitimada'' y con mayor fuerza, porque no habrá requerido, necesariamente, de los votos de alguna región en particular.

En este proceso, el senador jalisciense también ve un anticipo de lo que será la batalla entre Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas por la candidatura presidencial, pues todos los integrantes de la planilla unitaria apoyan al segundo.

Aunque así fuera, de ganar la encuesta, y luego la elección, dice Amalia García en charla informal, su primera tarea sería sentarse a platicar con Cárdenas y Muñoz Ledo. ``Estoy con Cárdenas, pero como dirigente del partido sería imparcial''.



Tres preguntas tres

La pregunta básica de la encuesta que por estos días se realiza en todo el país dice:

- ¿Por quién votaría usted para presidente nacional del PRD? (sólo uno)

1. Mario Saucedo Pérez.

2. Amalia García Medina.

3. Jesús Ortega Martínez.

0. No votaría.

El orden en que los nombres serán leídos a los encuestados cambiará, de modo que los tres ocupen el primero, segundo y tercer sitios equitativamente.

Otra pregunta del cuestionario:

- ¿Cuál es su opinión de que los candidatos a la presidencia del PRD se pongan de acuerdo para integrar una planilla única? Las respuestas posibles: muy buena, buena, regular, mala, muy mala.

Otra pregunta más, que se eliminó del cuestionario, decía:

- El diputado Porfirio Muñoz Ledo no desea sumarse a la planilla única y propone otra que llamará Nueva República y cuyo candidato a la presidencia es Ifigenia Martínez; ¿por qué planilla votaría usted?