La Jornada miércoles 9 de junio de 1999

Ricardo Robles O.
La sal de la Tierra

Por gajes del oficio traía ese texto en mente, aquél que sigue a las bienaventuranzas de Marcos, el evangelista. El texto del evangelio que dice, sí, que los pobres, los que luchan por la tierra, la justicia, la paz... son bienaventurados, y que son la luz del mundo y la sal de la tierra. El texto predice también persecuciones, calumnias, insultos...

En ese contexto bíblico me llegó, poco a poco desde Chiapas, la noticia de la captura, detención luego, de Manuel Pérez Constantino y de Jesús Hernández. A Manuel tuve, y tuvimos muchos, ocasión de conocerlo y tratarlo ampliamente en los tiempos de San Andrés Sacam'chén. Iba buscando como tantos, y más que muchos, la paz en la justicia. Llegó representando a su pacifista organización Xi'nich'.

Manuel fue luz en ese mundo de los diálogos de paz. Su madura ponderación, su ecuánime juicio, sus hondas aportaciones, nos dejaron huella. Su amistad sencilla, cercana, siempre digna, nos reveló algo que él no pretendía. Nos hizo ver el valor que esa sal que ofrecen personas como él, como ellos, mucho nos vale en el mundo. Sal contra la corrupción, sal para dar sabor, para rescatar al mundo del desabrimiento. Ya se ha dicho eso de los indios chiapanecos, de su rescate de los sueños, de las esperanzas, de las utopías. Y se ha dicho verdad.

Manuel y sus gentes son de ésos, de los que sueñan y trabajan por un México digno, verdadero, incluyente. Los caminos suyos, por los que luchan justicias, son veredas de paz. Manuel es de los que no aceptaron la senda de las armas, pero que tampoco se conformaron con las rutas oficiales. Son de los que sí sueñan y luchan pero van abriendo su camino nuevo, diferente, donde no lo hay. Tesoneramente, siguen rumbos de paz.

El texto de San Marcos cobra sentido actual. Son perseguidos los que luchan por la paz. Ahí están los generosos mártires de Acteal, ahí siguen Las Abejas sobrevivientes cuyo único delito es abrir brecha nueva en la selva, la brecha de la paz como camino suyo. Ahora están también Manuel y sus "compas" del Xi'nich verdadero. Y por eso sufren persecución, calumnias, insultos y prisiones.

Parece absurdo, estamos en verdad ante la insensatez. ƑPor qué se ensaña el poder contra los pacifistas? ƑPor qué incita a sus secuaces hasta los límites del linchamiento? ƑPor qué le desesperan estas gentes dignas? Parecen ser sus enemigos más frontales y parece que aquí, en esto, los dueños del poder tienen razón. Preferirían --caciques y autoridades-- que sus retadores fueran violentos, que se dejaran provocar, para tener pretexto y reprimirlos. Los verdaderos enemigos de este mundo en corrupción son los de la luz, los de la sal. Son los que se alumbran, con luz tan ancestral como actual, las sendas nuevas que abren y nos ofrecen. Son los que con sabiduría y cordura persisten en darle su saber a nuestro mundo insípido. Son los que imaginan y luchan diferencias, novedades, arcoiris.

La patente injusticia que se perpetra ahora contra Manuel y sus gentes es contra todos. Muchos son los desconocidos presos por ser sal y luz para la paz del mundo. Manuel nos da ocasión de recordarlos, y de protestar y deplorarlo al menos. Bienaventurados los limpios de corazón.